martes, 14 de abril de 2009

Epuur si muove

Las cosas no van bien y se nota en el ambiente.
Durante estos días de relax (no para los nuevos ministros sin vacaciones) he leído la obra que acaba de publicar uno de mis economistas de referencia, el catedrático de Estructura Económica Santiago Niño Becerra. Les recomiendo encarecidamente su lectura desde este cuaderno de bitácora. En "El crash del 2010: toda la verdad sobre la crisis" podrán encontrar algunas explicaciones esenciales a los fenómenos que están aconteciendo en nuestros días en cada pueblo y ciudad de nuestro país. Comprenderán mejor la situación socio-económica del resto de Europa. Podrán entender de manera sencilla lo esencial de este problema y sus manifestaciones desde verano de 2007 a esta parte y, podrán también ver dibujado por un experto uno de los horizontes probables de la economía mundial a corto y medio plazo.
Cuando me quedaban apenas diez hojas para terminar la lectura, un muchacho joven y guapo que permaneció sentado al lado mío durante todo el trayecto de Barcelona a Valencia me preguntó por el libro. Le expliqué, como pude (soy nuevo incorporado a la fuerza y ya devoto a estos temas) que el libro se centraba más en lo que nos esperaba. No quería hacer mías las frases apocalípticas del profesor y, para mi asombro, el agorero fue él. Me contó que su padre tenía un negocio y que las ventas estaban tan mal que se veían forzados a cerrar una de las dos tiendas que poseían. Siguió contándome que en los últimos meses habían tenido que despedir a dos comerciales y un técnico, lo cual suponía casi la mitad de la plantilla de la empresa. Después de acabar la narración, desbordante de espontaneidad me dijo que disfrutara de la vida todo lo que pudiese porque lo bueno se iba a terminar. Él tenía la seguridad, basada en algo más que la mera intuición, de que el desenlace iba a ser fatal y estaba a la vuelta de la esquina. Joven, guapo y listo, muy listo el chico...
Mi marido y yo cogimos un taxi porque la red de metro valenciana es penosa y a la media noche ya no funciona. El taxista, muy nervioso, nos pidió ayuda para situar la calle en la que vivimos en su mapa mental. Después de disculparse nos contó que era su primera noche de servicio. Se había quedado en paro hacía meses y no encontraba absolutamente nada para trabajar. Sus sesenta años no le permitían retirarse ya que había sido autónomo gran parte de su vida laboral y le quedaban trescientos cincuenta euros mensuales de paga. Con lágrimas en los ojos nos trasladó su sensación de alivio y nos advirtió del peligro inminente que nos acecha. Habló de los embustes de este y otros gobiernos para tapar los datos y se despidió de nosotros deseándonos mucha suerte. Le deseamos la misma aunque pensamos que no llegará a jubilarse en esta otra actividad tampoco. Ojalá nos equivoquemos.
Al llegar a casa, pensativos y cansados llamamos a mi hermana para decirle que "el viaje había ido bien". Su tono triste más de la cuenta revelaba un secreto a voces: no tiene dinero para vivir. Una familia modesta, la de mi hermana, con un marido dedicado a la construcción durante toda su juventud y que ahora ha sido condenado al paro y a la supervivencia. El pago de unas facturas, nada destacables por otro lado, se hace tan cuesta arriba que a día diez de mes el arroz y las lentejas se instalan en casa como un menú único en una despensa vacía.
Tres ejemplos de la realidad. Podría hablaros de mis amigos, de C. y su impecable desempeño en la empresa en la que ha trabajado durante estos años, su excelente cualificación y su lamentable situación actual. Os podría contar mil cosas mientras veo en televisión imágenes de simulacro de ministros en alerta máxima pero no quiero hundiros. Podría hablaros de mí pero ya lo hago a través de otras siglas. No pretendo hundiros porque los ánimos serán, ahora más que nunca, el distintivo entre unos y otros, la marca de los vencedores y los vencidos cuando todo esto termine. Aunque hablar del final es delicado sobre todo ahora que todo está empezando. Ahora que los gobiernos de todo el mundo lanzan mensajes de optimismo a la ciudadanía para calmar los ánimos. Todo eso forma parte de un guión escrito que se ha de cumplir a rajatabla.
Gabilondo en su editorial de anoche en Noticias Cuatro decía que éste va a ser un trimestre muy duro para todos. Ya. Y después vendrá otro aún peor y quien sabe si otro y así hasta tocar fondo, un fondo profundo al que llegaremos, como también ha dicho alguien en las últimas horas, cuando los bancos hayan terminado de limpiar su mierda en las cloacas financieras.
Puede que las apariencias nos indiquen que la Tierra es plana, pero es redonda. Puede que todo parezca estático a nuestros ojos y, sin embargo, se mueve... al menos se mueve en la cabeza de Niño Becerra y otros como él que no se acomodan al discurso oficial de nuestros días.
Piensen lo que quieran al respecto pero lean y pregúntense sobre el origen y las consecuencias de lo que está pasando. A veces una voz disidente es la que dice la verdad. A veces.

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