viernes, 27 de febrero de 2009

El miedo guarda la viña

En todos los tratados de psicología clínica, al llegar al apartado de la ansiedad y el estrés, se nos cuentan dos cosas. Para empezar, que todo el mundo tiene sentimientos de ansiedad en muchos momentos de su vida, lo cual nada tiene de raro. Muchos enfermos con trastornos neuróticos (me gusta llamarlos así por su resonar arcaico) acuden al especialista con el propósito de anular la ansiedad a cero. Pronto descubren que esta tarea es imposbible porque es gracias a ese mecanismo que estamos vivos.
Segunda cosa que refieren los doctos en estos libros. Hay dos tipos de estrés básicamente: el eustrés y el cacostrés o distrés. El primero, como ciertos niveles tolerables de ansiedad, es el positivo, el adaptativo. El segundo es el dañiño, el que no nos ayuda a salir hacia adelante.
El miedo junto con la muerte son dos de mis temas recurrentes a la hora de acariciar el teclado o empuñar el bolígrafo. No hay un ápice de originalidad en ello si pensamos que la mayor cantidad de tinta vertida sobre papel en la historia ha ido en esa dirección. Hemos heredado de Epicuro aquel razonamiento (tan integrado en el discurrir popular y que ensambla el binomio al que nos referimos) de que mientras vivimos estamos ajenos a la muerte y cuando morimos ya no sentimos nada.
Hablo siempre que puedo con los de mi alrededor acerca del miedo y de la muerte. Aprendo las cosas más importantes de las personas pasándoles, directa o indirectamente, mi particular batería de preguntas sobre el sufrimiento, el dolor, el miedo y la muerte. No les pregunto cómo gestionan sus vidas porque eso es imposible de responder.
Hemos sido educados con el mensaje pernicioso de que el miedo no vale para nada y es destructivo pero, ya de adultos, el contexto nos ha enseñado que esto tampoco es como nos han contado. Mucho miedo bloquea, eso es indudable. La paralización que produce la angustia no conduce más que al fracaso y, en el peor de los casos, a la muerte. Nos cuentan los psiquiatras que se puede morir de miedo. Los literatos, como observadores imperfectos del mundo, ya lo sabían desde antiguo. La clave está en que un miedo suficiente para activar nuestros recursos es absolutamente sano y se convierte en nuestro mejor consejero y amigo.
Leo la noticia hoy de un soldado que ha sido absuelto por el Tribunal Supremo después de haber sido condenado previamente por un tribunal militar al "ausentarse de su destino sin permiso".
Parece ser que los chulitos del cuartel le insultaban y amenazaban continuamente por ser homosexual lo cual despertó en el joven tal miedo que, ni corto ni perezoso, se largó sin mirar atrás.
A las viejas instituciones como las religiosas y las castrenses nunca les ha gustado la pluralidad. No han entendido bien eso de que cada persona es un mundo y, mucho menos han comprendido a lo largo de su dilatada historia que ese mundo hay que respetarlo. Y eso es precisamente lo que ha entendido el Tribunal Supremo: que no se estaba respetando lo más mínimo a un ser humano al que se humillaba y amedrentaba por su condición sexual.
Lo que puedo leer en la noticia de agencia y que recoge fragmentos literales de la sentencia, no tiene desperdicio. El soldado se ausentó "con el único fin de proteger su integridad moral y física".
La Sala concluye: "en tales circunstancias, el común de los hombres habría hecho lo mismo".
El miedo insuperable, ese del que siempre hemos escuchado que era un estorbo, ha salvado a este soldado de su particular guerra. Bien atrincherado, se adaptó gracias a su miedo y sobrevivió. Hoy puede contarlo y no irá a la cárcel porque en nuestro Código Penal se contempla el "miedo insuperable" como causa de exculpación.
Al haber sido alistado obligatoriamente en esta guerra, como yo, le dedico hoy todas las condecoraciones, medallas, galones y honores de Estado a este valiente soldado al que salvó su miedo. ¡Bendito miedo!

Buen fin de semana a todos. A todos menos a los intolerantes se encuetren donde se encuentren.

miércoles, 25 de febrero de 2009

Una joven venida de Roswell

Un día de verano en el que caía una auténtica tromba de agua, sobre la media tarde, alguien entró en casa. Era una joven hermosa y de mirada limpia. En el salón, la reunión de amigos quedó paralizada de repente. Una sonrisa cómplice de la escena nos hizo saber que no había que hacer presentaciones.
Venía de lejos para conocernos aunque siempre estuvo al lado nuestro. El destino la condujo hasta nuestro sofá que en ese momento ya era su hogar. Buscaba una familia pero decía que quería aprender nuestra lengua.
Pronto empezó a darnos calor. Era nuestra ahijada y nosotros sus padres o hermanos o amigos de la infancia. Brotó tan fuerte esa primavera el tallo del afecto que, al llegar su marcha, lloramos los frutos arrancados de la flor.
Regaló a todo el barrio danzas de faldas largas y telas suaves. Arrancó sonrisas con la suya y durmió en una cama que aún guarda su fragancia.
Entre sus inocencias nos hizo desnudar el alma y nos preguntó cosas tomando café con pastas baratas.
Peinó su cabello frente al espejo de la duda y abrazó a los que queremos compartiéndolos.
No ocultó sus temores ni el nomadismo de su alma.
Hoy, meses después de haberla acunado entre mis brazos, luego de llorar su marcha hacia la estrella que habita, encontré esta carta:
"J. :
Recientemente he estado pensando de ti mucho y especialmente en el semestre pasado porque mis creencias han cambiado un poco del verano. Entiendo y estoy de acuerdo con tus creencias mucho mas de antes. Te estoy escribiendo porque quería decirte que has tenido mucho influencia en la formación de mis creencias ahora.

Probablemente mis creencias cambiará en la futura, pero entiendo que todo están buscando. Cuando estaba en Valencia entendí la importancia de reciclando, etc. pero no está muy importante para mi porque mis creencias faltaron en la percepción de creación y el universo. He aprendido mucho de catolicismo y nuevo edad y creo que todos los religiones tienen verdad.

Ahora, no estoy segura de la Biblia, la tradición, ni los milagros pero creo en amor y que Dios es amor. Como ti, creo que Jesús Cristo es la verdad y Dios encarnado, pero también que Cristo sostiene todas cosas y vive en la gente. Ahora entiendo mucho mas la necesidad de apreciando el ambiente.

Quería darte gracias para tus explicados de tu fe y espero que tenía una navidad hermosa. :)

Besitos,
Kristin"

lunes, 23 de febrero de 2009

Alarmad bien

"En paro". Así rezaba ayer la portada del suplemento dominical de El País.
La prensa escrita y la audiovisual no paran de lanzarnos el mismo mensaje: España está sumida en una de las peores crisis de las últimas décadas. El mensaje no es nada nuevo y algunos hacen su agosto particular a costa de retratar la pobreza en nuestro medio. Los viernes tenemos ración de desastres familiares en la ruina en Cuatro. Desconozco si aún emiten aquel programa penoso en el que un economista (guapito de cara) se paseaba por el salón de los González para llamarles manirrotos, inducirles a vender uno de los dos coches y a dejar de fumar... en fin.
Parece que ahora la economía interese a todos. Es como si la incultura matemática y financiera que arrastramos desde hace varias décadas la quisiéramos solucionar a golpe de programitas que no acaban siendo ni chicha ni limoná. No critico la existencia de espacios como Economía a fondo en CNN+ u otros que ayudan a entender mejor lo que está pasando y lo que nos viene. Lo que me saca de quicio es el contenido basura de espacios que dan miedo más que otra cosa. No estamos para miedos, estamos para buscar soluciones y aportar ideas para salir del barranco. Sólo aprendiendo de nuestros errores pasados podremos superar estas fortísimas turbulencias para volver a navegar seguros.
Podríamos seguir analizando contenidos televisivos de fácil consumo y peor digestión pero no es mi propósito. Tampoco los programas "formales" que sientan a su mesa a catedráticos de economía son prácticos o ilustrativos en muchos casos. En ocasiones porque los asistentes dicen hasta donde saben, en otras porque mienten hasta donde pueden.
Me quiero detener en la importancia de la prensa escrita. La de toda la vida. La de negro sobre blanco. Aquí el tono debe ser otro. La buena elección de las fuentes y la sobriedad en el tratamiento de la información deben ser la razón de existir de cualquier periódico. Pero no hablamos de cualquier periódico en esta ocasión.
En la fotografía que sirve de soporte al dominical de El País de este domingo, aparecen cuatro hombres de mediana edad en primer plano. Al fondo unas grúas paradas y obras aburridas en el limbo. Bajo la escena reza el título "parados".
¿Y las paradas? ¿Desconoce este medio que prácticamente la mitad de los parados son mujeres?
¿Por qué no salen en la foto?
Para el observador medio, la foto ofrece un claro mensaje: el problema del paro en España afecta a los hombres y al sector de la construcción. Pero esto no es así.
El drama que viven los jóvenes de veinte a treinta años es como para incluirlos en la foto. La ausencia de la mujer en la portada del dominical de un medio tan influyente es, a mi juicio, imperdonable.
Los últimos datos de la Encuesta de Población Activa hablan solos: 1,519 millones de mujeres están desempleadas, con una tasa de paro del 15,14 %.
Las mujeres han sido siempre imprescindibles para construir el país que todos deseamos. Ni qué decir tiene que seguirán siéndolo en todos los desafíos que tiene por delante nuestra sociedad. Ellas han tenido menos oportunidades cuando los tiempos eran favorables y, ahora que son muy difíciles, es fundamental que se siga hablando de ellas, de las injusticias que se cometen contra ellas y las desigualdades sexistas en el terreno laboral.
Apuntad, amigos del alarmismo. Si alarmáis, alarmad bien. No dejemos a tanta gente que llora hacerlo sola.
Mucho debe saber sobre lo dicho aquí Penélope Cruz. Al menos ella ha sabido burlar al machismo y ha logrado salir en la foto. Aunque claro está, todas no son Pe.
Hasta mañana luchadoras incansalbes por la igualdad real. Hasta mañana imperdonables olvidos de hombres con poder. Hasta mañana poderes que hacen autocrítica. Hasta mañana J.

miércoles, 18 de febrero de 2009

La Ley del Talión

Hace unas horas los padres de Marta del Castillo daban su primera rueda de prensa conjunta. Visiblemente estropeados por el duro mazazo que les ha dado la vida han querido decirnos tres cosas. Han dado las gracias tanto a la policía como a los ciudadanos que les apoyan. Después han pedido visitar al Presidente del Gobierno y al líder de la oposición para trasladarles su indignación y dolor. Para concluir han solicitado la celebración de un referéndum popular para la instauración de la cadena perpetua.
Así vuelve a la palestra el eterno (por incómodo) debate de la cadena perpetua aplicable a aquellos delincuentes difícilmente reinsertables.
Hemos dicho muchas veces que la sociedad europea es una sociedad aún inmadura emocionalmente y con algún rasgo que apunta al trastorno de la personalidad. De ahí que parezca que caminamos continuamente por un campo plagado de minas. En cualquier momento una noticia cala nuestros huesos hasta el tuétano y nos enfada y no sabemos cómo darle solución al conflicto planteado. Aún quedan asuntos de difícil digestión para llevarnos a la boca en esta Europa en construcción: la eutanasia o buen morir como es mi gusto llamarlo, el derecho de las mujeres a abortar en el marco de unas leyes que las protejan y no las criminalicen o la igualdad plena de derechos a las minorías sexuales, entre otros. Y como todo lo que se pospone en la vida, un mal día aquello acaba explotándonos en las manos. Es entonces cuando debemos impedir las decisiones forzadas fruto del acaloro y el rencor del momento.
Sabemos que la pena de "cadena perpetua" siempre ha sido un tema tabú en nuestro ordenamiento jurídico. Mientras en nuestro país esto es así, otros de nuestro entorno como Alemania, Gran Bretaña o Francia no tienen complejos en aplicarla y todos gozan de aceptable salud democrática. Algunos técnicos piensan que no sería constitucional el hecho de que se contemplara esta pena en nuestro suelo y otros opinan justo lo contrario. Dejando a un lado aquellas cuestiones técnicas que no nos competen a nosotros dilucidar, una cosa es bien clara: en España cualquier endurecimiento de las penas ha sido sistemáticamente rechazado por el conjunto de la sociedad por ser contrario a la reinserción, es decir, a los derechos de los delincuentes. Lo que se pretende al legislar así es dejar en un segundo plano el delito cometido y que prime la idea de reinserción del autor del mismo.
Llegados a este punto, queremos deternernos en este otro debate. La cárcel ¿cumple realmente una función de mejora del individuo delincuente?, ¿es el lugar idóneo para que aquellos que han agredido a la sociedad mejoren y se reinserten algún día con la pena purgada?
Somos muchos los que opinamos que la pena privativa de libertad debe ser comprendida como tratamiento y reeducación del sujeto que ha causado el daño. Sostenemos que el fin último de esta experiencia ha de ser la reinserción social o lo más cercano a ella. Nos basamos en nuestra escala de valores, donde primamos la seguridad del grupo (de ahí la privación de la libertad de aquel que supone un peligro) pero creemos en la capacidad sin límites para mejorar del ser humano (una condena eterna implicaría un odio eterno que como una losa se depositaría sobre las espaldas del delincuente). Conscientes de las limitaciones de todo tipo (especialmente económicas) que surgen en el sistema a la hora de aplicar convenientemente los recursos, no por ello podemos desistir en nuestro deseo de solvencia en este terreno.
No podemos defender aquí las tesis que apuntan hacia la "condena eterna". Ninguna idea de naturaleza religiosa, ético-filosófica o de cualquier otra índole, nos hace pensar que esta opción fuera a hacer pedagogía positiva contra el delito en ninguna de sus formas.
Abogamos por un sistema penitenciario digno.
No profundizaremos en el análisis del delincuente ni su perfil. Los hay, nos ha dicho la psiquiatría, puramente enfermos mentales y otros malos por naturaleza. A lo que no estamos dispuestos es al linchamiento ni a ninguna forma de agresión hacia nadie.
Creemos que la sociedad debe pasar su duelo haciendo gala de su madurez, por los cauces siempre de la legalidad vigente y con el amparo de todos los cuidadanos de bien que empatizamos con el sufrimiento. Eso nos hace estar muy cerca de los padres de Marta y sentirnos confusos y decepcionados como ellos.
Sabemos que el estigma persigue, durante toda la vida a veces, a aquellos que pisaron la cárcel. Solidarizados al extremo con el sufrimiento de estos padres rotos, intentamos que no sean más vidas las que se queden en la cuneta, perdidas de una u otra forma. Intentamos que no se escuchen las voces que reclaman la Ley del Talión en estos días. Por último conviene no olvidar en estos momentos de tensión que nuestras leyes ya garantizan una pseudo cadena perpetua para aquellos individuos que no muestran arrepentimiento por sus delitos. Y un apunte más; donde se aplica la cadena perpetua también se tiene en cuenta la capacidad de mejora del delicuente en el futuro, por lo que ocasionalmente esas condenas quedan mermadas para demostrar así que los jueces son personas y se conmueven, no Dioses insensibles que habitan un Olimpo.

jueves, 12 de febrero de 2009

El infierno de E

Hace años conocí a una persona de esas que contagian al resto con su energía y su manera de mirar la vida enamora.
Los estudios nos unieron cuando salíamos de la adolescencia (o nos metíamos en una tardía) y ya ha llovido desde entonces. Mi amiga se hizo maestra, como yo. Después encontró a un hombre que la quiso, como yo. Mi amiga siguió estudiando para hacerse un hueco en el mundo laboral, con mejor suerte o más empeño que yo. Finalmente se casó cuando quiso y yo cuando la ley me lo permitió. Atravesó la experiencia de hacerse madre y acunar entre sus brazos a un pedazo de ella misma. Nosotros tenemos previsto transitar el camino de la adopción en un futuro no muy lejano.
A lo largo de estos años siempre he permanecido unido a ella como por un hilo mágico de esos de los pescadores que son trasparentes pero que te hacen caer si no los adviertes. Nunca faltó una llamada y si faltó no me acuerdo. Como el imán y el hierro, mi amiga de cacerías nocturas y repasos de última hora. Mi compañera de juegos seductores y sabia consejera. Mi soporte al tambalear y yo su faro en mitad de un puerto.
Ahora, cuando el programa de lavado estaba a punto de acabar, ha empezado a centrifugar. Todas sus piezas se agitan y se gritan las unas a las otras y chirrían como perros ladrando a la luna. Su alma está hecha girones y sus lágrimas padecen de sequía. Su Luz titila. La mecha que le daba vida se deshilacha. Las letras de su libro se emborronan y se juntan y apartan a una velocidad de vértigo. No puede aguantar más llagas ni más desesperanzas hasta quedar roída.
Le pido que venga hacia mi. Le doy patadas a este programador pirado que tanto desaguisado ha hecho. Maldigo los días pasados por lejanos, por perdidos entre las tinieblas de este presente incierto. Le grito al cielo que pare, que cese la avalancha de horrores que con tanta ira la tiranza. Y no cesa. Y no para el río de desbordarse aunque lo aten.
Pide perdón al cielo y sus ángeles. Habla con Dios y sus demonios mas nadie escucha al otro lado. Nadie le tiende la mano para salir al aire y respirar como antes, como aquellos días en que respirábamos tirados en el césped del parque de nuestras fantasías.
Su infierno la devora alimentado por la soledad y el miedo. Y a estas horas se retuerce allí tirada , volviéndole la cara a la vida, consumida en su dolor y espanto. Esperando que vida o muerte traigan paz a su mente, escenario de penurias en letanía.
Con un murmullo ligero me acerco hasta ella. Yace ahí pero no está. El combate la mantiene abstraída. Sé que mi caricia será sanadora. Conozco algunos secretos y los guardo con cautela para la ocasión. Mi ungüento servirá a sus heridas que son también mías.
Como ayer nos unieron las sonrisas al creernos invencibles, eternos y hermosos, hoy los dolores de esta guerra encallecen nuestras conciencias hasta hacerse una.
Todo por ella. Todo por E. Todo por cercar ese infierno de una amiga mía. Todo por secuestrarla del mundo de las manías. Si alguien la encuentra que me la traiga. Le pondré la medicina de mi propia alma llagada.

Para E.

martes, 10 de febrero de 2009

En Eluana está nuestra libertad

La vida (amarrada siempre a su complementaria, la muerte) ha dado un duro golpe en la cara a ese legislador machista que desde Italia tildó al Gobierno español de "gobierno rosa". Al caer la tarde de ayer murió Eluana Englaro. Su vida era ya un esperpento no expuesto a tiburones de alta mar gracias al incansable talante de su padre, fiel luchador de la causa de su hija hasta el final. Pero todos los peces gordos de la mar profunda intentaron llevarse un trozo en sus fauces de este cuerpo angelical venido a menos por la cruedad de la naturaleza y de los hombres. Anoche, cuando la vida sorprendió a todos con su golpe de efecto sin obedecer a leyes, protocololos ni guiones, agonizó la mujer postrada en cama por un coma profundo irreversible. Anoche, se hizo ley.
Entre las olas feroces de ese mar oscuro nadaba Berlusconi preparando, a toda máquina, una ley hecha a medida para impedir que se dejara morir a Eluana en paz. Pero no caminaba solo el tiburón. Los peces espada de una Iglesia hipócrita empuñaban versos carcamales para afilar sus sables contra el derecho a una vida digna. Y el bofetón se hizo y todos quedaron sumidos en la desdicha de no haber logrado su vergonzoso propósito: alargar artificialmente la vida de alguien que yacía desde hacía casi dos décadas.
Una crisis repentina segó de golpe el horror. Un soplo divino (si Dios existe ayer echó horas extra) acudió en busca de la chica para llevársela y quitarla de en medio de las dentelladas.
Los "sensacionalistas de la Palabra de Dios" que pregonaron aquí el final de la familia, levantaron de nuevo ayer sus voces para decir que Eluana no había muerto sino que había sido asesinada. Esos que criminalizan a la mujer que decide gestionar racionalmente su capacidad dadora de vida. Los mismos, siempre los mismos con pancarta en Colón o presionando a los gobiernos corrompibles por ellos.
Pero la vida y la muerte nos han sorprendido a todos. No dio tiempo a expandir el veneno por el cuerpo. No hubo que seguir escuchando la voz del Dios veterotestamentario vengativo que hará que ardamos en los infiernos todos. Esta vez no hizo falta. Eluana ya descansa en paz.
Una familia rota pide a estas horas que se cierre el caso. Un padre extenuado reclama comprensión y llora la intimidad perdida en estos años a cambio de la decisión de honrar a su hija. Y, al honrarla a ella, nos ha honrado a todos. Y al escuchar a los "sensacionalistas de la Palabra de Dios" nos hemos afianzado en nuestras creencias de respeto por las personas. Hemos recapacitado junto al lecho de muerte de Eluana en que lo más hermoso es la vida que nos sostiene. Y si ese frágil equilibrio fuera seriamente dañado, los legisladores de bien habrían de facilitar a las personas los medios para acabar cortando el cauce de sufrimiento inserivible y atroz.
Nunca se ha dicho nada mejor sobre el buen morir como lo pronunciado por boca de este padre. Nunca se han logrado dar pasos tan firmes en la buena dirección. Todo gracias a Eluana y a sus padres. Gracias a la valentía de los que escribieron una historia de dignidad y superación inigualable. Ellos eran bien conscientes de que en Eluana está nuestra libertad.
Hasta siempre Eluana Englaro. Descanse en paz.

lunes, 9 de febrero de 2009

Robados y excusas

Desde el primer momento he sido un acérrimo defensor de Internet. Creo que es un claro ejemplo de lo que es la sociedad y el individuo.
Al principio la gente desconfiaba de este medio pero, con el tiempo, todos esos prejucios han ido cayendo como naipes por el suspiro de un niño.
El cambio actual en las conciencias y los progresos en muchos sentidos se deben a la aparición de estas vías de comunicación virtuales que revolucionaron las teorías de McLuhan. No rendir hoy pleitesía a tan descomunal despliegue de medios contenido en el portátil de una casa cualquiera de cualquier aldea castellana, sería demencial. La libertad ha crecido y se ha plasmado a través del ciberespacio y, ahora, los viajes son infinitos y a precio de saldo en esta parte privilegiada del mundo.
Pero hemos de reparar en algo importante: la comunicación entre los seres humanos siempre estuvo enferma. Sabemos esto desde que existen las guerras y, por desgracia, son muchos los conflictos que todavía apagan las esperanzas de muchos hombres y mujeres de todo el mundo.
Allí donde las palabras no llegan, suelen darse golpes en la cara. Donde la música no alcanza a escucharse, el ritmo lo marcan los cañones.
Internet también tiene sus propios infiernos y sus guerras. Dentro de cualquier Universo pensado existen los agujeros negros. Como en tiempos de guerra, se hace necesaria la salvaguardia de mujeres y niños para que no caigan presa de aquellos que transitan los callejones sin salida de ese otro plano.
Pero Internet une.
A mi marido le encanta la fotografía. Un día descubrió en San Google unos grupos amantes de ese arte y los siguió. La primera quedada (kdd) fue reveladora. Unas veinte o treinta personas absolutamente desconocidas para nosotros nos estrechaban sus manos para darnos la bienvenida. El grupo rebosaba vida.
A mí, la idea de salir por el mundo a captar instantáneas de lo que ocurre en el anonimato me entusiasmaba. No obstante, tenía serias dudas del personal con el que nos encontraríamos.
Las inquietudes estéticas de aquellos que tuvimos el placer de conocer rozan la erudición. Una especie rara sale por esos caminos de Dios esperando que la vida hable, sin prisa, sin presionar al medio ni al mensajero. Una semilla de esperanza esparcida por valles y montañas, por ríos y mares, cielos y tierras, todas arropadas por el "clic" de sus cámaras. Decenas de ojos puestos en el silencio que relata lo que más importa. Todo ello sin dar ruido, en el más absoluto anonimato y con el altruísmo como bandera.
Hoy, cuando la amistad trepadora alcanza algún tejado de estas paredes, siento el privilegio de haberlos conocido, de saber de sus historias, sus miedos y pasiones que no posan, robadas todas por mi lengua engatusadora. Me siento administrador de tantos pies de foto... de tantas instantáneas descartadas.
Imagino que he llegado hasta allí enfocando mi cámara, como ellos hacen. Buscando ángulos y luces y sombras y alguna naturaleza muerta para ornamentar el conjunto.
Acecho sus labios y sus ojos. Agudizo mis oídos para, entre ráfagas y disparos sin pólvora, hacer la mejor instantánea de lo que vivimos con ellos.
Internet fue el medio.
La fotografía, la excusa.
La vida, el milagro.
La belleza, el premio.
El afecto, el sentido de todo.

A mis chicos de Flickr.
N.B. No era mi intención causar esa llamada de atención hacia mi bitácora. No obstante reconozco que me ha encantado encontraros a todos por aquí. Vuestras palabras y gestos de amistad han sido de un calado tan profundo que aún me estoy recuperando.
Hechas ya las presentaciones sólo me queda deciros que aquí me podéis encontrar siempre que queráis. Esta es mi alma y aquí me desnudo cada noche a la luz de la luna. Bienvenidos al Destierro lunar. Gracias.

jueves, 5 de febrero de 2009

Este gobierno no tiene solución... pero los hay peores

A estas horas Berlusconi prepara, a toda prisa, un decreto para evitar desconectar de las máquinas a la joven que lleva casi diecisiete años en coma vegetativo. Se pasa así por el forro una sentencia del Tribunal Supremo que autorizaba a la familia de la chica a ayudarla a morir.
Mientras cenamos a la luz de media luna, un duro pulso se mantiene entre dos fuerzas: la presión de la Iglesia sobre la "piadosa" mano de los "pro-vida" contra los poderes que asisten al Presidente de la República, Giorgio Napolitano, que tiene severas dudas de conciencia a la hora de firmar el decreto pro-sufrimiento y prolongar así una agonía innecesariamente.
No necesitamos cambiar de país para continuar perplejos. Berlusconi ha conseguido sacar adelante una propuesta de esas que yo llamo "especialidad de la casa" tachada ya de xenófoba. Los médicos se verán obligados a denunciar a los inmigrantes sin papeles que acudan a las urgencias. La clase médica puesta a disposición del Gobierno a modo de policía o maestro vigilante del recreo. No puedo salir del asombro y la indignación que me produce todo este despropósito. Con la excusa de la crisis parece que algunos legitiman unos actos cuanto menos sospechosos.
Estos dos apuntes de la historia contemporánea me traen a la mente aquel relato de George Orwell, 1984, en el que Un Gobierno manejaba los hilos de toda la ciudadanía a su antojo. En aquella obra aparecía una de las imágenes que más terror me han producido en todos estos años: la policía del pensamiento. Con crisis o sin ella, está claro hacia donde apuntan algunos en su manera de legislar.
Los franceses han sido mucho más sofisticados. Sus maneras versallescas conocidas en el mundo entero les hacen dulcificar lo crudo. Han optado por otra modalidad: separar al grupo desde dentro de sus propias filas. O sea, que los extranjeros que denuncien a sus compatriotas por explotarles, obtendrán inmediatamente los papeles para ser legales dentro del país. Pueden observarse claras diferencias entre un país y otro en su manera de hacer política. El modelo francés premia al chivato pero combate la ilegalidad y el fraude, como debería hacer cualquier estado.
La bajada de pantalones de Zapatero ante el número dos del Vaticano, de visita privada en España, no tiene desperdicio. Plantó a las izquierdas ayer y a los ciudadanos que esperaban una respuesta en la Ley de Plazos del Aborto, para acudir a misa. Pero ya se sabe que en misa y repicando no se puede estar. Mientras cenamos, a la luz de media luna, el descontento reina en Moncloa y entre los votantes de izquierdas. La jugada de guante blanco con la diplomacia vaticana (más sabe el diablo por viejo que por diablo) no ha ido bien. Antes de marcharse, Tarcisio Bertone, ha tirado de las orejas al ejecutivo por temas como la asignatura EpC, el matrimonio homosexual y la ley de plazos del aborto. Ha cerrado filas con la Conferencia Episcopal por la que había sido invitado a nuestro país y ha dejado claro que Iglesia sólo hay una y a Zapatero lo encontró en la calle.
Con Merkel las cosas no son iguales. Llamó al orden a Su Santidad en medio de un revuelo y casi lo despluma de un manotazo. Y el Papa se hizo falible ipso facto por el poder o los ovarios de la cancillera.
Descontentos, muchos pensamos que este gobierno no tiene solución... pero los hay peores.
Hasta mañana literatos visionarios de opresiones nuevas. Hasta mañana despistada izquierda con tendencia derechista. Hasta mañana plantados por Zapatero. Hasta mañana J.

miércoles, 4 de febrero de 2009

Ad eternum

Le debemos al cineasta norteamericano Woody Allen el éxito de haber acercado al gran público la figura del psicoterapeuta. Muchos de sus personajes reflejan sus aparatosas neurosis postrados en un diván. Pero Allen se ríe a menudo de esa clase médica enredada en sus propios tecnicismos y lejana a toda realidad en la vida de sus pacientes. Critica duramente las terapias interminables (inspiradas en el psicoanálisis tradicional) que sondean y sondean el pasado del hombre a su vez impotente por no alcanzar nunca la ínsula prometida: la felicidad.
De todas formas todo este universo de guiones y fotogramas ha contribuído, entre risas y llantos, a acercarnos a esa figura del responsable de nuestra salud mental.
En EEUU sigue siendo un signo de cierta distinción acudir a la consulta del psiquiatra una vez a la semana, como quien acude a hacerse la manicura o a la peluquería a arreglarse las puntas.
En Europa las cosas difieren bastante de aquella realidad. Los "loqueros" no terminan de estar bien vistos en nuestra sociedad, acostumbrada durante largos siglos a apañárselas con el cura, el boticario o el alcalde. A la perpetuación de estos prejuicios contribuyen dos elementos: el desconocimiento y miedo que el pueblo de a pie sigue teniendo ante la enfermedad mental y, la frivolidad con la que afrontamos el diagnóstico del trastorno mental en nuestro medio.
De otra parte tenemos el propio desprestigio de la profesión por parte de sus especialistas, incapaces no pocos de distinguir entre un síndrome ansioso-depresivo y una psicosis severa. Atentos muchos al bolsillo, se tornan especialistas en estirar terapias ad eternum.
Mi psicólogo forma parte ya de mi vida más íntima. Ha entrado en mi al despojar mi alma de sus miedos, al prender fuego a las voces que nos envenenan. Desde su caluroso afecto me ha hecho conocer la paz. No me ha ganado por el camino de los tecnicismos, ni de las escuelas en boga, ni las tendencias cognitivas de las que se habla en los programas de Punset. No. Me ha abierto su mano trascendiendo su credo, su sexualidad y su condición de vulnerable para regalarme sus terrores y los antídotos que ha patentado en su laboratorio: la vida.
Es maestro de buenas escuchas y transmisor de secretos en sus silencios.
Tropieza a menudo, como yo. Lucha contra las voces odiosas que nos acosan por ser hombres y mujeres y tener cara, y brazos, y ojos y orejas.
Elector del amor y tirano con el miedo. Padre putativo de almas en pena, como la suya, como la nuestra.
Aprendiz de monjas y maricones, de políticos y poetas. Generoso contador de cuentos terapéuticos con finales a veces felices. Acróbata en medio de mis sueños.
Y en medio de mi ser, él. Y a través de mis locuras, mis demonios y temblores he llegado hasta él.

"Le doy un año más a mi psiquiatra y si no me voy a Lourdes".
Protagonista de Annie Hall. Woody Allen, 1977.

"No tengo ni idea del tiempo que durará más mi terapia. Tampoco me preocupa controlar ese aspecto. Quizás éste sea otro síntoma de que me estoy curando".
Protagonista de Destierro lunar. J, 2009

Hasta mañana O. Hasta mañana J.

lunes, 2 de febrero de 2009

Malos tiempos para la lírica

Los fines de semana pasados por agua y frío son útiles desde el punto de vista lúdico y formativo. En los días en los que el sol ni asoma y la humedad del litoral valenciano se mete hasta el tuétano de tus huesos, el mejor compañero de fatigas es un buen libro, una buena película o un buen documental. Disfrutar de todo, sin la necesidad de elegir a la que estamos doblegados de lunes a viernes, es lo mejor del fin de semana. Bajo el calor de una buena manta y con un buen guiso delante se convierte en la mejor fórmula quitapenas que se conoce. Si la compañía es grata, se roza lo sublime.
He sustituído mi libro de cabecera por algunos blogs de referencia. Vengo de echar un vistazo a la bitácora de Marc Vidal. Saben que lo elegí hace tiempo como una de las fuentes que me ilustran en lo económico-social. Los ánimos se me han vuelto a soliviantar al leer: "España fabrica el noventa y cinco por ciento del paro europeo (...) el treinta y cinco por ciento de los menores de treinta años está desocupado. El paro real y sin cobertura familiar alcanzará la cuarta parte de la población a principios de dos mil once. En marzo un millón y medio de personas se quedan sin subsidio. Empieza la fiesta". A uno se le quitan los ánimos para levantarse de la cama, como cantaba Mecano. Lo peor es que la opción de esconder la cabeza bajo la tierra como el avestruz, ni la contemplamos. Parece que es la que más gusta en el PP. El electorado bien lo sabe y, por eso y por la constante filosofía del matonismo en este partido, convertida ahora en espionaje de película de sobremesa, castiga en los sondeos a una oposición que no plantea alternativa alguna al Gobierno de Zapatero. Lo dice en su columna de hoy Vidal: ni unos ni otros lo están haciendo bien. Es más, ni unos ni otros lo pueden hacer bien. Unos mejor que otros pensamos que sí.
Un amigo de los de verdad (especie extinguida antes de la llegada del cambio climático) nos invitaba a ver un documental de esos que abundan en las teorías conspiranoicas. Todo es corrupción y la sociedad está enferma, sentencia el ameno documental con tintes sectarios y milenaristas. Después, en el salón de casa, se ocupa la tarde del domingo con el debate que suscita la narración e imágenes del documento.
Sabemos que todo sistema de poder corre el peligro de corromperse. Por eso contemplamos que también son susceptibles de corrupción áreas que pregonan la mejora del planeta, el individuo o la sociedad: el medio ambiente, los derechos humanos, la lucha contra el hambre... ¡todo es corrompible! Segunda conclusión: se puede confundir al personal muy fácilmente alterando algunos elementos del proceso comunicativo y contruyendo un mensaje condicionante para el receptor. La sospecha se puede esculpir en los miedos inmanentes al ser humano con una facilidad pasmosa. Tercera "verdad" a destacar: toda verdad puede serlo en calidad de incompleta. Nunca terminamos de conocerlo todo. El saber se actualiza permanentemente, como bien sabe la ciencia. La ciencia nunca puede ser arrogante pues se niega ella misma una y otra vez a lo largo de la historia. El documental habla de verdades, no aprehende la verdad. Ésta no existe.
El resto del tiempo lo hemos invertido más en lo profano. Que si un rocecito por aquí, que si un calentón por allí. También asistimos a la fiesta de cumpleaños de una buena amiga (de esas que se extinguieron antes de la llegada del cambio climático) en la que hubo muchos chicos y chicas guapas, música y versos de poeta escritos sobre el pentagrama del humo de los cigarros. Las risas y las miradas cómplices de aquellos que practicaban el deporte que más le gusta a nuestra amiga (el buenrrollismo) nos alejaron durante la hora golfa del frío, de la oposición petarda y el gobierno maniatado, de los economistas candidatos a premios Nobel de la paz y de los documentales que alimentan la duda patológica. Estarán conmigo cuando les confiese que la madrugada del sábado al domingo siempre está impregnada de una magia sin parangón. Es ese espacio místico pensado para que los cuerpos dancen y las mentes construyan las fantasías perseguidas por los religiosos. Quizá piensen, como yo, que las mejores páginas del diario de su existencia están escritas a esas horas en las que todos los gatos son pardos. Hagan hoy menos caso que nunca de lo escrito aquí. Los lunes nunca fueron buenos consejeros. Ya anhelo la llegada del viernes y del sábado. El menú de hoy me quita el hambre y el sueño. De primero, crisis. De sugundo, parte de la violencia ¿doméstica? del fin de semana. De postre, muertos en la carretera.
Hasta mañana buscadores de la fiebre del sábado noche. Hasta mañana amigos en peligro de extinción. Hasta mañana sonidos de fondo en la dura semana. Hasta mañana J.