jueves, 12 de febrero de 2009

El infierno de E

Hace años conocí a una persona de esas que contagian al resto con su energía y su manera de mirar la vida enamora.
Los estudios nos unieron cuando salíamos de la adolescencia (o nos metíamos en una tardía) y ya ha llovido desde entonces. Mi amiga se hizo maestra, como yo. Después encontró a un hombre que la quiso, como yo. Mi amiga siguió estudiando para hacerse un hueco en el mundo laboral, con mejor suerte o más empeño que yo. Finalmente se casó cuando quiso y yo cuando la ley me lo permitió. Atravesó la experiencia de hacerse madre y acunar entre sus brazos a un pedazo de ella misma. Nosotros tenemos previsto transitar el camino de la adopción en un futuro no muy lejano.
A lo largo de estos años siempre he permanecido unido a ella como por un hilo mágico de esos de los pescadores que son trasparentes pero que te hacen caer si no los adviertes. Nunca faltó una llamada y si faltó no me acuerdo. Como el imán y el hierro, mi amiga de cacerías nocturas y repasos de última hora. Mi compañera de juegos seductores y sabia consejera. Mi soporte al tambalear y yo su faro en mitad de un puerto.
Ahora, cuando el programa de lavado estaba a punto de acabar, ha empezado a centrifugar. Todas sus piezas se agitan y se gritan las unas a las otras y chirrían como perros ladrando a la luna. Su alma está hecha girones y sus lágrimas padecen de sequía. Su Luz titila. La mecha que le daba vida se deshilacha. Las letras de su libro se emborronan y se juntan y apartan a una velocidad de vértigo. No puede aguantar más llagas ni más desesperanzas hasta quedar roída.
Le pido que venga hacia mi. Le doy patadas a este programador pirado que tanto desaguisado ha hecho. Maldigo los días pasados por lejanos, por perdidos entre las tinieblas de este presente incierto. Le grito al cielo que pare, que cese la avalancha de horrores que con tanta ira la tiranza. Y no cesa. Y no para el río de desbordarse aunque lo aten.
Pide perdón al cielo y sus ángeles. Habla con Dios y sus demonios mas nadie escucha al otro lado. Nadie le tiende la mano para salir al aire y respirar como antes, como aquellos días en que respirábamos tirados en el césped del parque de nuestras fantasías.
Su infierno la devora alimentado por la soledad y el miedo. Y a estas horas se retuerce allí tirada , volviéndole la cara a la vida, consumida en su dolor y espanto. Esperando que vida o muerte traigan paz a su mente, escenario de penurias en letanía.
Con un murmullo ligero me acerco hasta ella. Yace ahí pero no está. El combate la mantiene abstraída. Sé que mi caricia será sanadora. Conozco algunos secretos y los guardo con cautela para la ocasión. Mi ungüento servirá a sus heridas que son también mías.
Como ayer nos unieron las sonrisas al creernos invencibles, eternos y hermosos, hoy los dolores de esta guerra encallecen nuestras conciencias hasta hacerse una.
Todo por ella. Todo por E. Todo por cercar ese infierno de una amiga mía. Todo por secuestrarla del mundo de las manías. Si alguien la encuentra que me la traiga. Le pondré la medicina de mi propia alma llagada.

Para E.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Si pudieramos ayudar a todos aquellos que apreciamos, si pudieramos dejar de preocuparnos por ellos, no seríamos nosotros mismos. Cada vez estoy mas convencido de que hay otras formas de comunicación, desconocidas, que hasta en la distancia mantienen el contacto entre las personas. Y llego a creer que un pensamiento de afecto llega a atravesar muros y tierra hasta alcanzar en su inconsciencia a la persona aludida. Si me equivoco tu suples los muros y distancias con tus palabras y no me equivoco al decir que cuando las lea sabrá escucharte. La reiterada sentencia no siempre cierta “amigo de mis amigos”, en tu caso cobra vida y forma.