miércoles, 22 de abril de 2009

Greguerías

Vuelve El Hombre y su abdomen duro como una tabla de planchar. Vuelve el macho ibérico por excelencia para pasear sus trofeos machistas de antaño. Vuelve la soberbia personificada que nunca abandonó del todo la escena política y nos cuenta que vuelve para dar su apoyo a Jaime Mayor Oreja en la lista del PP al Parlamento Europeo, pero yo no me lo creo. A Aznar le encanta el protagonismo. Siempre estuvo acechando a su partido para, llegado un momento de debilidad, abalanzarse sobre la presa y comerse sus entrañas. Sin miramiento. Sin más preámbulo ni etiqueta. Sin guardar las formas en la mesa, como suele ser costumbre en él.
Su esposa, aquella sacada de un club de la comedia de tercera, (célebre por sus penosas disquisiciones entre peras y manzanas) allanaba ayer el terreno a su marido al declarar que las recetas de éste para la recesión venían avaladas por la experiencia ya que su gobierno combatió el paro y acabó con la crisis cuando llegó a la Moncloa. Esas medidas a las que hacía referencia Ana Botella son bien conocidas por todos pues son las mismas que costaron una huelga general al país y la antipatía que obreros y sindicatos profesaron a Aznar por el resto de su mandato.
Lo dicho ahora por el ex-presidente no debería causarnos la menor extrañeza. Deberíamos quedarnos igual, estáticos como su enlacado flequillo siempre ajeno a cualquier ráfaga inoportuna de viento. Debería y, de hecho a algunos nos pasa, darnos lo mismo hasta el punto de limpiarnos el trasero con aquellas viejas recetas que intentan dar ahora palmaditas en el hombro a un sistema moribundo ingresado en la UCI. Un capitalismo axfisiado por la avaricia de los que nos robaron para seguir engordando sus culos y los de cinco generaciones de sus familias. Así se "marchó" El Hombre, habiendo dejado bien aposentado su trasero en primera línea de batalla para reaparecer de vez en cuando para meter cizaña y joder el ascua.
Todos sabemos lo que supone abaratar el despido, dar "facilidades al empresario para la contratación", es el eufemismo que utilizan algunos en su lugar. Hemos padecido los recortes salariales y las congelaciones de sueldo hasta quedarnos helados como el polo y el polero siempre se queda con el dinero, con nuestro dinero. Nos amenazaron con disminuir las prestaciones por desempleo porque decían que nos hacíamos cómodos al cobrarlas y no buscábamos trabajo. Pero contra todo ello nos revelamos y gritamos NO en uno de esos momentos en los que se nos subestimó como pueblo pero supimos estar a la altura de las circunstancias como país.
El recetario de Aznar vuelve a desempolvarse oportunistamente en medio de esta crisis para demostrarse ineficaz una vez más, para aumentar la crispación social contra los que abogan por él. Vuelve a amenazarnos la sombra alargada de este hombrecillo condenadamente terco y soberbio, peleado con el mundo, que mueve los hilos del PP de Rajznar. No obstante, ahora cuenta con la resistencia de los ya escarmentados de entonces, aquellos padres que han de contar a sus hijos el mal que hizo este presidente a su país y todo aquel que no se le permitió que hiciera. Aunque puede ser que esos padres vivan amnésicos o más preocupados por el mal que puede hacer Zapatero ahora y se hayan olvidado ya de gestiones pasadas que conviene tener presentes. Como maestro que soy les propongo un buen método para ejercitar la memoria: la greguería. Ahí van unos ejemplos. Anímense a componer las suyas. Verán qué divertido.
Aznar es nuestro Presidente porque vive en el ayer.
Un hombre de flequillo tieso amigo de tonsurados.
Entre sus aficiones se encuentra la de imitar el acento tejano.
Con la botella llena siempre piensa que le falta la otra mitad.
Dicen de Aznar que tiene doble personalidad, unas veces es Fraga y otras Rajoy.
Érase un hombre a un Decretazo pegado.

1 comentario:

Toni Vale dijo...

Interesante reflexión sobre algo que los “trabajadores” ignoramos (y me coloco ahí no por ignorante, que se que lo soy, sino por trabajador, que se que no lo soy). Interesante porque la huelga del 2002, con mayoría absoluta del PP, difícil de llevar a buen término en una fase de terciarización del trabajo, tuvo un éxito inesperado para los dirigentes del momento. Lo que vengo lamentando es que históricamente los “ajustes” económicos se hayan venido produciendo en gobiernos socialistas y su consecuencia sea el ajuste de nuestro cinturón, del cinturón de los “ignorantes” (trabajadores).
Y lo que lamento mas es que durante los “gobiernos” (o desgobiernos) del PP “España va bien”.