Éste podría ser un resumen de lo acontecido el fin de semana pasado en el que urnas y recuentos han sido motivo de ilusión para unos y de frustración para otros. Nada nuevo bajo el sol. Para analizar el conjunto de los resultados hagamos una pormenorización de los hechos.
El PP no ha perdido los comicios en España. Obsérvese que no los ha ganado, sencillamente no los ha perdido. Los resultados obtenidos no han sido para tirar cohetes, como bien saben en la calle Génova, pero la situación era tan desesperada en este partido que cualquier signo positivo se había de sobredimensionar. Es el momento del asalto, han pensado los líderes populares: ahora o nunca. Porque la hoja de expediente de Rajoy como ganador de elecciones estaba por estrenar; porque los escándalos de corrupción dentro del partido abultan cada día más; porque el liderazgo de Mariano siempre ha estado en entredicho y por muchas cosas más, al PP se le ha aparecido la virgen con la crisis. Que me disculpe la directora de La tarde con Cristina de la emisora de los obispos por la blasfemia (ella es muy combativa en este aspecto), pero ha sido así.
La derecha española llevaba años agazapada esperando un momento de debilidad. Un momento como el presente en el que el paro sube y sube como la espuma y es irrefrenable la tendencia. Un contexto de desilusión en el que muchas familias se encuentran con platos únicos en la mesa o menú de comedor de caridad.
Que no se confundan en este partido por el bien de todo el país. No ha existido el voto de castigo masivo contra Zapatero y más bien se ha tratado de un toque de atención justificado por el desgaste de la crisis. Hoy ha dicho Fraga (ese hombre-holograma que anda por ahí suelto como recién salido de un bestiario medieval) que plantear una moción de censura sería un suicidio para Rajoy y los suyos. Yo me pregunto... ¿quiénes son los suyos?, ¿qué Partido Popular no ha perdido las elecciones, el de Rajoy y Cospedal o el de Aznar y Mayor Oreja?
Un par de flecos más por cortar. Lo acontecido en Valencia y Madrid, donde proliferan a sus anchas los presuntos delitos de corrupción, se llama corporativismo, cierre de filas. La derecha siempre se moviliza ante una llamada de auxilio. Suena el cuerno y empieza la danza de incondicionales acudiendo en peregrinación a votar. Mucho tiene que aprender de ella la izquierda española que no tuvo compasión con González y lo mandó a su casa a criar bonsáis cuando le salpicó el escándalo. Recuerden que la fórmula de votar tras ir a misa es la ideal. Es el plan perfecto para un domingo electoral: primero te envenenan con un tripi y después alucinas en colores.
La derecha ha ganado las elecciones en Europa. Sin fisuras ni posibles interpretaciones. Ni las políticas de Sarkozy, ni las de Merkel, ni las del polaco Donald Tusk, ni mucho menos las de Berlusconi son de mi agrado. La población europea ha hablado en las urnas pero eso es mucho decir. Algunos pensamos que ha balbuceado o enmudecido ante el panorama desolador de un viejo continente en creación que aún ve cercanos los fantasmas del hambre de otros tiempos.
Ha ganado el miedo a lo diferente, la exclusión y el racismo. Ha ganado el mensaje xenófobo que resaltaba la presencia de los inmigrantes entre nosotros como un peligro y no como una oportunidad. Y se ha premiado el escándalo y la corrupción de los que se pavonean a estas horas mostrando sus "triunfos" carentes de toda moral. Han ganado los de la moral, la única, válida y auténtica moral. Se pone en peligro así el derecho de muchos hombres y mujeres a llevar una vida digna acorde a su condición. Merman las libertades en nuestro suelo porque ahora el trabajador es más currante y el empresario más príncipe que antes. Se excluye lo diferente, lo que nos hace realmente ricos en sociedad. Los sociólogos se preguntan qué ha llevado a estos resultados en medio de una crisis con el cuño de la derecha. Algunos pensadores ya han dado con la otra piedra angular que faltaba. Las aturdidas sociedades posmodernas que poco saben de nada, tienen la firme convicción, no obstante, de que la derecha es capaz de gestionar mejor la economía que la izquierda. Ésta es la prueba inequívoca de que el hombre es el único animal capaz de tropezar dos veces en la misma piedra. Los adoradores del altar de la doble moral ya se frotan las manos en Europa. Mis más sinceras felicitaciones a los ganadores. Una advertencia de la que han de tomar buena nota: en los tiempos presentes, los acontecimientos cambian a una velocidad de vértigo. Nada hay que la calle no pueda enmendar, ni siquiera los errores cometidos en las urnas. Quizá este segundo tropiezo sirva para que espabilemos y salgamos del letargo. Hace tiempo que llegó la primavera. Dicen que tras el verano todo empeorará. Por el camino que vamos a más de cuatro les pillará confesados. Mientras tanto yo prefiero sumarme a las palabras del presidente del grupo socialista en el Parlamento Europeo: "Intentaremos frenar las fuerzas incontroladas del mercado pero lo haremos desde una base menos sólida que antes". Dicho en román paladino: volvamos a las catacumbas con tal de ver medio lleno el plano. A ver si como pensaba Sancho, con la panza llena podemos pensar mejor.
Haciendo honores a la España de los ochenta en la que la televisión era todavía inocente y creativa, me despido con una frase de anuncio de los de entonces.
¡Pero qué cosas tiene la democracia!
1 comentario:
La democracia es la voz del pueblo, la única forma hasta el momento que permite ser del agrado de la mayoria.
El Gobierno deberia hacer autocrítica, si J si, volvemos a las catacumbas y la respuesta de los poderosos es tirarse los trastos unos a otros, algo no funciona, la Comunidad Valenciana sigue a sus anchas con Gurtel, por mucha clave europea que quieran ver Camps entró al TSJ arropado de demasiados incondicionales, el mensaje no cala, la corrupción si, sino que se lo digan a Fabra,
pido una reflexión para toda aquella gente que se dedica profesionalmente a la política ya que no están haciendo bien su trabajo...
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