martes, 7 de abril de 2009

En tiempo de desolación no hacer mudanza

Los rumores fueron confirmados por los hechos y, finalmente, esta tarde han prometido (que no jurado) su cargo los nuevos ministros que arrimarán el hombro ante las adversidades. Y parece que las adversidades no han de ser pocas dadas las carteras que se han remozado en esta crisis. Zapatero se plantea así, rodeado de amigos y consejeros con un perfil más político, la defensa de su gestión ante un país cada día más desencantado de la política y humillado por el zarpazo del paro.
En nuestro entorno las manifestaciones ciudadanas en contra de sus gobiernos no han tardado en llegar. Es esperable que los muchos parados, aburridos y desencantados con el sistema se echen pronto a la calle para levantar su voz contra Zapatero y paralizar el país. Todo es cuestión de tiempo, el que durarán los pagos mensuales de las prestaciones por desempleo que algunos ya ni recuerdan. Mientras tanto el drama sigue aumentando y las estadísticas siguen siendo maquilladas para frenar la posible revuelta ciudadana a la que aludíamos antes. Todo parece servir a partidos políticos y medios de comunicación con tal de ganar tiempo para amortiguar el golpe. Probablemente Solbes, ese hombre que ganó una vez un pulso a un capitalista de derechas pésimo comunicador en un plató de Antena3, se ha cansado de jugar al ratón y al gato con Zapatero. Probablemente se haya cansado de jugar suciamente con los datos para desinformar a los ciudadanos. Es más que probable que haya decidido retirarse a tiempo por aquello de que una retirada a tiempo es una victoria, al menos personal.
Otro de los "nuevos personajes" en este guión cinematográfico anticatástrofe es Pepe Blanco, que ocupa ahora la cartera de Fomento. Dicen las malas lenguas que este lucense se dejó la piel para que Zapatero llegara a la Moncloa y que comparte con el Presidente una gran amistad. Dos breves apuntes sobre su persona. Blanco luce el carné de socialista sin pudor alguno, con la frente bien alta, como gusta a los que somos de izquierdas. Quedan pocos casados con el ideario que defienden y eso del pin en la solapa es de agradecer. No obstante su verborrea insultante y chulesca le hace parecer un mafioso de medio pelo de esos que acorralan al enemigo en una oscura esquina hasta hacerle cantar. Si no se muerde la lengua este fichaje vaticino una mayor conflictividad con la oposición en un momento en el que el PSOE ya cabalga en solitario.
Recién llegado del sur y con gran bagaje a sus espaldas después de casi veinte años como presidente de la Junta de Andalucía aparece en el rin Manuel Chaves para ocupar la cartera de Cooperación Territorial. Se trata de un intento desesperado por controlar el gasto (despilfarro) de las comunidades autónomas en tiempos en los que hay que apretarse el cinturón. Considerado uno de los grandes del felipismo, Chaves devuelve un cierto tono sereno y apaciguador al partido cuando más se le critica por estar a la deriva ideológica. Algunos celebran esta incorporación como un retorno a los principios, a la casa del padre. Se disipan así todas las dudas de la relación entre dos casas de gobierno: González y Zapatero. Es momento, según marca el guión, de cerrar filas y no dejar un fleco suelto. Cualquier desavenencia pasada queda en el olvido dada la magnitud de los males a los que hacer frente ahora.
Con el tinglado del Plan Bolonia en plena calle, promete su cargo como Ministro de Educación el Profesor Ángel Gabilondo. Su tono conciliador y carácter dialogante siempre le ha hecho ganarse el respeto de la comunidad de estudiantes. Zapatero quiere cerca a un amigo que apacigue los ánimos fieros de los alumnos reveldes que han hecho suya la Universidad para plasmar su repulsa por los nuevos planes educativos. Ni qué decir tiene que en la COPE se habrán llevado las manos a la cabeza al saber que el hermano de ese otro Gabilondo que tanto daño les hizo a los obispos con multitudinarias audiencias y palabra amable, ocupa ahora un puesto entre los llamados por Zapatero. Lástima de Fedeguico esté de largas vacaciones y no pueda despellejarlo en antena. Lástima.
Quedan otros nombres por enunciar y otros apuntes por hacer. Si el Presidente pretende ganar tiempo ante la adversidad ha hecho bien con los retoques de maquillaje. Pensamos que quizá fuera necesario aislar el tumor e informar a la familia. El golpe es duro al principio pero la lucha frente a la amenaza puede ser después más radical. Es tiempo éste de desolación y ya saben que una mujer negocianta y visionaria (como Zapatero) dijo una vez que mejor en tales circunstancias no hacer mudanza. El tiempo dará la razón a la Doctora de la Iglesia o al Doctor Muerte, ese que siempre falla en los diagnósticos y el tratamiento.

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