Los fines de semana pasados por agua y frío son útiles desde el punto de vista lúdico y formativo. En los días en los que el sol ni asoma y la humedad del litoral valenciano se mete hasta el tuétano de tus huesos, el mejor compañero de fatigas es un buen libro, una buena película o un buen documental. Disfrutar de todo, sin la necesidad de elegir a la que estamos doblegados de lunes a viernes, es lo mejor del fin de semana. Bajo el calor de una buena manta y con un buen guiso delante se convierte en la mejor fórmula quitapenas que se conoce. Si la compañía es grata, se roza lo sublime.
He sustituído mi libro de cabecera por algunos blogs de referencia. Vengo de echar un vistazo a la bitácora de Marc Vidal. Saben que lo elegí hace tiempo como una de las fuentes que me ilustran en lo económico-social. Los ánimos se me han vuelto a soliviantar al leer: "España fabrica el noventa y cinco por ciento del paro europeo (...) el treinta y cinco por ciento de los menores de treinta años está desocupado. El paro real y sin cobertura familiar alcanzará la cuarta parte de la población a principios de dos mil once. En marzo un millón y medio de personas se quedan sin subsidio. Empieza la fiesta". A uno se le quitan los ánimos para levantarse de la cama, como cantaba Mecano. Lo peor es que la opción de esconder la cabeza bajo la tierra como el avestruz, ni la contemplamos. Parece que es la que más gusta en el PP. El electorado bien lo sabe y, por eso y por la constante filosofía del matonismo en este partido, convertida ahora en espionaje de película de sobremesa, castiga en los sondeos a una oposición que no plantea alternativa alguna al Gobierno de Zapatero. Lo dice en su columna de hoy Vidal: ni unos ni otros lo están haciendo bien. Es más, ni unos ni otros lo pueden hacer bien. Unos mejor que otros pensamos que sí.
Un amigo de los de verdad (especie extinguida antes de la llegada del cambio climático) nos invitaba a ver un documental de esos que abundan en las teorías conspiranoicas. Todo es corrupción y la sociedad está enferma, sentencia el ameno documental con tintes sectarios y milenaristas. Después, en el salón de casa, se ocupa la tarde del domingo con el debate que suscita la narración e imágenes del documento.
Sabemos que todo sistema de poder corre el peligro de corromperse. Por eso contemplamos que también son susceptibles de corrupción áreas que pregonan la mejora del planeta, el individuo o la sociedad: el medio ambiente, los derechos humanos, la lucha contra el hambre... ¡todo es corrompible! Segunda conclusión: se puede confundir al personal muy fácilmente alterando algunos elementos del proceso comunicativo y contruyendo un mensaje condicionante para el receptor. La sospecha se puede esculpir en los miedos inmanentes al ser humano con una facilidad pasmosa. Tercera "verdad" a destacar: toda verdad puede serlo en calidad de incompleta. Nunca terminamos de conocerlo todo. El saber se actualiza permanentemente, como bien sabe la ciencia. La ciencia nunca puede ser arrogante pues se niega ella misma una y otra vez a lo largo de la historia. El documental habla de verdades, no aprehende la verdad. Ésta no existe.
El resto del tiempo lo hemos invertido más en lo profano. Que si un rocecito por aquí, que si un calentón por allí. También asistimos a la fiesta de cumpleaños de una buena amiga (de esas que se extinguieron antes de la llegada del cambio climático) en la que hubo muchos chicos y chicas guapas, música y versos de poeta escritos sobre el pentagrama del humo de los cigarros. Las risas y las miradas cómplices de aquellos que practicaban el deporte que más le gusta a nuestra amiga (el buenrrollismo) nos alejaron durante la hora golfa del frío, de la oposición petarda y el gobierno maniatado, de los economistas candidatos a premios Nobel de la paz y de los documentales que alimentan la duda patológica. Estarán conmigo cuando les confiese que la madrugada del sábado al domingo siempre está impregnada de una magia sin parangón. Es ese espacio místico pensado para que los cuerpos dancen y las mentes construyan las fantasías perseguidas por los religiosos. Quizá piensen, como yo, que las mejores páginas del diario de su existencia están escritas a esas horas en las que todos los gatos son pardos. Hagan hoy menos caso que nunca de lo escrito aquí. Los lunes nunca fueron buenos consejeros. Ya anhelo la llegada del viernes y del sábado. El menú de hoy me quita el hambre y el sueño. De primero, crisis. De sugundo, parte de la violencia ¿doméstica? del fin de semana. De postre, muertos en la carretera.
Hasta mañana buscadores de la fiebre del sábado noche. Hasta mañana amigos en peligro de extinción. Hasta mañana sonidos de fondo en la dura semana. Hasta mañana J.
lunes, 2 de febrero de 2009
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2 comentarios:
Me alegro mucho de que el documental de marras (aunque discutible y discutido) te haya despertado esas reflexiones; porque así puedo corresponder, en parte, con esa capacidad rara y muy de agradecer, que tú y muy pocas personas que conozco tienen para el pensamiento crítico, para cuestionar las cosas y para hacer pensar y reflexionar.
Un abrazo
PD: Para mí, tu amistad también es una especie protegida por peligro de extinción. Gracias.
Espero compartir un finde de estos tan exquisitos con vosotros, que envidia!!! Te echo de menos. Te llamo pronto.
Mua!!!!
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