viernes, 24 de octubre de 2008

Cuando el alma quiere dormir

Los artículos que van a leer en los próximos días son excepcionales. Lo son no el sentido de geniales sino en el arranque humano que hay detrás de ellos. Voy a necesitar hacer un gran esfuerzo para que mis opiniones salgan a la pelestra de este blog estos días, pero lo que queda por delante para que así sea, merece la pena.
En ciertos momentos de la vida uno desconecta de su entorno, se queda sin cuerda, como paradas las agujas de un viejo reloj sobre una mesilla de noche. Es cuando el alma quiere dormir y que no la molesten. Ese estado de hibernación no siempre es bueno y es mejor salir de él como bien sabe una de las personas más especiales con las que me he encontrado en mis treinta y un años de vida.
Dedicados a ti, amparo y refugio de mi alma, hasta el momento de reencontrarnos.

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