viernes, 7 de noviembre de 2008

¡Sorpresa, sorpresa!

Pero no se asusten que no le voy a dedicar la parrafada al programa hortera de la Gemio que hicera historia del sentimentalismo barato de las cadenas privadas españolas abriéndole paso a su amiga Patri, la del diario. No voy por ahí...
La razón para titular mi artículo de hoy de este modo es bien distinta. Me he llevado en las últimas horas dos grandes sorpresas. Una grata (o eso creo) y la otra muy ingrata. Voy a empezar por la agradable, por la que merece la pena seguir luchando en las causas donde me concentro que de sobra ya conocen. Me estoy refiriendo al primer discurso de Obama como presidente electo. Quizá no hayan reparado a estas horas en algo que dijo el líder negro recién estrenado. Se han parafraseado fragmentos de su discurso e incluso profesores y catedráticos de comunicación lo han catalogado de joya literaria. Dicen que Obama tiene una oratoria tan depurada que transmite poesía al hablar con la gente. Quizá eso forme parte de sus innegables encantos pero yo me detengo en otros atributos suyos más sobresalientes que la labia de los colegios de pago. Ya tenemos a muchos que hablan bien, blancos y negros pero feos como ellos solos. Este no es el caso. Casi al principio de su intervención se pudo escuchar de unos preciosos labios: "Es la respuesta pronunciada por los jóvenes y los ancianos, ricos y pobres, demócratas y republicanos, negros, blancos, hispanos, indígenas, homosexuales, heterosexuales, discapacitados o no discapacitados." ¿Se dan cuenta? ; ¿entienden el valor de estas palabras? Por vez primera los homosexuales hemos sido mencionados en la categoría de personas, de realidad palpable y tangible para un líder de la Casa Blanca. Eso denota muchas, muchísimas cosas dignas del más profundo y concienzudo análisis que iremos haciendo a medida que la personalidad que se oculta tras el cargo vaya trascendiendo pero, no es una cuestión baladí estar en boca del inminente presidente de los EUA. Si algo no cabe pensar es que el discurso no hubiese sido confeccionado con anterioridad dejando a la improvisación el más mínimo detalle. Esto refuerza aún más la autenticidad de la intervención razonada, meditada y ponderada del otro día.
Sabemos que Obama tampoco ha sido un defensor a ultranza de los derechos de los homosexuales en su país y más bien prefiere las medias tintas. Lo que nos ha dejado perplejos es su mención, al traer a colación con su palabra la realidad de otra minoría humillada, aplastada y vejada en todo el mundo a día de hoy en el que los afroamericanos han visto su sueño cumplido.
Una larga lucha de cuarenta años que entendemos y con la que estamos sin duda sensibilizados los gays, lesbianas, bisexuales y transexuales del mundo que hemos vuelto a ver la oportunidad de respirar tras el color oscuro de un hombre que puede albergar una mente preclara.
La otra sorpresa pasa a la categoría de disgusto cuando me entero de que California ha votado en contra del matrimonio homosexual. La polémica proposición 8 pedía modificar la constitución del estado para definir el matrimonio sólo como la unión entre hombre y mujer, lo que suponía derogar la decisión del Tribunal Superior de Justicia de California que legalizó en mayo las uniones homosexuales. Ante el peligro acechante de tirar la ley para atrás unas dieciocho mil parejas del mismo sexo agilizaron en los meses previos sus gestiones para ver cumplido su sueño de constituirse como matrimonio.
Las leyes en contra del amor entre dos personas del mismo sexo han amargado la vida un poco más de muchos ciudadanos de aquel lugar que pagan sus impuestos y cumplen "religiosamente" con sus obligaciones ante unas instituciones que se niegan a concederles la plenitud de derechos. Pero seríamos del todo punto ingenuos si cayésemos en la trampa de no dar importancia a los gestos y las palabras como quiere el PP español, a quien no le importa tanto otorgar derechos a las personas como delimitar neuróticamente fronteras anti naturales de la realidad. Parece que la lucha se sitúa ahí, en la denominación, en los nombres, en las palabras... Llegados a este punto me retracto de lo que dije anteriormente y después de ser cegado por la belleza racial de Obama, concedo máxima importancia a sus palabras porque bien sabe el PP y la ultraderecha norteamerica que la enésima lucha de los homosexuales se libra ahí, en el campo de la semántica. El matrimonio ha sido por tradición patrimonio exclusivo de los heterosexuales y también la Casa Blanca de acceso exclusivo para blancos. Es evidente que el mundo está cambiando a pesar de las resistencias de algunos.
Porque en los institutos y universidades públicas también nos enseñaron a pensar y a defendernos con argumentos sabemos que la discriminación empieza por la palabra diferente que abre una categoría diferente. Así, los filósofos de la Edad Media supieron valorar la esencia misma, el elixir de las letras porque la mente funciona con ideas que se sustentan en palabras. Con distintas palabras se menosprecia a personas que son iguales, al menos en dignidad.
Brad Pitt siempre luchó por no ser encorsetado como un galán del celuloide. Me llegan noticias de que se ha vuleto a posicionar a favor de los gays en estos días. ¡Con la hermosura que lucía melena al viento en Leyendas de Pasión! ¿Lo ven?, ya me vuelvo a ir del tema como quieren los peperos.
Hasta mañana sorprendidos electores. Hasta mañana disgustados contribuyentes. Hasta mañana amantes de la oratoria con sustancia. Hasta mañana J.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Esperemos que las palabras de Obama no sean cantos de sirena para sumirnos en un estado de estupidez tal que no nos demos cuenta de que del dicho al hecho hay mucho trecho.
Sin ánimo de desanimar a nadie, a mí no me extrañaría pues todo lo que sale de la Casa Blanca está perfectamente medido y estudiado para aparecer como el no va más, pero tras ese envoltorio no hay nada... o mejor dicho, un grupo de ricos avariciosos que manejan el cotarro y que crean esos oasis en el desierto para que les dejemos seguir chupándonos la sangre y lo que haga falta.
En los institutos americanos, en el laboratorio, se suele hacer un experimento horroroso con una rana. Si hierves agua en un recipiente y echas la rana en el agua hirviendo, ésta salta instantáneamente fuera del recipiente. Pero, he aquí lo interesante, si metes a la rana en el agua cuando aún está fría, y con ella dentro vas calentándola hasta el punto de ebullición, la rana no saltará y morirá, por supuesto.
A veces creo que todos nosotros somos ranas y no nos damos ni cuenta de la temperatura a la que nos han puesto el agua en la que estamos reposando tranquilamente.