martes, 10 de febrero de 2009

En Eluana está nuestra libertad

La vida (amarrada siempre a su complementaria, la muerte) ha dado un duro golpe en la cara a ese legislador machista que desde Italia tildó al Gobierno español de "gobierno rosa". Al caer la tarde de ayer murió Eluana Englaro. Su vida era ya un esperpento no expuesto a tiburones de alta mar gracias al incansable talante de su padre, fiel luchador de la causa de su hija hasta el final. Pero todos los peces gordos de la mar profunda intentaron llevarse un trozo en sus fauces de este cuerpo angelical venido a menos por la cruedad de la naturaleza y de los hombres. Anoche, cuando la vida sorprendió a todos con su golpe de efecto sin obedecer a leyes, protocololos ni guiones, agonizó la mujer postrada en cama por un coma profundo irreversible. Anoche, se hizo ley.
Entre las olas feroces de ese mar oscuro nadaba Berlusconi preparando, a toda máquina, una ley hecha a medida para impedir que se dejara morir a Eluana en paz. Pero no caminaba solo el tiburón. Los peces espada de una Iglesia hipócrita empuñaban versos carcamales para afilar sus sables contra el derecho a una vida digna. Y el bofetón se hizo y todos quedaron sumidos en la desdicha de no haber logrado su vergonzoso propósito: alargar artificialmente la vida de alguien que yacía desde hacía casi dos décadas.
Una crisis repentina segó de golpe el horror. Un soplo divino (si Dios existe ayer echó horas extra) acudió en busca de la chica para llevársela y quitarla de en medio de las dentelladas.
Los "sensacionalistas de la Palabra de Dios" que pregonaron aquí el final de la familia, levantaron de nuevo ayer sus voces para decir que Eluana no había muerto sino que había sido asesinada. Esos que criminalizan a la mujer que decide gestionar racionalmente su capacidad dadora de vida. Los mismos, siempre los mismos con pancarta en Colón o presionando a los gobiernos corrompibles por ellos.
Pero la vida y la muerte nos han sorprendido a todos. No dio tiempo a expandir el veneno por el cuerpo. No hubo que seguir escuchando la voz del Dios veterotestamentario vengativo que hará que ardamos en los infiernos todos. Esta vez no hizo falta. Eluana ya descansa en paz.
Una familia rota pide a estas horas que se cierre el caso. Un padre extenuado reclama comprensión y llora la intimidad perdida en estos años a cambio de la decisión de honrar a su hija. Y, al honrarla a ella, nos ha honrado a todos. Y al escuchar a los "sensacionalistas de la Palabra de Dios" nos hemos afianzado en nuestras creencias de respeto por las personas. Hemos recapacitado junto al lecho de muerte de Eluana en que lo más hermoso es la vida que nos sostiene. Y si ese frágil equilibrio fuera seriamente dañado, los legisladores de bien habrían de facilitar a las personas los medios para acabar cortando el cauce de sufrimiento inserivible y atroz.
Nunca se ha dicho nada mejor sobre el buen morir como lo pronunciado por boca de este padre. Nunca se han logrado dar pasos tan firmes en la buena dirección. Todo gracias a Eluana y a sus padres. Gracias a la valentía de los que escribieron una historia de dignidad y superación inigualable. Ellos eran bien conscientes de que en Eluana está nuestra libertad.
Hasta siempre Eluana Englaro. Descanse en paz.

1 comentario:

.Mar. dijo...

Eluana Englaro, Descanse en Paz...
Muy buen texto, este caso fue muy
parecido con el caso de Terry Schiavo
y como el marido de la mencionada y el señor
Beppino Englaro estas palabras siempre se escucharon
"Tanto para Eluana como para el resto de
las personas que se encuentran en esta situación Dignidad
"cese la agonía"

En esta vida solo de una cosa estamos bien seguros
y es de la muerte...
Saludos muy buen texto...