¿Se han puesto a pensar en la cantidad de gente que se lucra con el "negocio" de la crisis? Este fin de semana me he dado una vuelta por las calles de algunos pueblos de Murcia y Alicante aprovechando para ver a la familia. He tenido oportunidad de pulsar la opinión de los que más padecen las injusticias de lo que está pasando: la gente común y corriente. Impera una sensación de desánimo instalada en la clase media. Ellos se saben la auténtica víctima sobre la que recae la soga de los titulares de macroeconomía. La pobre gente que ha pasado sacrificios toda una vida es la protagonista involuntaria del drama que se escribe en estos momentos. Cuanto menos son, por obligación, la cara más triste de la moneda.
Hace meses empezaron a escatimar en caprichos, luego en la cesta de la compra, dejaron el coche aparcado en la puerta, este verano no tuvieron vacaciones y ahora toca pasar todo el invierno con las chaquetas de los años pasados. Vuelve la política de austeridad y el reciclaje a nuestros hogares, no sólo a los Presupuestos Generales del Estado. Y cuando la sociedad empieza a guarecerse de la noche, los lobos salen de caza y asaltan los caminos. Huele a sangre nueva de viejas heridas y algunos se relamen pensando en el festín de vísceras que les aguarda.
Muchos jefecillos de nuestros pueblos y ciudades ya han olido a sangre y preparan su cruento menú a la carta para tiempos de necesidad: despidos masivos, moderación salarial de segundo y disminución de derechos en el puesto de trabajo de postre. Uno de estos lobos con piel de cordero es Gerardo Díaz Ferrán, Presidente de la CEOE y candidato al premio por el mejor eufemismo del año cuando habla del abaratamiento del despido como "flexibilidad laboral". Con este maestro, nuestros vecinos-jefes de toda la vida engordados en la década del ladrillo como las vacas con esteroides, no van a carecer de ideas para afrontar los problemas reales de gestión en sus negocios familiares en época difícil. Muchos mal autoproclamados"empresarios" de toda España han decidido pasarse al lado oscuro ahora que aprietan los números. Aún no han empezado a perder (sólo han dejado de ganar tanto) y ya proponen a sus trabajadores despidos temporales para ser readmitidos en la empresa pasados unos meses, quitar horas extra o pagarlas en negro, coger de la calle al postor que se ofrezca por menos pasta y tantos otros fraudes que se cometen con total impunidad en el escenario de este corral de tragedias. Con el "Manual para aspirantes a amasar dinero fácil " que han sacado del cajón muchos (si es que alguna vez lo metieron) se echan a perder los estómagos de la gente luchadora, noble y buena porque cuando el jefe pasa a ser amo y el obrero pasa a criado, la sociedad enferma de auténtica pobreza: pobreza moral. Está menos extendido aquel otro "Manual para personas empresarias decentes" y quienes lo aplican lo hacen desde el silencio y la discreción pero no pasa desapercibido a estómagos delicados y preocupadas cabezas que luchan desde las ocho por mantener a flote su pequeño barquito de papel. Los que tienen mucho trabajo por hacer son los sindicatos, hasta ahora medio mudos medio afónicos entre tanto aullido de lobos. Empieza a echarse en falta la voz crítica de tanto liberado (librado del paro) como abunda en nuestro suelo. Hasta mañana mayoría decente de empresarios. Hasta mañana aprovechados de la pena. Hasta mañana sacrificados obreros en busca de curro. Hasta mañana acomodados sindicalistas. Hasta mañana J.
lunes, 6 de octubre de 2008
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