Con este discurso incendiario podemos acabar todos abrasándonos y provocar cuantiosos daños en un sistema de por sí moribundo. La irresponsabididad de algunos miembros del PP es compartida con los comunicadores de la COPE. Su desvergüenza y osadía no conoce límites. En medio de la que está cayendo, Jiménez Losantos se permitió ayer, desde los micrófonos de los obispos, alarmar al personal al responder a la afirmación de la Asociación Española de Banca de que los ahorros de los españoles están seguros. Dijo que si el Gobierno y el PP habían coincidido en su lectura de tranquilidad debíamos sospechar algo. En la misma línea detectivesca y rompiendo la unidad de ayer se ha pronunciado el portavoz económico del PP, Cristóbal Montoro, quien ha asegurado que: "todo es relativo".
Con voces de influencia tan perniciosas, que se manejan al capricho e intereses de sus superiores, se pueden cometer daños inimaginables dentro del delicado equilibrio que impera en el sistema financiero internacional. Esto es así porque uno de los pilares sobre los que se sustenta cualquier crisis es el psicológico. Detrás de cada acto humano se esconde la voluntad, el impulso, la apatía, la ilusión o la desgana; un sueño por conquistar o una postura acomodaticia ante las circunstancias. Consumir es un acto humano en grave peligro de extinción porque la gente tiene miedo. Conocidos los últimos datos del desempleo hace tan sólo unas horas, es como para tenerlo. Las dudas se ciernen sobre nuestros bolsillos, que a su vez están regidos (en el mejor de los casos) por nuestras cabezas. Al miedo natural, a la respuesta adaptativa que pasa por ser prudente o desconfiado por lo que estamos viendo, la COPE y el PP quieren sumar el miedo patológico, el irracional. Intentan sacar partido a los números rojos (los números de las grandes economías nunca fueron muy rojos) habándonos de cocos que nadie ha visto, lo cual es caer en una gravísima irresponsabilidad. Bastantes problemas soporta a estas horas una sociedad de clases medias venidas a menos como para pensar en posibles catástrofes futuras. Que se hundan algunas cajas o bancos de nuestro país es posible a medio plazo, pero poco probable que caiga todo la red interbancaria. Sabemos que uno de los enemigos a la vuelta de la esquina es la morosidad que se oculta como un cáncer a punto de dar la cara. Sin duda esta invitada a la fiesta hará acto de presencia en el peor de los momentos y con vestido de gala para recordarnos que aquí también tenemos nuestras subprime made in spain.
Hasta que eso suceda lo ético y lo inteligente es dar ánimos al personal porque nadie conoce los números exactos del capital arriesgado por la banca española ni se ha impreso hasta la fecha el manual perfecto para atajar los problemas. La crisis está más que instalda en nuestras casas pero no nos hacemos a la idea de lo que la podemos agravar si dejamos de comprar teles, periódicos, colchas para la cama, cafeteras eléctricas, cremas de manos, plantas de interior, barras de pan, libros de bolsillo, lavavajillas, fundas para los sofás... Ni que decir tiene que la metástasis sería morrocotuda si los españoles fuésemos en estampida a nuestros bancos para sacar de allí nuestros ahorros. Si esos son los ánimos que se lanzan desde algunos micrófonos autorizados, que nos pille confesados. Peor que lo malo que esté por venir, es lo horrible que proyectan nuestras cabezas. Mejor que no nos den ideas. Hasta mañana ideólogos del caos. Hasta mañana conspiranoicos varios. Hasta mañana agradecidos lectores de siempre. Hasta mañana J.
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