Al finalizar el año solemos hacer balance de lo bueno y de lo malo, como cantara el grupo popero-pastelero Mecano. A veces con plena consciencia y, otras muchas, de manera vacía y ritual como se lava las manos el obsesivo-compulsivo.
En este listado de personas y cosas que dejamos atrás, que perdimos para siempre, ha de encabezar mi lista de 2009, la debacle de Zero.
Hoy miro fijamente su última portada e intento comprender el drama de una voz a la fuerza silenciada. Drama para muchos y algarabía para otros, los rancios e hipócritas que ganan de nuevo la batalla, no sabemos si la guerra.
He escuchado de boca del director de Zero, Miguel Ángel López, y he leído de su puño los motivos oficiales de este cerrojazo. Pero no los creo. Al menos no a pies juntillas.
No pongo en duda que la crisis económica ha supuesto un auténtico quebradero de cabeza para el sostenimiento de esta publicación mensual. Pero ni de lejos creo que ése haya sido el único motivo que ha llevado a Zero al paredón. Daría mil razones o muchas más para explicarles cómo sobrevive una línea editorial en medio de fuerte oleaje y retiradas de anunciantes a mansalva. Les contaría algunas fórmulas para la supervivencia en casos extremos que no dudo se hayan puesto en práctica por los hombres y mujeres de esta empresa pero las omitiré para conducir mis letras hacia universos más provechosos.
Creo que Zero ha muerto de glamour. Obsérvese que mi diagnóstico es ése y no otros tales como altanería, prepotencia o egocentrismo. El glamour nada tiene que ver con estos últimos defectos que nacen del orgullo humano.
Glamour, como saben, es elegancia en estado puro y, la elegancia puede resultar incómoda y hay que eliminarla.
Zero cuidó al extremo su presentación, su maquetación y fotografía. Eligió cada tema con maestría asombrosa y puso el dedo en la llaga por medio de bocas y plumas de las más autorizadas. Cada columna rezumaba verdad y crítica constructiva, al menos la verdad que representa las posiciones del movimiento LGTB en España.
Aunar criterios fue una tarea durísima, como afirma su director en la despedida de este número, pero se consiguió.
Con Boris Izaguirre descubrimos infinitas formas de mirar al mundo, todas divertidísimas. Con Mendicuti fusionamos dos prototipos de homosexuales: el maricón del franquismo y el gay de la nueva era. Con Generelo vivenciamos nuestra primera vez y con Iceta nos hicimos legalistas para defender nuestros derechos... todo ello aderezado con un toque de elegancia y distinción.
Esa misma distinción que no supieron perdonar las voces disidentes, las mariquitas malas de ayer y de hoy (muchos de ellos peperos y reprimidísimos) que juntos acabaron con once años de creatividad en estado puro, elegancia y distinción.
Ya me decía mi madre desde infante que la envidia es la carrera del infierno. Imaginen sólo por un momento los odios juntos de la caspa del PP, la ira de los obispos y su cruzada y la rabia de las miles de mariquitas malas (lo son porque la vida los ha hecho así como a Jeanette) de esta piel de toro hoy menos rosa que nunca y... voilà las razones de la debacle de Zero.
Nunca contuvo tanto veneno un solo dardo. Los asaeteados se retiran ahora demostrando que nunca existió un lobby gay. A pesar de todo, como dice M. A. López en su necrológica, ya NUNCA PARTIREMOS DE ZERO.
sábado, 12 de diciembre de 2009
jueves, 10 de diciembre de 2009
Vuelta y disculpas
Sí, esto es la vuelta a mi Destierro lunar.
Durante algún tiempo (demasiado para algunos, siempre insuficiente para otros) me ausenté y dejé de compartir mis reflexiones con ustedes, mis amigos, mis enemigos, mis lectores... He estado aprendiendo del mundo, de las gentes con las que me he encontrado en el camino, de las sonrisas y las lágrimas vertidas estos meses. He reflexionado hasta donde el seso me ha permitido y he entendido que jamás debí ausentarme. Reconozco que sigo sin comprender el mundo pero que me tiene enamorado: su complejidad, su diversidad, sus luces y sombras todas subidas en lo alto de un carrusel que no cesa de dar vueltas a gran velocidad. Y entonces entendí que mi psicoterapia compartida me reconciliaba con aquello que me superaba. Que este libro abierto que palpita con la entraña del mundo, no ha dejar de escribirse. Que estas páginas en blanco las han de seguir llenando ustedes con sus opiniones, que son parte de su curación y de la mía.
Por eso y porque aprendo con cada letra que escojo en este encaje de bolillos rejuvenecedor del alma que es la escritura, les pido que me vuelvan a admitir en medio de su cotidianidad como siempre lo hicieron. Acepten mis disculpas y mi agradecimiento a los que me pidieron la vuelta desde antes de mi ausencia.
Vuelve... Destierro lunar.
Durante algún tiempo (demasiado para algunos, siempre insuficiente para otros) me ausenté y dejé de compartir mis reflexiones con ustedes, mis amigos, mis enemigos, mis lectores... He estado aprendiendo del mundo, de las gentes con las que me he encontrado en el camino, de las sonrisas y las lágrimas vertidas estos meses. He reflexionado hasta donde el seso me ha permitido y he entendido que jamás debí ausentarme. Reconozco que sigo sin comprender el mundo pero que me tiene enamorado: su complejidad, su diversidad, sus luces y sombras todas subidas en lo alto de un carrusel que no cesa de dar vueltas a gran velocidad. Y entonces entendí que mi psicoterapia compartida me reconciliaba con aquello que me superaba. Que este libro abierto que palpita con la entraña del mundo, no ha dejar de escribirse. Que estas páginas en blanco las han de seguir llenando ustedes con sus opiniones, que son parte de su curación y de la mía.
Por eso y porque aprendo con cada letra que escojo en este encaje de bolillos rejuvenecedor del alma que es la escritura, les pido que me vuelvan a admitir en medio de su cotidianidad como siempre lo hicieron. Acepten mis disculpas y mi agradecimiento a los que me pidieron la vuelta desde antes de mi ausencia.
Vuelve... Destierro lunar.
lunes, 3 de agosto de 2009
Atentar contra el amor
Recuerdo la escena con nitidez. Acabábamos de llegar a la Gran Manzana la noche anterior y ésta era nuestra primera excursión. Mi marido tenía todo programado para volver a saludar la ciudad y sus más preciados encantos. La pasada ocasión se nos habían quedado muchas cosas en el tintero y ahora amanecíamos ante una nueva oportunidad para descubirlas. De entre ellas, disfrutar de una misa gospel en el norte de Manhattan. No voy a negar que estamos poco predispuestos a escuchar homolías en los días que corren pero el encanto que prometía el espectáculo acústico bien merecía la pena. Acudimos a una iglesia baptista cerca del medio día. Aquel fue un día de esos en los que jamás amanece y se convierten en un eterno atardecer a media luz. Hacía tanto frío y llovía tanto que los huesos pedían hospedaje como fuera, incluso dentro de una iglesia. Un maleducado portero de discoteca-evangélica trataba a la gente, que se apiñaba en la puerta mendigando la entrada, a patadas. No paraba de vociferar que no había posibilidad de entrar allí ese día si no se tenía reserva y que el respetable buscara otra iglesia para escuchar misa. Lo decía desde la altanería que en cualquier espectáculo asoma por la mente del que cuelga el cartel de "agotadas las localidades para hoy". Afortunadamente, mi precavido marido había hecho los deberes meses atrás reservando diez plazas dentro de aquella especie de anfiteatro decorado en pan de oro en el que aconteció lo que ahora les relato.
Accedimos a la iglesia casi a empujones y siguiendo una auténtica marea humana como si fuésemos un puñado de peces movidos todos por un mismo espasmo. Mis dedos de los pies estaban tan húmedos que ya no tenía sensibilidad en ellos. Tan solo una incómoda sensación de agotamiento y humedad que recorría toda mi armadura esquelética. Tomamos asiento donde nos indicó una organizadora, ésta ya más civilizada y cálida que el gorila de la puerta. Cuando hubimos recuperado el resuello, nos dispusimos a escuchar la misa dominical como buenos chicos.
Un perfecto orador tomó el micrófono para deleitarnos en otra lengua con impecables inflexiones de voz, excelente dicción, adecuados ritmos y tonos y un fondo no menos sorprendente. Una solista y un coro de gente negra hicieron nuestras delicias en lo musical. Tanto que las puntas de mis dedos, bajo las rudas botas de piel marrones oscurecidas por los restos de lluvia y nieve, volvieron a la vida y entraron en calor. Tanto que mi pobre cuerpo torturado por las inclemencias del tiempo casi empieza a levitar por encima de aquella especie de retablo situado detrás del altar new age.
El pastor nos agradeció la visita y comenzó una homilía que siempre recordaré, yo que no sé ni j de inglés. La idea principal versaba sobre la tolerancia hacia los homosexuales. No sólo sobre tolerancia sino del total respeto hacia todas las personas sin importar su condición sexual. Mi marido estaba estupefacto. Con el vello de punta por la emoción trataba de traducirme simultáneamente lo que allí se estaba diciendo, nunca leyendo. Un cura hablaba bien de la homosexualidad y, grosso modo, defendía a gays y lesbianas como hijos de Dios. Con vehemencia y grandes dosis de razón el discurso fue tan digno que todo el grupo decidió tomar la comunión siguiendo el propio rito de la confesión. Nadie rechazó la invitación de saludar a aquel Dios que se nos presentaba como padre amantísimo de todos nosotros. Nadie podía creer en aquel milagro, pero estaba ocurriendo en pleno corazón de Harlem. Aquel fue nuestro mejor regalo de navidad. Aún lo pienso y me encantaría ir cada domingo allí, cogido de la mano de mi marido, para recibir la bendición de un Dios ajeno a nuestro antiguo testamento y poco amigo de plagas y castigos a primogénitos. Al abandonar aquella Abyssinian Baptist Church todos fuimos conscientes de que otra realidad es posible y confirmamos que las religiones tienen que asumir el reto de aceptar en su seno a todos los hijos de un posible Dios que andará muy enfadado estos días por las fechorías de una mayoría intransigente y propagadora del odio. Esa mayoría ha protagonizado la noticia a golpe de esquela este fin de semana.
La comunidad homosexual está de luto desde la noche del sábado cuando en Tel Aviv fueron asesinados, a manos de un pistolero, dos jóvenes homosexuales. Al parecer todo ocurrió dentro de un club de reunión para jóvenes de esta condición sexual. Otras quince personas resultaron heridas, de las cuales seis aún continúan graves.
De nuevo el fundamentalismo religioso ha levantado la mano contra sus hermanos. De nuevo los ladrones de la "verdad" han despertado la ira de un dios que permanece impasible ante la injusticia y el asesinato de los buenos.
Sabemos que son muchos los que, creyendo poseer la revelación de lo alto, insultan y hieren a sus congéneres diferentes, como parece ocurrir dentro de las filas de determinados partidos ultraortodoxos donde se considera la homosexualidad como un pecado aberrante.
Es el perfecto caldo de cultivo para que, a la postre, un hombre entre en un pub encapuchado y con una pistola acabe con la vida de dos jóvenes en un santiamén. Este es el resultado de la permanente manipulación y la redirección hacia el odio y la homofobia que se profesa en algunos credos, como también ocrurre dentro de la propia cúpula del catolicistmo en la actualidad.
Afortunadamente en todos los lugares del mundo abundan las mentes cuerdas, lúcidas y amigas. Los rabinos de las corrientes más liberales del judaísmo ya han condenado este atentado contra el amor. A buen seguro aquel pastor de Harlem que nos conquistó con su labia lo habrá hecho este domingo. En Destierro lunar nos sumamos a la repulsa por estos atentados, indignados ante la sinrazón del que mata y peca doblemente por evitar el supuesto pecado de la homosexualidad.
"Amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a tí mismo". "No matarás" (Decálogo de los mandamientos).
"Dios ama a todos sus hijos sin importarle su condición sexual" (Rev. Dr. Calvin O. Butts, III, Pastor de un famoso templo de Harlem, 21 de diciembre de 2008).
"Dejad en paz a los homosexuales" (José Luis Rodríguez Zapatero, Presidente del Gobierno español en el discurso ante el Congreso de los Diputados, 30 de junio de 2005).
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miércoles, 29 de julio de 2009
Dos mundos juntos
Llegamos a Sant Carles de la Ràpita un tanto desorientados. No sabíamos exactamente qué papel habríamos de representar en aquel libreto escrito para la ocasión. Meses atrás habíamos conocido a Anna en Valencia durante la presentación de un documental sobre la convivencia de las familias homoparentales con hijos. Reconocí pronto su fisonomía, sus gestos y su voz. Era la madre-coraje con la que habíamos llorado la navidad pasada mientras brindábamos con champán rodeados de nuestros auténticos padres y madres; la madre-coraje que defendía la homosexualidad de su hijo a boca llena desde lo más profundo de España y de su convicción; la misma madre-coraje cómplice del universo rico, variado y único del hijo que le cogía devotamente de la mano para mostrarle todo su afecto durante unos minutos de grabación de aquel programa de televisión que hizo historia en nuestro salón.
Eso fue lo primero que supimos de la que sería nuestra otra familia. De repente, aquel personaje cotidiano, bañado en la humildad de su discurso en el momento de las presentaciones, pasaba a formar parte del mito. Era un nuevo referente sacado del anonimato y anunciaba la buena nueva de la normalización vivida en sus propias carnes. Sin saberlo, ella había conquistado la torre más alta de nuestro castillo.
Meses más tarde conocimos a su hijo. Anna dice que el destino nos tenía guardado ese encuentro. Sonrisa amplia, anchas espaldas, mirada pícara de un travieso niño grande que combate la injusticia con humor. Probablemente él estaba llamado a sentirse hermano nuestro desde el principio y nosotros a trasvasarle toda la experiencia atesorada durante estos años. Quizás un loco guionista de novelas surrealistas se había dedicado, en un tiempo impensable, a describir personajes y hacer el reparto de diálogos para que todo encajara correctamente. Aquella noche barcelonesa, preludio de una hermosa primavera, siempre la recordaremos como la noche en que conocimos a Andreu, el hijo valiente que salió del armario ante toda España cogido de la mano de su madre.
A la composición aún le faltaban pinceladas muy diestras para que acabase en obra de arte.
La (negada mil veces por mis labios) casualidad hizo que volviésemos a encontrarnos con Anna meses después. Orgullosos todos de vivir una condición sexual diferente desde la total normalidad, juntos en la misma causa reivindicativa, la manifestación del Orguyo Gay en Valencia posibilitó el volver a vernos. La iniciativa de invitarnos a su casa para las fiestas del pueblo hizo que saltara la chispa y se propiciara la amistad. Así fue como Anna convirtió, el pasado fin de semana, su localidad en una escuela de tolerancia y convivencia en la diversidad. Una preciosa adolescente, su hija, paseó blindada por muchos amigos de la causa una banda de honor en la que rezaba: "Associació de mares i pares de gais i lesbianes". Tal fue la habilidad de nuestra madre putativa que, más de una veintena de personas, nos vimos de repente en la presentación de una ofrenda en una iglesia y anunciados convenientemente por megafonía del mismo modo en que figuraba en la banda de nuestra musa adolescente. Anna y los suyos acababan de meter el mejor gol de la temporada y fuera de su campo.
Vicent es un atractivo hombre que ama la vida y eso se nota en cada uno de los surcos de su cara. Armonioso cuerpo de hombre entregado a la mar, bronceado cobre perenne y jovial alma plena de tesoros como los ocultos en los fondos marinos. Conocer a Vicent es toda una experiencia. Pudimos conversar con él de deporte, de baile, del sacrificio del trabajo y muchas cosas más desde la veteranía de su edad y el chisporreteo constante de sus ojos.
Ésta es nuestra nueva familia. No presenta deficiencias en valentía ni generosidad. Hospitalarios y excelentes anfitriones, mejores pedagogos fueron explicando a todo el pueblo, a través de su ejemplo, que es posible la unión de esos dos mundos, el heterosexual y el homosexual. O mejor aún, nuestra nueva familia nos recordó que jamás esos dos mundos debieron haberse separado. Como ellos mostraron ante el pueblo su unión en claro aval de sus ideas, así lo supieron entender los convecinos y así fuimos recibidos desde el máximo respeto y admiración.
Anna sigue preguntándose, como hacía en aquel documental de hace años, por qué no pueden convivir el mundo heterosexual y el homosexual unidos. Por qué tiene que haber gente que discrimine a Andreu o le impida ir cogido de la mano de su novio por la calle. Anna sigue haciéndose muchas preguntas. Pasará tiempo hasta que resuelva algunas. Otras no tienen explicación posible. En estos años desde que ella comenzó a cavilar ha visto que algunas no deben plantearse y que es mejor ignorarlas.
Y así pasará la vida plena de preguntas y respuestas, compartiendo entre todos nuestros miedos y esperanzas sabiendo que, una abuela moderna y experta en su tiempo, acunará a nuestro hijo mientras salimos de cena y echamos unas risas para frivolizar nuestros posibles dramas.
Siempre estaremos a vuestro lado para recordar, allí donde se produzca una mirada de desconfianza o miedo, que estos dos mundos nunca deben separarse.
Ahora, vuestra familia y la nuestra tampoco lo harán.
Dedicado a una madre-coraje y a toda su prole de héroes.
Dedicado a la gente de AMPGIL, ese ejército de la paz que, como Anna y los suyos, también nos ofrecieron su corazón estos días. Nos sentimos apadrinados y amadrinados por todos vosotros.
Gracias por ser la parte más hermosa de nuestros padres. Quizás la que nunca vimos en ellos.
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martes, 28 de julio de 2009
Dos mundos juntos. Preámbulo
En unas horas leerán un nuevo artículo en Destierro lunar: "Dos mundos juntos".
En esta ocasión les contaré lo vivido durante este fin de semana en un pueblo de Tarragona, gracias a la labor de una madre-coraje llamada Anna.
Siempre la recordarán por una frase que la ha hecho célebre sin ella pretenderlo. Una frase que ha de cambiar la mentalidad de muchos y derribar la barrera de la intransigencia y el odio que aún se mantiene en pie... "¿por qué no pueden convivir estos dos mundos juntos, el homosexual y el heterosexual y hacerlo en paz?".
Para Anna y todos los amigos que nos han ayudado a seguir creyendo en la bondad del ser humano estos dos días, "Dos mundos juntos".
Permítanme que me tome unas horas más de descanso. La nostalgia de la partida no me hace posible escribir con la lucidez adecuada.
Gracias y hasta muy pronto.
jueves, 16 de julio de 2009
Digna, Dolores o Bernarda estrena prótesis para el alma
No recuerdo si en algún momento de la conversación me llegó a decir su nombre. Aquella señora se debería llamar Digna por su manera de mirar la vida; o Dolores por lo sufrido; o Bernarda por la entereza con la que ha encarado su historia.
Me crucé con ella hace unas horas en medio del pasillo de un ambulatorio. Desde ese momento no he parado de mirar en la pantalla de mi pensamiento los surcos de su piel y de admirar una especie de aura que la envolvía en la mística más cercana.
Digna tiene ochenta y cinco años y apenas se sostiene en pie. Arrancó hojas de muchos calendarios llorando amargamente. Entró a quirófano diecisiete veces por motivos distintos y algunos muy graves. Las cicatrices de la vida se debaten en duelo titánico con las del bisturí para tallar la figura maltrecha de una superviviente mil veces naufragada y reinventada. Reinventada en su casa, por ejemplo, al sufrir la muerte prematura de su esposo. Reinventada al salir cada día en busca de algo de pan, cuando empezaba a escribir su novela, en medio de un país con costra y hambre de pan y tiros.
Digna a los pies de una cama repintada de hospital esperando la recuperación de su hija que nunca llegó.
Digna porque sabe que hoy ingresará en aquel mismo lugar donde su hija murió.
Digna porque nunca peleó con su destino y lo asumió dócilmente.
Dolores llora desconsoladamente al recordar cómo fue todo. La vida fue cruel con ella y le quitó a dos de sus seres más importantes en los que piensa cada día antes de conciliar, por poco rato, el sueño. No tuvo bastante con asaetearla a dolores, calambres, espasmos de todo tipo, retortijones, bloqueos, lumbalgias, cervicalgias y más algias que la mortificaron siempre. La vida vino a ponerla a prueba con prótesis de casi cada articulación de su cuerpo. Aquellas heridas cicatrizaron pero no se conocen, hasta el momento, las prótesis para el alma.
Llora y paso mi mano (casi tan huesuda como la suya) por su hombro. "Ahí también hay una prótesis", me dice mientras lagrimea. Y entre gimoteos y pucheros sigue narrando su desdicha y su proeza (de la que no es muy consciente como buena heroína) al resistir los embates de un continuo fuerte oleaje. En estos momentos ya me parece un bebé que enternece y al que hay que mecer cantando una nana para serenarlo.
Bernarda no siempre es fuerte. Hoy casi no puede andar. Le fallan las rodillas, el corazón, le falla el brazo derecho y el izquierdo afecto por una trombosis añeja pero lo que nunca le falla es el recuerdo de los que vió marchar. Después de aquello su corazón se enfadó tanto que un cardiólogo lo bautizó como arrítmico y de apellido le puso Sintrón. Bernarda no quería vivir a partir de aquel momento, pero sintió después tantas veces ese mismo sentimiento, que ella misma se sorprende de lo soportado hasta hoy. Como en un juego maquiavélico, la fuerza de la misma naturaleza que la maltrataba, la mantenía viva en la partida. Y sola.
Bernarda vive sola en un pequeño piso de un modesto barrio de Valencia. Ella se cocina. Ella limpia su casa y ella va al supermercado. Me explica sus argucias para pedir al vecindario que le ayude a tirar la basura. Bernarda no es dependiente porque nunca sintió que lo fuera. Tantos han sido los zarpazos recibidos que ni tiempo tuvo para ir a su guarida a lamer las heridas. Siempre otro funeral y otro entierro. Cuando no era una fiebre era una nueva hernia y cuando no el hambre de los peores años de la dictadura. No obstante, nada la doblegó ante la vida. He ahí la fuerza de Bernarda.
Ha entrado antes que yo a la sala para ser vista por un médico. Después de un rato, una enfermera sube una silla de ruedas fría e impersonal como todas las sillas de ruedas. Esta no sabe a quién va a prestar servicio. Será en breve y, por poco tiempo, el trono de doña Bernarda.
Una puerta blanca mate se abre sin sonido (como ocurre inexplicablemente en algunos misterioros lugares ligados al sufrimiento humano). La enfermera se la lleva. Me mira sonriendo y exclama: "¡me llevan al hospital!" En el hospital todas las enfermedades posibles la conocen bien. A sus ochenta y cinco años Digna, Dolores o Bernarda es toda una veterana de guerra.
Imagino que al entrar por la puerta de urgencias le rinden honores los sanitarios. Imagino que las enfermedades se ponen enfermas al saber de su ingreso. Quiero imaginar que su marido e hija le esperan a los pies de una cama repintada y la invitan a caer en un sueño profundo y plácido y se marcha con la misma dignidad y fortaleza que vivió no teniendo ya que soportar ni un dolor más en ese alma santa en el anonimato.
Los sueños, a veces, se cumplen.
Hasta mañana Bernarda.
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martes, 30 de junio de 2009
Mañana será "otro" día
Por fin llegó el día esperado. Esta noche será una de ésas en las que la mente haga contorsionar al cuerpo. Ésta será una de esas madrugadas mágicas que marcan la vida de una persona porque el espíritu ansía la total liberación del cuerpo.
Mañana empieza el principio del fin.
Mañana comienza a escribirse el último capítulo de un libro breve lleno de contrastes. Y mañana paladearé, quizás, el éxito que la vida me depare o el dolor de la derrota que nunca subestimé.
Tanto en el éxito como en el fracaso se conoce al amigo y al oponente. Esta andadura también ha esclarecido asuntos, roles, palabras, conductas, silencios y más palabras.
No me importa lo duro que fue el camino. Siempre tuve corazones sensibles latiendo con el mio. Siempre palabras de ánimo y aliento en los momentos de desencanto y parálisis. Por ello ya soy el hombre más afortunado del mundo.
De entre todas esas voces que me levantaron, la de M. tuvo una especial resonancia para mí.
Sin duda le deberá la sociedad a él, en gran parte, mi desempeño como maestro. Él ha hecho posible también este sueño. O. fue otra de las compañías inestimables. Tenté a los dos como el mismo diablo, mostré a ambos mil tesoros si adoraban mis miedos y nunca titubearon. Siempre creyeron en mí. Mi hermana siempre ha dormido al lado de mis sueños. Hizo de respiración asistida si alguna vez entré en cuadro agudo y me preparó para la vida.
Con E. me unió una sonrisa eterna de esas que vencen a la muerte. Siempre seremos los dos el profesor-alumno de esos veinticinco temas de la vida.
Una especial mención para los que os sentisteis atraídos por mi vocación de maestro. Gracias por aguantarme en clave didáctica y pedagógica en el día a día y gracias porque, a veces, también desfallecí delante de vuestros rostros y jamás los volvísteis para otro lado.
A todos aquellos que pusieron palos en esta rueda imparable, gracias. Me hicieron ser más fuerte a través de sus ataques. Me blindaron de paciencia y comprensión y me entrenaron para el mañana.
Sin Alicia y su inspiración el motor jamás se habría puesto en funcionamiento. Ha escrito tantas lecciones en la pizarra de mi alma que siempre estaré en deduda con ella.
Gracias al padre y la madre que siempre imaginé y gracias a los que son. Sin ellos nunca habría sido el hijo que soy ni el que ellos quizá imaginaron que sería.
Aún queda una madrugada mágica de por medio. Mañana será "otro" día.
A todos los que hicísteis motivos para recibirlas, mis más sinceras gracias.
Mañana empieza el principio del fin.
Mañana comienza a escribirse el último capítulo de un libro breve lleno de contrastes. Y mañana paladearé, quizás, el éxito que la vida me depare o el dolor de la derrota que nunca subestimé.
Tanto en el éxito como en el fracaso se conoce al amigo y al oponente. Esta andadura también ha esclarecido asuntos, roles, palabras, conductas, silencios y más palabras.
No me importa lo duro que fue el camino. Siempre tuve corazones sensibles latiendo con el mio. Siempre palabras de ánimo y aliento en los momentos de desencanto y parálisis. Por ello ya soy el hombre más afortunado del mundo.
De entre todas esas voces que me levantaron, la de M. tuvo una especial resonancia para mí.
Sin duda le deberá la sociedad a él, en gran parte, mi desempeño como maestro. Él ha hecho posible también este sueño. O. fue otra de las compañías inestimables. Tenté a los dos como el mismo diablo, mostré a ambos mil tesoros si adoraban mis miedos y nunca titubearon. Siempre creyeron en mí. Mi hermana siempre ha dormido al lado de mis sueños. Hizo de respiración asistida si alguna vez entré en cuadro agudo y me preparó para la vida.
Con E. me unió una sonrisa eterna de esas que vencen a la muerte. Siempre seremos los dos el profesor-alumno de esos veinticinco temas de la vida.
Una especial mención para los que os sentisteis atraídos por mi vocación de maestro. Gracias por aguantarme en clave didáctica y pedagógica en el día a día y gracias porque, a veces, también desfallecí delante de vuestros rostros y jamás los volvísteis para otro lado.
A todos aquellos que pusieron palos en esta rueda imparable, gracias. Me hicieron ser más fuerte a través de sus ataques. Me blindaron de paciencia y comprensión y me entrenaron para el mañana.
Sin Alicia y su inspiración el motor jamás se habría puesto en funcionamiento. Ha escrito tantas lecciones en la pizarra de mi alma que siempre estaré en deduda con ella.
Gracias al padre y la madre que siempre imaginé y gracias a los que son. Sin ellos nunca habría sido el hijo que soy ni el que ellos quizá imaginaron que sería.
Aún queda una madrugada mágica de por medio. Mañana será "otro" día.
A todos los que hicísteis motivos para recibirlas, mis más sinceras gracias.
martes, 9 de junio de 2009
Cosas de la democracia
"La derecha ha ganado las elecciones en Europa. El PP no ha perdido los comicios en España. El miedo se impone a la razón en el nuevo período que se abre".
Éste podría ser un resumen de lo acontecido el fin de semana pasado en el que urnas y recuentos han sido motivo de ilusión para unos y de frustración para otros. Nada nuevo bajo el sol. Para analizar el conjunto de los resultados hagamos una pormenorización de los hechos.
El PP no ha perdido los comicios en España. Obsérvese que no los ha ganado, sencillamente no los ha perdido. Los resultados obtenidos no han sido para tirar cohetes, como bien saben en la calle Génova, pero la situación era tan desesperada en este partido que cualquier signo positivo se había de sobredimensionar. Es el momento del asalto, han pensado los líderes populares: ahora o nunca. Porque la hoja de expediente de Rajoy como ganador de elecciones estaba por estrenar; porque los escándalos de corrupción dentro del partido abultan cada día más; porque el liderazgo de Mariano siempre ha estado en entredicho y por muchas cosas más, al PP se le ha aparecido la virgen con la crisis. Que me disculpe la directora de La tarde con Cristina de la emisora de los obispos por la blasfemia (ella es muy combativa en este aspecto), pero ha sido así.
La derecha española llevaba años agazapada esperando un momento de debilidad. Un momento como el presente en el que el paro sube y sube como la espuma y es irrefrenable la tendencia. Un contexto de desilusión en el que muchas familias se encuentran con platos únicos en la mesa o menú de comedor de caridad.
Que no se confundan en este partido por el bien de todo el país. No ha existido el voto de castigo masivo contra Zapatero y más bien se ha tratado de un toque de atención justificado por el desgaste de la crisis. Hoy ha dicho Fraga (ese hombre-holograma que anda por ahí suelto como recién salido de un bestiario medieval) que plantear una moción de censura sería un suicidio para Rajoy y los suyos. Yo me pregunto... ¿quiénes son los suyos?, ¿qué Partido Popular no ha perdido las elecciones, el de Rajoy y Cospedal o el de Aznar y Mayor Oreja?
Un par de flecos más por cortar. Lo acontecido en Valencia y Madrid, donde proliferan a sus anchas los presuntos delitos de corrupción, se llama corporativismo, cierre de filas. La derecha siempre se moviliza ante una llamada de auxilio. Suena el cuerno y empieza la danza de incondicionales acudiendo en peregrinación a votar. Mucho tiene que aprender de ella la izquierda española que no tuvo compasión con González y lo mandó a su casa a criar bonsáis cuando le salpicó el escándalo. Recuerden que la fórmula de votar tras ir a misa es la ideal. Es el plan perfecto para un domingo electoral: primero te envenenan con un tripi y después alucinas en colores.
La derecha ha ganado las elecciones en Europa. Sin fisuras ni posibles interpretaciones. Ni las políticas de Sarkozy, ni las de Merkel, ni las del polaco Donald Tusk, ni mucho menos las de Berlusconi son de mi agrado. La población europea ha hablado en las urnas pero eso es mucho decir. Algunos pensamos que ha balbuceado o enmudecido ante el panorama desolador de un viejo continente en creación que aún ve cercanos los fantasmas del hambre de otros tiempos.
Ha ganado el miedo a lo diferente, la exclusión y el racismo. Ha ganado el mensaje xenófobo que resaltaba la presencia de los inmigrantes entre nosotros como un peligro y no como una oportunidad. Y se ha premiado el escándalo y la corrupción de los que se pavonean a estas horas mostrando sus "triunfos" carentes de toda moral. Han ganado los de la moral, la única, válida y auténtica moral. Se pone en peligro así el derecho de muchos hombres y mujeres a llevar una vida digna acorde a su condición. Merman las libertades en nuestro suelo porque ahora el trabajador es más currante y el empresario más príncipe que antes. Se excluye lo diferente, lo que nos hace realmente ricos en sociedad. Los sociólogos se preguntan qué ha llevado a estos resultados en medio de una crisis con el cuño de la derecha. Algunos pensadores ya han dado con la otra piedra angular que faltaba. Las aturdidas sociedades posmodernas que poco saben de nada, tienen la firme convicción, no obstante, de que la derecha es capaz de gestionar mejor la economía que la izquierda. Ésta es la prueba inequívoca de que el hombre es el único animal capaz de tropezar dos veces en la misma piedra. Los adoradores del altar de la doble moral ya se frotan las manos en Europa. Mis más sinceras felicitaciones a los ganadores. Una advertencia de la que han de tomar buena nota: en los tiempos presentes, los acontecimientos cambian a una velocidad de vértigo. Nada hay que la calle no pueda enmendar, ni siquiera los errores cometidos en las urnas. Quizá este segundo tropiezo sirva para que espabilemos y salgamos del letargo. Hace tiempo que llegó la primavera. Dicen que tras el verano todo empeorará. Por el camino que vamos a más de cuatro les pillará confesados. Mientras tanto yo prefiero sumarme a las palabras del presidente del grupo socialista en el Parlamento Europeo: "Intentaremos frenar las fuerzas incontroladas del mercado pero lo haremos desde una base menos sólida que antes". Dicho en román paladino: volvamos a las catacumbas con tal de ver medio lleno el plano. A ver si como pensaba Sancho, con la panza llena podemos pensar mejor.
Haciendo honores a la España de los ochenta en la que la televisión era todavía inocente y creativa, me despido con una frase de anuncio de los de entonces.
¡Pero qué cosas tiene la democracia!
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jueves, 4 de junio de 2009
Infiel a mi peluquera
Alejado como estoy estos días de mi compromiso de escribir esta bitácora, dadas mis obligaciones de opositor, algo ha pasado hoy que me ha hecho volver a la fuerza (aunque gustoso) al formato de reflexiones compartidas al que ya estoy acostumbrado.
Hace dos semanas convencí a un amigo para que me acompañara a la peluquería, ese lugar en el que practican la alquimia y a uno le convierten en oro de cuello para arriba.
Aprovechamos la salida e hicimos unas compras en un centro comercial y allí me cortaron el pelo, o me hicieron un desgraciado, según se mire. Conocí a una mujer joven y dicharachera (cualidad imprescindible para el oficio de cortapelos) que se enredó tanto en sus disquisiciones acerca de la máquina de aceleración de partículas y los orígenes del universo, mientras empuñaba la tijera, que salí de allí con una decena de trasquilones y la promesa de no volver a aquel lugar si no era para conversar, en medio de un café, con aquella amante de la ciencia-ficción.
He esperado dos semanas a tener algo de cabello (así reza en las cápsulas que he tomado para acelerar su crecimiento) e intentar arreglar el desaguisado consultando con mi peluquera de referencia. Nada hay que ella no pueda enmendar, ningún roto que se le resista para ser zurcido por sus hábiles manos. Y ninguna paz es mayor que la de reencontrarse uno con su imagen habitual frente al espejo, sin grandes virtudes pero carente de destacables defectos, que es de lo que se trata. He vuelto a sus brazos hoy, a los de mi estilista de barrio y ella me ha mirado al entrar y se ha sonreído. Sabía que le había sido infiel. Sabía que había sido débil al correr a otros brazos o a otras manos y que ahora buscaba su consuelo para recobrar mi imagen. Sin rechistar, sin desaire ni un ápice de reproche en sus labios, ha cogido la tijera y cargada de comprensión y oficio me ha devuelto a la vida. Parecerá absurdo el comentario pero no tiene ni un pelo de exagerado. Al perder nuestros signos de identidad o al minimizarlos, nos sentimos sin rumbo y sin esencia. Muchas veces lo accidental, por cotidiano, pasa a formar parte del universo de lo sustancial. Eso le ocurre a mi cabello.
La reconciliación no ha podido ir mejor. No voy a dar hilo a la cometa de mi narración en este sentido, siento decepcionar a tanto morboso como hay por la vida.
Dentro de la peluquería he asistido a una conversación entre la dueña y una clienta. Ambas se quejaban del trato que propinan a la gente ciertos colegios concertados religiosos de Valencia, no aceptando algunos expedientes y siendo demasiado estrictos con las normas de admisión. En medio de la conversación aparecí yo con mis quejas habituales hacia la gestión de estos centros financiados con el dinero de todos los contribuyentes. Sabía de antemano que la propietaria de la peluquería era "de la obra" como ella misma no paraba de repetir y que la clienta era religiosa de las de golpe en el pecho, por pistas que ella misma había dado.
No me pregunten cómo pero de repente la clienta me estaba diciendo que a ella eso del matrimonio homosexual le parecía fatal porque no entendía que se llamase así. Cuál fue su sorpresa cuando me pregunta a mí sobre ese asunto y le respondo que estoy casado con un hombre. "Pero...¿casado, casado?", me pregunta la señora. "Casado, casado", le contesto yo.
La conversación ha mantenido desde el principio la elegancia dialéctica que enseñan en los colegios de pago. Tanto la dueña del negocio como su clienta habían sido educadas entre algodones. Yo también. Hemos hablado de órdenes religiosas, del Papa, de la tolerancia de la Iglesia, de los valores, de los cambios sociales y de "la obra" sin faltar a nuestro compromiso de ser educados. Entre dolor y rabia la clienta nos confiesa que tiene un hermano homosexual. La conversación da un giro inesperado. Un hermano que se casó con una mujer y que hoy tiene descendencia. Un hermano, dice ella, que siempre ha sido desdichado por ocultar una realidad que tan sólo compartió con ella.
Entonces tengo el combate dialéctico ganado. Lo tenía desde el principio, pues me asistía el sentido común. Tengo que dosificar mis fuerzas y mis formas se han de suavizar aún más fuera de toda vehemencia. Estoy delante de una víctima de un sistema hipócrita y corrompido que escribió parte de la historia de miles de familias en nuestro país. La comprensión y la humanidad apuntalan ahora las palabras que escojo. La clienta me mira y se lanza a besarme. La dueña del local admite que ella está a mi lado y que le haría muchísima ilusión que le presentara a mi marido y, algún día, a un futuro hijo nuestro. Mi peluquera observa la escena y apunta: "Desde el primer día supe que eras un tío majo. Me alegro mucho de haberte conocido".
La clienta me da un último abrazo quizá fundiéndose con su propio hermano y me dice aquello que siempre quiso decirle a él con un gran nudo en la garganta: "Hoy he entendido mejor que nunca a mi hermano, su vida promiscua e infeliz. Quizás hoy deje de juzgarlo y empiece a reconocerle como una víctima más de aquella moral dañina que se enseñaba en nuestros colegios".
Antes de marcharse añadió: "Vive tu vida y cógele la mano a él (a tu marido, traduzco) y sed muy felices los dos ahora que podéis".
Tenía que pasar por el supermercado a hacer unas compras. Entenderán que no he podido hacerlo después de la escena que la vida me tenía reservada esta mañana.
Entenderán que dedique estas palabras a todos aquellos que se vieron obligados a vivir una vida que no era la que querían. Lo entenderán. Y de ese entendimiento nacerá la lucha para erradicar la injusticia y dejar de sacrificar vidas inocentes por un sistema repugnante que causó las lágrimas que hemos llorado esta mañana.
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miércoles, 20 de mayo de 2009
Curso de Lingüística General
De mi paso por la universidad guardo algunos buenos recuerdos. No fue una etapa fácil aquélla. Varios obstáculos se interponían entre mi persona y la felicidad soñada. Para empezar, los primeros vuelos fuera del nido son durísimos. Una consecución de caídas y tropiezos aderezados de algún vuelo bajo se convierte en la crónica de un superviviente fuera de la protección de su clan. Para continuar, saberse a las afueras de la adolescencia colma el pensamiento de imágenes apocalípticas que versan sobre la responsabilidad recién estrenada. Finalmente ser conocedor de la soledad que alberga nuestro cerebro y escuchar el autodiscurso de una mente joven al caer la tarde, mientras se hace la compra del día siguiente en un supermercado de barrio, conciencia al sujeto de su extrema fragilidad.
Hay algunas personas y vivencias de aquellos años que traigo permanentemente a mi memoria. Creo que algunos de aquellos me cogieron de la mano para dar mis primeros pasos en la buena dirección. Cualquier dirección es buena fuera del núcleo primigenio siempre que la conciencia se haya forjado justa y honrada antes. Eso es mérito exclusivo de los padres. Dar la vida es una cuestión accidental. Transmitir bondad es una gracia que se tiene o de la cual se carece.
Una de aquellas musas en medio de tardes patrimonio de la humanidad se llamaba María Eugenia. En ella reconocí con prontitud a la maestra de literatura y letras con la que siempre soñé. A pesar de su tardanza había llegado pletórica en el momento más oportuno, con decenas de libros de poesía bajo el brazo y sus mil secretos sobre un lingüista suizo.
Me sedujo con melodías que sonaban a prosodia, emisores, mensajes y receptores; fonéticas y fonologías varias de mis amores. Y una tarde de aquéllas tan frías de la manchuela, adentrados ambos en conversación de alguna sustancia, me reveló uno de los ingredientes de la pócima que ella compartía exclusivamente con los autores de las pilas de libros que ennoblecían su despacho. Fue allí donde me explicó, al calor de un viejo y repintado radiador de aceite, que para ser feliz es preciso mentirse.
Sus palabras turbaron mis hormonas a la velocidad de la luz y se hizo la confusión. No cabía un ápice de hipocresía en tan compleja dama. No conocía la mentira su erudito discurso que me dejaba absorto de tanta ciencia. ¿Cómo entonces el engaño en su paleta de colores? ¿Cómo pintar un paisaje apacible con aquel borrón en medio? ¿Cómo habría de contemplar su luz en mi horizonte por el resto de las tardes a partir de entonces?
Pasó el tiempo y ella siguió contándonos sus cosas a sabiendas de que casi nadie construiría un nido de aquellas pajas tiradas al viento. Y volvieron los nombres propios y comunes y abstractos que componían la familia de sus notas en aquel pentagrama verbal. Un día quise acercarme a ella para hablarle de mi sueño. Yo quería vivir una historia diferente y necesitaba su bendición. No sólo me abrazó al partir para mi consuelo. Antes decidió hacerme otro regalo. Me dijo que mi historia sólo se podría escribir si aquel que yo había elegido como protagonista era bueno. Buena persona, me dijo. Así lo recuerdo: una historia de amor se escribe en mayúsculas cuando el objeto de tu deseo es su bondad, su desinterés y humanidad. La inteligencia regará la flor. El fruto será vuestro amor.
Ha pasado mucho tiempo. No el suficiente para olvidarla a ella con su hermoso universo de palabras alrededor, cuando he sido conocedor de su mal estado de salud. He pensado en llamarla pero no me atrevo. Justo cuando creo haber entendido el mensaje, me falla el emisor. Justo cuando sus palabras trascendieron lo lingüístico para hacerse lírica, siento el miedo de la llama que tienta al libro.
Soy muy joven para quedar huérfano de musa. Es muy joven para que yo escriba su Curso de Lingüística General.
Dedicado a María Eugenia que me enseñó a amarlo a Él y a las palabras.
jueves, 14 de mayo de 2009
Antes de un año
Y Santiago Niño Becerra volvió a la SER.
La directora y presentadora del espacio radiofónico La Ventana, Gemma Nierga, decidió convocar hoy de nuevo a los catedráticos de economía Javier Andrés y Santiago Niño para analizar las medidas anunciadas por el Gobierno en el Debate sobre el Estado de la Nación. Tras el debut de nuestro economista de cabecera en este programa hace un mes, Nierga se despidió de él y de su colega emplazándoles hasta dentro de un año. Mucho más prudentes y sabios han sido en el equipo de redacción del programa. Cuatro semanas después de aquella intervención reaparece en escena nuestro "profeta de la crisis".
Que ustedes lo disfruten, si pueden. Se admiten conclusiones.
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martes, 12 de mayo de 2009
La compañía de Sonsoles
Hoy trataremos el tema que exige el manual bloguero, no se me asusten, hablaremos del debate sobre el Estado de la Nación. Les habrá resultado imposible pasar por alto el asunto más morboso en la agenda política del mes, del año. Un Zapatero versus Rajoy que se anunciaba desventado de entrada y a falta de sustancia por culpa de esta maldita crisis que ha desplazado asuntos y personas del candelero sin previo aviso.
He seguido con interés las entregas anteriores de este evento, pegado al pinganillo durante toda la jornada, zambullido en un mar de palabras y más palabras que acababan embotando mi mente al caer la tarde y secándome la boca por empatía con los ponentes. El escenario de batalla ha cambiado radicalmente en un año. Recapitulemos haciendo un breve ejercicio propio de cronistas.
En la entrega anterior de la saga la oposición seguía enconada en sus reproches al gobierno por sus intentos de acabar con el terrorismo a través del diálogo y la negociación política. Por aquel entonces los socialistas se sentían respaldados por otros signos políticos y perseguían sus objetivos con la legitimidad que les daba el beneplácito de la bancada de enfrente.
Hace sólo doce meses, Zapatero se vanagloriaba de nuestra excelente posición económica utilizando símiles futbolísticos y lo avalaban datos que luego nos parecieron humo de mal vendedor. No obstante, el españolito medio de entonces cenaba con el alma sosegada frente al telediario nocturno que cantaba las bienaventuranzas en la pública y contaba por docenas los arcos triunfales del gobierno progresista.
A nadie se le habría ocurrido hoy resucitar las polémicas de cómo atajar el terrorismo (perdón, a Rajoy sí) ni tampoco jactarse ante la precaria situación que atravesamos (perdón, a Rajoy sí) si no pretendiera con ello más que su suicidio político. A nadie se le hubiera ocurrido ir hoy al Congreso con el ánimo hostil y el estilo barriobajero y bronco del que algunos hacían gala antaño (perdón, a Rajoy sí) para saberse mañana protagonista de titulares que dibujen al perdedor de la enésima pelea entre dos viejos contrincantes.
Hoy tocaba hablar de la crisis y a fondo. Reconociendo su exceso de negacionismo inicial y todos los defectos y vicios que puede albergar un Presidente en el rol de primer sorprendido oficial del reino, Zapatero entró de lleno en el asunto para dar un bofetón en la cara a los grupos políticos que tanto han criticado su gestión de los últimos meses. Medidas de todo tipo al gusto del consumidor. Medidas y más medidas que engordan la E mayúscula del Plan E que ya ha salvado a más de uno. Medidas opinables todas pero materializaciones, al fin y al cabo, de pensamientos, estrategias y planes de un ejecutivo volcado en paliar (el asunto es irresoluble) el drama humano que estamos viviendo.
Zapatero solo en estado puro. Sin ni siquiera algunos de los suyos pasados a Judas temprano por un puñado de monedas de innoble metal. Solo frente a la adversidad mejor que mal acompañado.
Su esposa, la estilosa dama del canto Sonsoles Espinosa, no pudo decir lo mismo. También han cambiado los tiempos para los incondicionales del Presidente. Alguien maquiavélico, organizador del evento, se encargó de citarlas a ambas, primeras damas las dos, Sonsoles y Esperanza Aguirre, en el mismo sitio y a la misma hora (como en la sevillana de Chiquetete) para exponerlas ante el país como sufridoras en casa. Ambas tan amigas, tan monas y sofisticadas, de tan refinadas costumbres que hasta consintieron cruzar breves palabras en conversación de más morbo y sustancia que la que se desprendió de la propia cita que las unió hoy. La escena lo dice todo: la soledad de Zapatero en el Congreso frente a la compañía de su esposa en la grada. A tenor de tanto cambio en el libreto algo muy importante debe estar a punto de acontecer. Algo tendrá que decir de ello la prensa del corazón, acostumbrada a leer entre líneas y pliegues de blusas y faldas de diseño. La otra prensa, la llamada seria y rigurosa se ha quedado sin palabras. No es preciso explicar por qué, seguro que ustedes lo han entendido.
martes, 5 de mayo de 2009
El taller de las calabazas
El taller de las calabazas es un lugar imaginario habitado por personajes de cuento. Como ocurre siempre con los parajes mágicos no es fácil llegar hasta él pues lo guarda celoso algún monte de la Sierra Almijara que mal hacen los cartógrafos de dibujar en sus mapas.
Al atravesar el umbral de su puerta supimos de inmediato que estábamos en un templo de la creatividad detenido en el pasado. Antes, las persignaciones sin quitarse el sombrero. Luego el embelesamiento con la obra pues nunca nadie dio más por unas calabazas como aquel plagio de cantautor manchego, maestro de colores y formas a punto de quedarse huérfanas. Lustros de trabajo manual acompañado de interminable monólogo interno. Observancia del mundo a través de una vidriera de múltiples cristales de distinta graduación. Babel de obsesiones teñidas de pigmentos y reconciliadas eternamente con gubias y aperos desgastados de sabio artesano. Estanterías repletas de anhelos y pesares mientras la mano mueve la mente y ara surcos transitados tantas veces. Guarida mágica convertida en altar donde adorar a dioses generosos que procuraron pan duro y maná caducado a veces. Biblioteca de pragmatismo silencioso y colorista de un loco tentado por la cordura del silencio. Historias escritas en el lenguaje de las golondrinas de este verano.
Desarraigado del ruido que escribió donde yo leí y ahora os cuento los misterios de su alquimia:
un candelabro calabacero... el nacimiento del primer hijo;
aquella lamparita de noche calabacina... una depresión de otoño;
esos pendientes rojos calabazotes... una oportunidad para subir la venta;
esa palmatoria triste calabazona... la alegría de una sonrisa inocente;
un collar de los domingos calabacín... la elegancia de aquella cena;
sonora pulsera mate calabaza... brillo de ojos que le esperan.
El taller de las calabazas exite. Yo supe de sus historias en medio de una siesta bruja de domingo en lunes y por eso os las cuento.
Dedicado a Amador por sus pausadas palabras en aquel mediodía en Frigiliana.
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martes, 28 de abril de 2009
Dosis de recuerdo contra la leyenda urbana
Desde que saltó la noticia de la mutación de la gripe A/H1N1 no he cesado de escuchar barbaridades a mi alrededor. Hasta es posible que la propia noticia se haya dramatizado hasta tocar los mismos límites de la ciencia-ficción. Puede que todo esto sea un disparate más, gigantesco y desproporcionado que nos ha conducido a la histeria colectiva en cuestión de horas.
La gente en la calle no para de comentar la noticia. Un famoso diario gratuíto abría hoy en su primera página con el apocalíptico mensaje: "YA ESTÁ AQUÍ".
El miedo se ha filtrado por nuestros poros y ha invadido nuestras entrañas. Todas las alertas se han encendido provocando rápidamente la estampida de la población acá y allá, donde existe el mounstruo bicéfalo y donde nunca lo han visto. Pero los lanzadores de mensajes, esos que influyen sobre la "opinión pública", los mismos que imponen el ritmo global con sus timbales, ya han dado su veredicto y hay que estar terriblemente asustados. Lo que viene después ya lo conocemos. Nadie se atreve a probar un bocado de carne de cerdo y las farmacias de medio país se han quedado sin existencias de retrovirales y mascarillas. Así de triste, así de fácil resulta manipularnos a todos, aún sin pretenderlo a veces.
Internet vuelve a erigirse, en medio de todo este monumento al cuchicheo, como la brújula de una sociedad desorientada, como el oráculo en el que consultar los temores y dar respuesta a nuestra zozobra. Entonces se encienden las antorchas y titila la luz del entendimiento y la red se convierte en tela de araña donde quedan atrapados muchos hombres llamados juiciosos en otras circunstancias. Esperarán allí paralizados por el veneno de su propio miedo, hasta que salga el arácnido de su madriguera presto a dar la dentellada. La leyenda urbana está servida y el sufrimiento inútil es el sacrificio de esta fe ciega.
Conoceremos en un tiempo la magnitud de los daños causados por la gripe porcina. Dentro de unos meses, probablemente, la comunidad científica habrá resuelto el rompecabezas genético de este virus, dando así con la ansiada vacuna. Atrás quedarán campos cubiertos de cadáveres imaginarios y ciudades deshabitadas por familias que huyeron a trincheras bajo tierra. Atrás quedarán las miles de letras vertidas sobre papel manchado de especulaciones, mentiras, desastres futuribles e hipótesis más o menos contrastables en aquel momento. Atrás, la mancha de petróleo cibernético en el mar de la red con millones de escritos sobre esta gripe nueva que ya será vieja: cuentos, fábulas, leyendas, novelas de aventuras, de ciencia-ficción, relatos de intriga, anecdotarios, reportajes, artículos de opinión, cartas al director, debates, informes pseudocientíficos, conferencias... pero no hemos de olvidar que todo ese universo de palabras entretejió el tupido lienzo del bulo y la leyenda urbana. Ésa que tanto utilizaron padres, maestros y curas para educarnos a través del miedo y no de la verdad. La misma que alimentó al coco más descocado de nuestras cabezas y al hombre de un saco cuyo fondo nadie conoció jamás. Ésa que, lamentablemente, nos convierte en seres manipulables dispuestos a cometer las mayores atrocidades por la última mascarilla o dosis de retrovirales que sólo serán precisas en la pesadilla de nuestras cabezas.
Mientras tanto, alguien debe estar mirando todo esto desde ahí fuera y debe estar pasándoselo muy bien. Sus planes se están cumpliendo paso a paso. ¿ O no?
Si algo sabemos con certeza a estas horas es que a la sociedad le encanta fabular y proyectar terribles escenas imaginarias sobre las generaciones futuras. Cuando el cine se sale de la pantalla y se nos alborota la lengua con guiones increíbles y escenas calamitosas, es momento de aplicar una dosis de recuerdo contra ese mal tan extendido (pandémico en toda regla) al que llaman bulo. No sé si lo han escuchado pero las primeras cuarenta y ocho horas son especialmente importantes para la efectividad de la vacuna, fuera de este periodo, la muerte está casi asegurada.
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miércoles, 22 de abril de 2009
Greguerías
Vuelve El Hombre y su abdomen duro como una tabla de planchar. Vuelve el macho ibérico por excelencia para pasear sus trofeos machistas de antaño. Vuelve la soberbia personificada que nunca abandonó del todo la escena política y nos cuenta que vuelve para dar su apoyo a Jaime Mayor Oreja en la lista del PP al Parlamento Europeo, pero yo no me lo creo. A Aznar le encanta el protagonismo. Siempre estuvo acechando a su partido para, llegado un momento de debilidad, abalanzarse sobre la presa y comerse sus entrañas. Sin miramiento. Sin más preámbulo ni etiqueta. Sin guardar las formas en la mesa, como suele ser costumbre en él.
Su esposa, aquella sacada de un club de la comedia de tercera, (célebre por sus penosas disquisiciones entre peras y manzanas) allanaba ayer el terreno a su marido al declarar que las recetas de éste para la recesión venían avaladas por la experiencia ya que su gobierno combatió el paro y acabó con la crisis cuando llegó a la Moncloa. Esas medidas a las que hacía referencia Ana Botella son bien conocidas por todos pues son las mismas que costaron una huelga general al país y la antipatía que obreros y sindicatos profesaron a Aznar por el resto de su mandato.
Lo dicho ahora por el ex-presidente no debería causarnos la menor extrañeza. Deberíamos quedarnos igual, estáticos como su enlacado flequillo siempre ajeno a cualquier ráfaga inoportuna de viento. Debería y, de hecho a algunos nos pasa, darnos lo mismo hasta el punto de limpiarnos el trasero con aquellas viejas recetas que intentan dar ahora palmaditas en el hombro a un sistema moribundo ingresado en la UCI. Un capitalismo axfisiado por la avaricia de los que nos robaron para seguir engordando sus culos y los de cinco generaciones de sus familias. Así se "marchó" El Hombre, habiendo dejado bien aposentado su trasero en primera línea de batalla para reaparecer de vez en cuando para meter cizaña y joder el ascua.
Todos sabemos lo que supone abaratar el despido, dar "facilidades al empresario para la contratación", es el eufemismo que utilizan algunos en su lugar. Hemos padecido los recortes salariales y las congelaciones de sueldo hasta quedarnos helados como el polo y el polero siempre se queda con el dinero, con nuestro dinero. Nos amenazaron con disminuir las prestaciones por desempleo porque decían que nos hacíamos cómodos al cobrarlas y no buscábamos trabajo. Pero contra todo ello nos revelamos y gritamos NO en uno de esos momentos en los que se nos subestimó como pueblo pero supimos estar a la altura de las circunstancias como país.
El recetario de Aznar vuelve a desempolvarse oportunistamente en medio de esta crisis para demostrarse ineficaz una vez más, para aumentar la crispación social contra los que abogan por él. Vuelve a amenazarnos la sombra alargada de este hombrecillo condenadamente terco y soberbio, peleado con el mundo, que mueve los hilos del PP de Rajznar. No obstante, ahora cuenta con la resistencia de los ya escarmentados de entonces, aquellos padres que han de contar a sus hijos el mal que hizo este presidente a su país y todo aquel que no se le permitió que hiciera. Aunque puede ser que esos padres vivan amnésicos o más preocupados por el mal que puede hacer Zapatero ahora y se hayan olvidado ya de gestiones pasadas que conviene tener presentes. Como maestro que soy les propongo un buen método para ejercitar la memoria: la greguería. Ahí van unos ejemplos. Anímense a componer las suyas. Verán qué divertido.
Aznar es nuestro Presidente porque vive en el ayer.
Un hombre de flequillo tieso amigo de tonsurados.
Entre sus aficiones se encuentra la de imitar el acento tejano.
Con la botella llena siempre piensa que le falta la otra mitad.
Dicen de Aznar que tiene doble personalidad, unas veces es Fraga y otras Rajoy.
Érase un hombre a un Decretazo pegado.
Su esposa, aquella sacada de un club de la comedia de tercera, (célebre por sus penosas disquisiciones entre peras y manzanas) allanaba ayer el terreno a su marido al declarar que las recetas de éste para la recesión venían avaladas por la experiencia ya que su gobierno combatió el paro y acabó con la crisis cuando llegó a la Moncloa. Esas medidas a las que hacía referencia Ana Botella son bien conocidas por todos pues son las mismas que costaron una huelga general al país y la antipatía que obreros y sindicatos profesaron a Aznar por el resto de su mandato.
Lo dicho ahora por el ex-presidente no debería causarnos la menor extrañeza. Deberíamos quedarnos igual, estáticos como su enlacado flequillo siempre ajeno a cualquier ráfaga inoportuna de viento. Debería y, de hecho a algunos nos pasa, darnos lo mismo hasta el punto de limpiarnos el trasero con aquellas viejas recetas que intentan dar ahora palmaditas en el hombro a un sistema moribundo ingresado en la UCI. Un capitalismo axfisiado por la avaricia de los que nos robaron para seguir engordando sus culos y los de cinco generaciones de sus familias. Así se "marchó" El Hombre, habiendo dejado bien aposentado su trasero en primera línea de batalla para reaparecer de vez en cuando para meter cizaña y joder el ascua.
Todos sabemos lo que supone abaratar el despido, dar "facilidades al empresario para la contratación", es el eufemismo que utilizan algunos en su lugar. Hemos padecido los recortes salariales y las congelaciones de sueldo hasta quedarnos helados como el polo y el polero siempre se queda con el dinero, con nuestro dinero. Nos amenazaron con disminuir las prestaciones por desempleo porque decían que nos hacíamos cómodos al cobrarlas y no buscábamos trabajo. Pero contra todo ello nos revelamos y gritamos NO en uno de esos momentos en los que se nos subestimó como pueblo pero supimos estar a la altura de las circunstancias como país.
El recetario de Aznar vuelve a desempolvarse oportunistamente en medio de esta crisis para demostrarse ineficaz una vez más, para aumentar la crispación social contra los que abogan por él. Vuelve a amenazarnos la sombra alargada de este hombrecillo condenadamente terco y soberbio, peleado con el mundo, que mueve los hilos del PP de Rajznar. No obstante, ahora cuenta con la resistencia de los ya escarmentados de entonces, aquellos padres que han de contar a sus hijos el mal que hizo este presidente a su país y todo aquel que no se le permitió que hiciera. Aunque puede ser que esos padres vivan amnésicos o más preocupados por el mal que puede hacer Zapatero ahora y se hayan olvidado ya de gestiones pasadas que conviene tener presentes. Como maestro que soy les propongo un buen método para ejercitar la memoria: la greguería. Ahí van unos ejemplos. Anímense a componer las suyas. Verán qué divertido.
Aznar es nuestro Presidente porque vive en el ayer.
Un hombre de flequillo tieso amigo de tonsurados.
Entre sus aficiones se encuentra la de imitar el acento tejano.
Con la botella llena siempre piensa que le falta la otra mitad.
Dicen de Aznar que tiene doble personalidad, unas veces es Fraga y otras Rajoy.
Érase un hombre a un Decretazo pegado.
sábado, 18 de abril de 2009
Más pan, menos circo y otra tribu
Pecarían de ingenuos si creyeran que lo de esta noche no está perfectamente orquestado. Atiende a los intereses de la élite del momento. Ésa que decide por nosotros lo que nos es conveniente o no saber, lo que hemos de pensar en cada momento y la que nos dicta cómo hemos de analizar los acontecimientos de nuestros días.
La noche televisiva de este viernes prometía. Volver a encontrarme con Sardà me ilusionaba. Dicen algunos que este magnate de los medios tuvo, años atrás, momentos estelares en la radio. Luego dejó el micrófono y dio el salto a la pequeña pantalla para permanecer en la hora golfa interminables temporadas con una especie de magacín vacuo que acabó siendo aborrecido hasta por sus incondicionales. De todos modos, para cuando el "cazatalentos" de la tele había decidido marcharse se había llenado ya los bolsillos y el ego de algo más que de gloria. Su nombre formaba parte ya de esa lista de Midas de la televisión. Después de aquello su también famoso retiro meditativo dio mucho que hablar. El creador revisando su criatura.
De la cantera de Xavier Sardà han salido personajes de todo tipo pero en su mayoría han sido descubrimientos rozando lo grotesco, lo absurdo, el sinsentido, el esperpento y lo caricaturesco. Su humor encajó perfectamente en el contexto de madrugadas echadas a perder por adolescentes trasnochadores oyentes de fantasiosas narraciones de imaginarios personajes: guardiaciviles divorciados de hijas de folclóricas, hombres con malformaciones contando chistes, gays gritones en gayumbos, cantantes retirados metidos a opinadores de todo, pendones paseadores de plató y un larguísimo etcétera que compone el reparto de este guión torcido con tufillo progresista. Pero el producto caló y la audiencia o la ausencia de mejores propuestas en la programación por aquellos años (eterno debate sin respuesta hasta el momento) hicieron que el programa marciano se consagrase.
Hoy tenía la esperanza de ver en televisión al mejor Sardà. A ese que me cuentan que fue una vez. A ese que hacía humor artesano lleno de vitaminas contra la depresión.
Me habría encantado reconciliarme con el intelectual que es perdonándole su vuelta a la televisión. Había soñado con algo mejor hecho, alejado del griterío y el aspaviento de sus peores años. Quería que volviera el Sardà-Casamajor que nunca debió marcharse. Quería al hombre lúcido que se esconde tras ese otro alterego siempre enfermo de protagonismo. Y, como no, esperaba de su tribu la misma compostura y brillantez con la que nos ha cautivado a muchos fuera de este bosque de focos en el que todos se mueven a ritmo frenético y agotador.
Se rodea de lo más granado para sus empresas, he ahí una de las claves de su éxito pero, lamentablemente, siempre explota la peor de las facetas de los que le acompañan.
Desde mi desilusión pensé que quizá este nuevo fiasco tenga mucho que ver con el grave momento de dificultades que atravesamos. Pronto el paro llegará a alcanzar la cifra de cuatro millones. Es momento de subir el telón para que comience el espectáculo, han pensado sesudos ideólogos y programadores de televisión. Entonces, ¿quién mejor que Sardà y sus viejas glorias para mantener al país en calma? Pero todos sabemos y más los que en alguna estima le tenemos, que el jefe y su tribu pueden hacer cosas mejores rozando incluso lo sublime.
El pueblo pronto empezará a reclamar más pan. Algunos ya queremos menos circo.
La noche televisiva de este viernes prometía. Volver a encontrarme con Sardà me ilusionaba. Dicen algunos que este magnate de los medios tuvo, años atrás, momentos estelares en la radio. Luego dejó el micrófono y dio el salto a la pequeña pantalla para permanecer en la hora golfa interminables temporadas con una especie de magacín vacuo que acabó siendo aborrecido hasta por sus incondicionales. De todos modos, para cuando el "cazatalentos" de la tele había decidido marcharse se había llenado ya los bolsillos y el ego de algo más que de gloria. Su nombre formaba parte ya de esa lista de Midas de la televisión. Después de aquello su también famoso retiro meditativo dio mucho que hablar. El creador revisando su criatura.
De la cantera de Xavier Sardà han salido personajes de todo tipo pero en su mayoría han sido descubrimientos rozando lo grotesco, lo absurdo, el sinsentido, el esperpento y lo caricaturesco. Su humor encajó perfectamente en el contexto de madrugadas echadas a perder por adolescentes trasnochadores oyentes de fantasiosas narraciones de imaginarios personajes: guardiaciviles divorciados de hijas de folclóricas, hombres con malformaciones contando chistes, gays gritones en gayumbos, cantantes retirados metidos a opinadores de todo, pendones paseadores de plató y un larguísimo etcétera que compone el reparto de este guión torcido con tufillo progresista. Pero el producto caló y la audiencia o la ausencia de mejores propuestas en la programación por aquellos años (eterno debate sin respuesta hasta el momento) hicieron que el programa marciano se consagrase.
Hoy tenía la esperanza de ver en televisión al mejor Sardà. A ese que me cuentan que fue una vez. A ese que hacía humor artesano lleno de vitaminas contra la depresión.
Me habría encantado reconciliarme con el intelectual que es perdonándole su vuelta a la televisión. Había soñado con algo mejor hecho, alejado del griterío y el aspaviento de sus peores años. Quería que volviera el Sardà-Casamajor que nunca debió marcharse. Quería al hombre lúcido que se esconde tras ese otro alterego siempre enfermo de protagonismo. Y, como no, esperaba de su tribu la misma compostura y brillantez con la que nos ha cautivado a muchos fuera de este bosque de focos en el que todos se mueven a ritmo frenético y agotador.
Se rodea de lo más granado para sus empresas, he ahí una de las claves de su éxito pero, lamentablemente, siempre explota la peor de las facetas de los que le acompañan.
Desde mi desilusión pensé que quizá este nuevo fiasco tenga mucho que ver con el grave momento de dificultades que atravesamos. Pronto el paro llegará a alcanzar la cifra de cuatro millones. Es momento de subir el telón para que comience el espectáculo, han pensado sesudos ideólogos y programadores de televisión. Entonces, ¿quién mejor que Sardà y sus viejas glorias para mantener al país en calma? Pero todos sabemos y más los que en alguna estima le tenemos, que el jefe y su tribu pueden hacer cosas mejores rozando incluso lo sublime.
El pueblo pronto empezará a reclamar más pan. Algunos ya queremos menos circo.
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miércoles, 15 de abril de 2009
Por fin Niño Becerra en la SER
Finalmente el Catedrático de Estructura Económica de la Universidad Ramón Llull, Santiago Niño Becerra, ha sido invitado a un debate de altas espadas en un programa de la SER, La Ventana, con Gemma Nierga.
Aquí tienen el enlace correspondiente. Si lo escuchan agradecería, más que nunca, un mínimo análisis de sus argumentos.
Gracias
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Santiago Niño Becerra,
SER
martes, 14 de abril de 2009
Epuur si muove
Las cosas no van bien y se nota en el ambiente.
Durante estos días de relax (no para los nuevos ministros sin vacaciones) he leído la obra que acaba de publicar uno de mis economistas de referencia, el catedrático de Estructura Económica Santiago Niño Becerra. Les recomiendo encarecidamente su lectura desde este cuaderno de bitácora. En "El crash del 2010: toda la verdad sobre la crisis" podrán encontrar algunas explicaciones esenciales a los fenómenos que están aconteciendo en nuestros días en cada pueblo y ciudad de nuestro país. Comprenderán mejor la situación socio-económica del resto de Europa. Podrán entender de manera sencilla lo esencial de este problema y sus manifestaciones desde verano de 2007 a esta parte y, podrán también ver dibujado por un experto uno de los horizontes probables de la economía mundial a corto y medio plazo.
Cuando me quedaban apenas diez hojas para terminar la lectura, un muchacho joven y guapo que permaneció sentado al lado mío durante todo el trayecto de Barcelona a Valencia me preguntó por el libro. Le expliqué, como pude (soy nuevo incorporado a la fuerza y ya devoto a estos temas) que el libro se centraba más en lo que nos esperaba. No quería hacer mías las frases apocalípticas del profesor y, para mi asombro, el agorero fue él. Me contó que su padre tenía un negocio y que las ventas estaban tan mal que se veían forzados a cerrar una de las dos tiendas que poseían. Siguió contándome que en los últimos meses habían tenido que despedir a dos comerciales y un técnico, lo cual suponía casi la mitad de la plantilla de la empresa. Después de acabar la narración, desbordante de espontaneidad me dijo que disfrutara de la vida todo lo que pudiese porque lo bueno se iba a terminar. Él tenía la seguridad, basada en algo más que la mera intuición, de que el desenlace iba a ser fatal y estaba a la vuelta de la esquina. Joven, guapo y listo, muy listo el chico...
Mi marido y yo cogimos un taxi porque la red de metro valenciana es penosa y a la media noche ya no funciona. El taxista, muy nervioso, nos pidió ayuda para situar la calle en la que vivimos en su mapa mental. Después de disculparse nos contó que era su primera noche de servicio. Se había quedado en paro hacía meses y no encontraba absolutamente nada para trabajar. Sus sesenta años no le permitían retirarse ya que había sido autónomo gran parte de su vida laboral y le quedaban trescientos cincuenta euros mensuales de paga. Con lágrimas en los ojos nos trasladó su sensación de alivio y nos advirtió del peligro inminente que nos acecha. Habló de los embustes de este y otros gobiernos para tapar los datos y se despidió de nosotros deseándonos mucha suerte. Le deseamos la misma aunque pensamos que no llegará a jubilarse en esta otra actividad tampoco. Ojalá nos equivoquemos.
Al llegar a casa, pensativos y cansados llamamos a mi hermana para decirle que "el viaje había ido bien". Su tono triste más de la cuenta revelaba un secreto a voces: no tiene dinero para vivir. Una familia modesta, la de mi hermana, con un marido dedicado a la construcción durante toda su juventud y que ahora ha sido condenado al paro y a la supervivencia. El pago de unas facturas, nada destacables por otro lado, se hace tan cuesta arriba que a día diez de mes el arroz y las lentejas se instalan en casa como un menú único en una despensa vacía.
Tres ejemplos de la realidad. Podría hablaros de mis amigos, de C. y su impecable desempeño en la empresa en la que ha trabajado durante estos años, su excelente cualificación y su lamentable situación actual. Os podría contar mil cosas mientras veo en televisión imágenes de simulacro de ministros en alerta máxima pero no quiero hundiros. Podría hablaros de mí pero ya lo hago a través de otras siglas. No pretendo hundiros porque los ánimos serán, ahora más que nunca, el distintivo entre unos y otros, la marca de los vencedores y los vencidos cuando todo esto termine. Aunque hablar del final es delicado sobre todo ahora que todo está empezando. Ahora que los gobiernos de todo el mundo lanzan mensajes de optimismo a la ciudadanía para calmar los ánimos. Todo eso forma parte de un guión escrito que se ha de cumplir a rajatabla.
Gabilondo en su editorial de anoche en Noticias Cuatro decía que éste va a ser un trimestre muy duro para todos. Ya. Y después vendrá otro aún peor y quien sabe si otro y así hasta tocar fondo, un fondo profundo al que llegaremos, como también ha dicho alguien en las últimas horas, cuando los bancos hayan terminado de limpiar su mierda en las cloacas financieras.
Puede que las apariencias nos indiquen que la Tierra es plana, pero es redonda. Puede que todo parezca estático a nuestros ojos y, sin embargo, se mueve... al menos se mueve en la cabeza de Niño Becerra y otros como él que no se acomodan al discurso oficial de nuestros días.
Piensen lo que quieran al respecto pero lean y pregúntense sobre el origen y las consecuencias de lo que está pasando. A veces una voz disidente es la que dice la verdad. A veces.
Durante estos días de relax (no para los nuevos ministros sin vacaciones) he leído la obra que acaba de publicar uno de mis economistas de referencia, el catedrático de Estructura Económica Santiago Niño Becerra. Les recomiendo encarecidamente su lectura desde este cuaderno de bitácora. En "El crash del 2010: toda la verdad sobre la crisis" podrán encontrar algunas explicaciones esenciales a los fenómenos que están aconteciendo en nuestros días en cada pueblo y ciudad de nuestro país. Comprenderán mejor la situación socio-económica del resto de Europa. Podrán entender de manera sencilla lo esencial de este problema y sus manifestaciones desde verano de 2007 a esta parte y, podrán también ver dibujado por un experto uno de los horizontes probables de la economía mundial a corto y medio plazo.
Cuando me quedaban apenas diez hojas para terminar la lectura, un muchacho joven y guapo que permaneció sentado al lado mío durante todo el trayecto de Barcelona a Valencia me preguntó por el libro. Le expliqué, como pude (soy nuevo incorporado a la fuerza y ya devoto a estos temas) que el libro se centraba más en lo que nos esperaba. No quería hacer mías las frases apocalípticas del profesor y, para mi asombro, el agorero fue él. Me contó que su padre tenía un negocio y que las ventas estaban tan mal que se veían forzados a cerrar una de las dos tiendas que poseían. Siguió contándome que en los últimos meses habían tenido que despedir a dos comerciales y un técnico, lo cual suponía casi la mitad de la plantilla de la empresa. Después de acabar la narración, desbordante de espontaneidad me dijo que disfrutara de la vida todo lo que pudiese porque lo bueno se iba a terminar. Él tenía la seguridad, basada en algo más que la mera intuición, de que el desenlace iba a ser fatal y estaba a la vuelta de la esquina. Joven, guapo y listo, muy listo el chico...
Mi marido y yo cogimos un taxi porque la red de metro valenciana es penosa y a la media noche ya no funciona. El taxista, muy nervioso, nos pidió ayuda para situar la calle en la que vivimos en su mapa mental. Después de disculparse nos contó que era su primera noche de servicio. Se había quedado en paro hacía meses y no encontraba absolutamente nada para trabajar. Sus sesenta años no le permitían retirarse ya que había sido autónomo gran parte de su vida laboral y le quedaban trescientos cincuenta euros mensuales de paga. Con lágrimas en los ojos nos trasladó su sensación de alivio y nos advirtió del peligro inminente que nos acecha. Habló de los embustes de este y otros gobiernos para tapar los datos y se despidió de nosotros deseándonos mucha suerte. Le deseamos la misma aunque pensamos que no llegará a jubilarse en esta otra actividad tampoco. Ojalá nos equivoquemos.
Al llegar a casa, pensativos y cansados llamamos a mi hermana para decirle que "el viaje había ido bien". Su tono triste más de la cuenta revelaba un secreto a voces: no tiene dinero para vivir. Una familia modesta, la de mi hermana, con un marido dedicado a la construcción durante toda su juventud y que ahora ha sido condenado al paro y a la supervivencia. El pago de unas facturas, nada destacables por otro lado, se hace tan cuesta arriba que a día diez de mes el arroz y las lentejas se instalan en casa como un menú único en una despensa vacía.
Tres ejemplos de la realidad. Podría hablaros de mis amigos, de C. y su impecable desempeño en la empresa en la que ha trabajado durante estos años, su excelente cualificación y su lamentable situación actual. Os podría contar mil cosas mientras veo en televisión imágenes de simulacro de ministros en alerta máxima pero no quiero hundiros. Podría hablaros de mí pero ya lo hago a través de otras siglas. No pretendo hundiros porque los ánimos serán, ahora más que nunca, el distintivo entre unos y otros, la marca de los vencedores y los vencidos cuando todo esto termine. Aunque hablar del final es delicado sobre todo ahora que todo está empezando. Ahora que los gobiernos de todo el mundo lanzan mensajes de optimismo a la ciudadanía para calmar los ánimos. Todo eso forma parte de un guión escrito que se ha de cumplir a rajatabla.
Gabilondo en su editorial de anoche en Noticias Cuatro decía que éste va a ser un trimestre muy duro para todos. Ya. Y después vendrá otro aún peor y quien sabe si otro y así hasta tocar fondo, un fondo profundo al que llegaremos, como también ha dicho alguien en las últimas horas, cuando los bancos hayan terminado de limpiar su mierda en las cloacas financieras.
Puede que las apariencias nos indiquen que la Tierra es plana, pero es redonda. Puede que todo parezca estático a nuestros ojos y, sin embargo, se mueve... al menos se mueve en la cabeza de Niño Becerra y otros como él que no se acomodan al discurso oficial de nuestros días.
Piensen lo que quieran al respecto pero lean y pregúntense sobre el origen y las consecuencias de lo que está pasando. A veces una voz disidente es la que dice la verdad. A veces.
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Santiago Niño Becerra
martes, 7 de abril de 2009
En tiempo de desolación no hacer mudanza
Los rumores fueron confirmados por los hechos y, finalmente, esta tarde han prometido (que no jurado) su cargo los nuevos ministros que arrimarán el hombro ante las adversidades. Y parece que las adversidades no han de ser pocas dadas las carteras que se han remozado en esta crisis. Zapatero se plantea así, rodeado de amigos y consejeros con un perfil más político, la defensa de su gestión ante un país cada día más desencantado de la política y humillado por el zarpazo del paro.
En nuestro entorno las manifestaciones ciudadanas en contra de sus gobiernos no han tardado en llegar. Es esperable que los muchos parados, aburridos y desencantados con el sistema se echen pronto a la calle para levantar su voz contra Zapatero y paralizar el país. Todo es cuestión de tiempo, el que durarán los pagos mensuales de las prestaciones por desempleo que algunos ya ni recuerdan. Mientras tanto el drama sigue aumentando y las estadísticas siguen siendo maquilladas para frenar la posible revuelta ciudadana a la que aludíamos antes. Todo parece servir a partidos políticos y medios de comunicación con tal de ganar tiempo para amortiguar el golpe. Probablemente Solbes, ese hombre que ganó una vez un pulso a un capitalista de derechas pésimo comunicador en un plató de Antena3, se ha cansado de jugar al ratón y al gato con Zapatero. Probablemente se haya cansado de jugar suciamente con los datos para desinformar a los ciudadanos. Es más que probable que haya decidido retirarse a tiempo por aquello de que una retirada a tiempo es una victoria, al menos personal.
Otro de los "nuevos personajes" en este guión cinematográfico anticatástrofe es Pepe Blanco, que ocupa ahora la cartera de Fomento. Dicen las malas lenguas que este lucense se dejó la piel para que Zapatero llegara a la Moncloa y que comparte con el Presidente una gran amistad. Dos breves apuntes sobre su persona. Blanco luce el carné de socialista sin pudor alguno, con la frente bien alta, como gusta a los que somos de izquierdas. Quedan pocos casados con el ideario que defienden y eso del pin en la solapa es de agradecer. No obstante su verborrea insultante y chulesca le hace parecer un mafioso de medio pelo de esos que acorralan al enemigo en una oscura esquina hasta hacerle cantar. Si no se muerde la lengua este fichaje vaticino una mayor conflictividad con la oposición en un momento en el que el PSOE ya cabalga en solitario.
Recién llegado del sur y con gran bagaje a sus espaldas después de casi veinte años como presidente de la Junta de Andalucía aparece en el rin Manuel Chaves para ocupar la cartera de Cooperación Territorial. Se trata de un intento desesperado por controlar el gasto (despilfarro) de las comunidades autónomas en tiempos en los que hay que apretarse el cinturón. Considerado uno de los grandes del felipismo, Chaves devuelve un cierto tono sereno y apaciguador al partido cuando más se le critica por estar a la deriva ideológica. Algunos celebran esta incorporación como un retorno a los principios, a la casa del padre. Se disipan así todas las dudas de la relación entre dos casas de gobierno: González y Zapatero. Es momento, según marca el guión, de cerrar filas y no dejar un fleco suelto. Cualquier desavenencia pasada queda en el olvido dada la magnitud de los males a los que hacer frente ahora.
Con el tinglado del Plan Bolonia en plena calle, promete su cargo como Ministro de Educación el Profesor Ángel Gabilondo. Su tono conciliador y carácter dialogante siempre le ha hecho ganarse el respeto de la comunidad de estudiantes. Zapatero quiere cerca a un amigo que apacigue los ánimos fieros de los alumnos reveldes que han hecho suya la Universidad para plasmar su repulsa por los nuevos planes educativos. Ni qué decir tiene que en la COPE se habrán llevado las manos a la cabeza al saber que el hermano de ese otro Gabilondo que tanto daño les hizo a los obispos con multitudinarias audiencias y palabra amable, ocupa ahora un puesto entre los llamados por Zapatero. Lástima de Fedeguico esté de largas vacaciones y no pueda despellejarlo en antena. Lástima.
Quedan otros nombres por enunciar y otros apuntes por hacer. Si el Presidente pretende ganar tiempo ante la adversidad ha hecho bien con los retoques de maquillaje. Pensamos que quizá fuera necesario aislar el tumor e informar a la familia. El golpe es duro al principio pero la lucha frente a la amenaza puede ser después más radical. Es tiempo éste de desolación y ya saben que una mujer negocianta y visionaria (como Zapatero) dijo una vez que mejor en tales circunstancias no hacer mudanza. El tiempo dará la razón a la Doctora de la Iglesia o al Doctor Muerte, ese que siempre falla en los diagnósticos y el tratamiento.
En nuestro entorno las manifestaciones ciudadanas en contra de sus gobiernos no han tardado en llegar. Es esperable que los muchos parados, aburridos y desencantados con el sistema se echen pronto a la calle para levantar su voz contra Zapatero y paralizar el país. Todo es cuestión de tiempo, el que durarán los pagos mensuales de las prestaciones por desempleo que algunos ya ni recuerdan. Mientras tanto el drama sigue aumentando y las estadísticas siguen siendo maquilladas para frenar la posible revuelta ciudadana a la que aludíamos antes. Todo parece servir a partidos políticos y medios de comunicación con tal de ganar tiempo para amortiguar el golpe. Probablemente Solbes, ese hombre que ganó una vez un pulso a un capitalista de derechas pésimo comunicador en un plató de Antena3, se ha cansado de jugar al ratón y al gato con Zapatero. Probablemente se haya cansado de jugar suciamente con los datos para desinformar a los ciudadanos. Es más que probable que haya decidido retirarse a tiempo por aquello de que una retirada a tiempo es una victoria, al menos personal.
Otro de los "nuevos personajes" en este guión cinematográfico anticatástrofe es Pepe Blanco, que ocupa ahora la cartera de Fomento. Dicen las malas lenguas que este lucense se dejó la piel para que Zapatero llegara a la Moncloa y que comparte con el Presidente una gran amistad. Dos breves apuntes sobre su persona. Blanco luce el carné de socialista sin pudor alguno, con la frente bien alta, como gusta a los que somos de izquierdas. Quedan pocos casados con el ideario que defienden y eso del pin en la solapa es de agradecer. No obstante su verborrea insultante y chulesca le hace parecer un mafioso de medio pelo de esos que acorralan al enemigo en una oscura esquina hasta hacerle cantar. Si no se muerde la lengua este fichaje vaticino una mayor conflictividad con la oposición en un momento en el que el PSOE ya cabalga en solitario.
Recién llegado del sur y con gran bagaje a sus espaldas después de casi veinte años como presidente de la Junta de Andalucía aparece en el rin Manuel Chaves para ocupar la cartera de Cooperación Territorial. Se trata de un intento desesperado por controlar el gasto (despilfarro) de las comunidades autónomas en tiempos en los que hay que apretarse el cinturón. Considerado uno de los grandes del felipismo, Chaves devuelve un cierto tono sereno y apaciguador al partido cuando más se le critica por estar a la deriva ideológica. Algunos celebran esta incorporación como un retorno a los principios, a la casa del padre. Se disipan así todas las dudas de la relación entre dos casas de gobierno: González y Zapatero. Es momento, según marca el guión, de cerrar filas y no dejar un fleco suelto. Cualquier desavenencia pasada queda en el olvido dada la magnitud de los males a los que hacer frente ahora.
Con el tinglado del Plan Bolonia en plena calle, promete su cargo como Ministro de Educación el Profesor Ángel Gabilondo. Su tono conciliador y carácter dialogante siempre le ha hecho ganarse el respeto de la comunidad de estudiantes. Zapatero quiere cerca a un amigo que apacigue los ánimos fieros de los alumnos reveldes que han hecho suya la Universidad para plasmar su repulsa por los nuevos planes educativos. Ni qué decir tiene que en la COPE se habrán llevado las manos a la cabeza al saber que el hermano de ese otro Gabilondo que tanto daño les hizo a los obispos con multitudinarias audiencias y palabra amable, ocupa ahora un puesto entre los llamados por Zapatero. Lástima de Fedeguico esté de largas vacaciones y no pueda despellejarlo en antena. Lástima.
Quedan otros nombres por enunciar y otros apuntes por hacer. Si el Presidente pretende ganar tiempo ante la adversidad ha hecho bien con los retoques de maquillaje. Pensamos que quizá fuera necesario aislar el tumor e informar a la familia. El golpe es duro al principio pero la lucha frente a la amenaza puede ser después más radical. Es tiempo éste de desolación y ya saben que una mujer negocianta y visionaria (como Zapatero) dijo una vez que mejor en tales circunstancias no hacer mudanza. El tiempo dará la razón a la Doctora de la Iglesia o al Doctor Muerte, ese que siempre falla en los diagnósticos y el tratamiento.
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jueves, 2 de abril de 2009
Un jesuita, una alcaldesa y los pecados capitales
El Vaticano nos explicó hace unas semanas que hombres y mujeres pecamos de maneras diferentes. Un jesuita de noventa y cinco años ha profundizado, como sólo hacen los jesuitas, en esta escabrosa cuestión llegando a la conclusión tras mucho observar a pecadores/as (¡menudo morbo!) de que los varones se dejan arrastrar antes por la lujuria, la gula y la pereza y las féminas sienten debilidad por la soberbia, la envidia y la ira.
Cuando leí la noticia me quedé sorprendido por el contenido del estudio e incluso me permití mofarme de la Iglesia y sus pérdidas de tiempo en cosas como estas. Hoy me percato de lo precipitado de aquellas impresiones y me retracto públicamente de ellas. Verán porqué.
Setenta años después de que Francisco Franco fuera nombrado alcalde honorífico de la ciudad de Valencia se le ocurre al PSOE valenciano presentar una moción a la alcaldesa para la retirada del título a tan ilustre (entre los torturadores) personaje. La finalidad de este grupo en la oposición desde hace ni se sabe el tiempo era subsanar esa "anomalía democrática" y respetar el artículo 15 de la Ley de Memoria Histórica que obliga a los ayuntamientos a retirar las menciones conmemorativas o de exaltación de la sublevación millitar, la guerra civil y la dictadura.
Imagínense la escena que vino a continuación. La alcaldesa más fallera y petarda de toda la historia de esta ciudad, ataviada de su inseparable uniforme colorado y collar de perlas, con ademanes impropios de exalumna de colegio de monjas, agarró el micrófono y cortó de raíz el debate, tapando la boca al edil socialista al esgrimir que ella había sido puesta por el pueblo en el sillón de la alcaldía desde hacía muchos años y su interlocutor no tenía ese honor. De tal modo que el pobre socialista, muy contrariado él por la espantada de su alcaldesa, no tuvo más remedio que amenazar con ir a los tribunales si este santo ayuntamiento no cumple la ley.
Este capítulo que les cuento ahora habría pasado por mi cabeza sin pena ni gloria, sin darle la menor trascendencia a sabiendas desde el principio de que Barberá deberá cumplir la ley sea o no de su agrado. Pero gracias a las sesudas conclusiones de un jesuita y a sus noches en vela en algún recóndito laboratorio observando conductas pecaminosas y casando estadísticas, me he dado cuenta de algo que antes no sabía: Barberá, como buena mujer, peca de soberbia.
Alguien debería explicarle a esta señora (animal político dicen algunos) que el pueblo delega confianza en sus representantes para que ésta sea bien gestionada. Con el paso del tiempo el PP se ha apoltronado en Valencia y hemos podido ver cómo engordaban los culos de algunos que ahora se crecen ante la adversidad pero esa racha de buena suerte puede cambiar en cuestión de segundos. Menos mal que para cuando llegue ese momento a Barberá la habrán absuelto varias veces de todos sus pecados sus amigos los obispos, esos con los que comparte inquina contra Zapatero.
De hoy me llevo dos conclusiones para mi colección particular: nunca subestimes al pueblo ni tampoco a un jesuita. Ambos saben cosas de tu persona que quizá tú desconozcas.
Cuando leí la noticia me quedé sorprendido por el contenido del estudio e incluso me permití mofarme de la Iglesia y sus pérdidas de tiempo en cosas como estas. Hoy me percato de lo precipitado de aquellas impresiones y me retracto públicamente de ellas. Verán porqué.
Setenta años después de que Francisco Franco fuera nombrado alcalde honorífico de la ciudad de Valencia se le ocurre al PSOE valenciano presentar una moción a la alcaldesa para la retirada del título a tan ilustre (entre los torturadores) personaje. La finalidad de este grupo en la oposición desde hace ni se sabe el tiempo era subsanar esa "anomalía democrática" y respetar el artículo 15 de la Ley de Memoria Histórica que obliga a los ayuntamientos a retirar las menciones conmemorativas o de exaltación de la sublevación millitar, la guerra civil y la dictadura.
Imagínense la escena que vino a continuación. La alcaldesa más fallera y petarda de toda la historia de esta ciudad, ataviada de su inseparable uniforme colorado y collar de perlas, con ademanes impropios de exalumna de colegio de monjas, agarró el micrófono y cortó de raíz el debate, tapando la boca al edil socialista al esgrimir que ella había sido puesta por el pueblo en el sillón de la alcaldía desde hacía muchos años y su interlocutor no tenía ese honor. De tal modo que el pobre socialista, muy contrariado él por la espantada de su alcaldesa, no tuvo más remedio que amenazar con ir a los tribunales si este santo ayuntamiento no cumple la ley.
Este capítulo que les cuento ahora habría pasado por mi cabeza sin pena ni gloria, sin darle la menor trascendencia a sabiendas desde el principio de que Barberá deberá cumplir la ley sea o no de su agrado. Pero gracias a las sesudas conclusiones de un jesuita y a sus noches en vela en algún recóndito laboratorio observando conductas pecaminosas y casando estadísticas, me he dado cuenta de algo que antes no sabía: Barberá, como buena mujer, peca de soberbia.
Alguien debería explicarle a esta señora (animal político dicen algunos) que el pueblo delega confianza en sus representantes para que ésta sea bien gestionada. Con el paso del tiempo el PP se ha apoltronado en Valencia y hemos podido ver cómo engordaban los culos de algunos que ahora se crecen ante la adversidad pero esa racha de buena suerte puede cambiar en cuestión de segundos. Menos mal que para cuando llegue ese momento a Barberá la habrán absuelto varias veces de todos sus pecados sus amigos los obispos, esos con los que comparte inquina contra Zapatero.
De hoy me llevo dos conclusiones para mi colección particular: nunca subestimes al pueblo ni tampoco a un jesuita. Ambos saben cosas de tu persona que quizá tú desconozcas.
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lunes, 30 de marzo de 2009
Política irresponsable
Esta mañana reflexionaba con un amigo acerca del panorama actual y se extrañaba al redescubrirme como un firme convencido en la fuerza y la dignidad de la política. Me decía que con la que está cayendo no entendía mi confianza en esa otra clase social (supra social) que constituyen los políticos. He de confesar que algo de idealista conservo de mi etapa adolescente. Quizá los Vallejo-Nágera me puedan diagnosticar uno de esos trastornos a consecuencia de la inmadurez de mi personalidad, no lo sé, pero a pesar de todo sigo creyendo en los políticos.
No obstante, no cumplo un dogma de fe en ningún caso. Hace tiempo que no me caso ni con la madre que me parió y menos en cuanto a política se refiere. Conviene redirigir los términos para entendernos un poco mejor.
Las personas (todas) somos corrompibles porque adoramos el poder. Nos encanta el dinero y el agasajo como nada en el mundo. Desde que reconocemos con franqueza nuestra naturaleza falible estamos en disposición de entender que las ideas se pueden ir al traste con tal de llenarnos los bolsillos de dinero y el ego de aplausos. Obsérvese que no interesa nunca, llegados a este punto, roer hasta el hueso con nuestras críticas al oponente ya que podríamos hacer cosas parecidas si se nos diera la ocasión.
Tener unos ideales basados en el realismo no es ni de lejos pernicioso, más bien al contrario, nos guía ante el mundo y la sociedad en estampida en la que estamos viviendo. Qué puede lograrse y qué es utópico dependerá de una multiplicidad de factores en cada momento histórico que no entraremos a valorar. Los gobiernos son como los individuos: listos o torpes, realistas o utopistas, sensatos o enfermos mentales.
El sistema político basado en la democracia ha demostrado hasta la fecha ser el menos malo de todos los recursos utilizados para guiar a nuestros pueblos. Como sistema consta de elementos criticables pero nos compensa en la suma global.
Estamos asistiendo a un debilitamiento atroz de las estructuras que habían servido como soporte a nuestra sociedad y el PP se empecina en reclamar su parte del pastel. Antepone sus intereses como partido frente a los del bien común. He aquí algunos ejemplos de los que no vamos mal surtidos:
-críticando destructivamente al Gobierno ante la caída de la primera caja de ahorros
-intentando desenfrenadamente el acaparamiento de poder en Caja Madrid
-inculpando al Gobierno por las tasas de paro
-manipulando con los repartos del agua en comunidades donde existe conflicto
-dividiendo a la sociedad con moralinas trasnochadas que nadie duda de disparatadas
-reabriendo debates acallados durante la etapa conservadora
-utilizando la calle para el alboroto social y el insulto
-utilizando los foros para desacreditar y atacar y pocas veces para proponer o aliviar cargas
-ofreciendo a la opinión pública internacional una visión desajustada de nuestro país
y un sinfín de argumentos más que podríamos citar para entender la deslealtad de este partido ávido de poder.
El formato ha cambiado poco desde la legislatura pasada. El insulto y la bronca barriobajera han cedido paso a voces en apariencia más abemoladas que se lanzan a morder a dentelladas a la mínima oportunidad con aquella finura que se enseña en los colegios de pago.
Ven ustedes como no soy tan incauto. Creo en la política, creo en algunos políticos, creo que a veces, como a buen seguro ocurre ahora, es mejor para todos callar y no pregonar según qué cosas delicadas. Creo que a eso se le llama política de Estado. Y no creo, por seguir hablando de fe, en esos dirigentes que se frotan las manos cuando mi hermana no llega a fin de mes con tal de deshacerse de Zapatero.
No obstante, no cumplo un dogma de fe en ningún caso. Hace tiempo que no me caso ni con la madre que me parió y menos en cuanto a política se refiere. Conviene redirigir los términos para entendernos un poco mejor.
Las personas (todas) somos corrompibles porque adoramos el poder. Nos encanta el dinero y el agasajo como nada en el mundo. Desde que reconocemos con franqueza nuestra naturaleza falible estamos en disposición de entender que las ideas se pueden ir al traste con tal de llenarnos los bolsillos de dinero y el ego de aplausos. Obsérvese que no interesa nunca, llegados a este punto, roer hasta el hueso con nuestras críticas al oponente ya que podríamos hacer cosas parecidas si se nos diera la ocasión.
Tener unos ideales basados en el realismo no es ni de lejos pernicioso, más bien al contrario, nos guía ante el mundo y la sociedad en estampida en la que estamos viviendo. Qué puede lograrse y qué es utópico dependerá de una multiplicidad de factores en cada momento histórico que no entraremos a valorar. Los gobiernos son como los individuos: listos o torpes, realistas o utopistas, sensatos o enfermos mentales.
El sistema político basado en la democracia ha demostrado hasta la fecha ser el menos malo de todos los recursos utilizados para guiar a nuestros pueblos. Como sistema consta de elementos criticables pero nos compensa en la suma global.
Estamos asistiendo a un debilitamiento atroz de las estructuras que habían servido como soporte a nuestra sociedad y el PP se empecina en reclamar su parte del pastel. Antepone sus intereses como partido frente a los del bien común. He aquí algunos ejemplos de los que no vamos mal surtidos:
-críticando destructivamente al Gobierno ante la caída de la primera caja de ahorros
-intentando desenfrenadamente el acaparamiento de poder en Caja Madrid
-inculpando al Gobierno por las tasas de paro
-manipulando con los repartos del agua en comunidades donde existe conflicto
-dividiendo a la sociedad con moralinas trasnochadas que nadie duda de disparatadas
-reabriendo debates acallados durante la etapa conservadora
-utilizando la calle para el alboroto social y el insulto
-utilizando los foros para desacreditar y atacar y pocas veces para proponer o aliviar cargas
-ofreciendo a la opinión pública internacional una visión desajustada de nuestro país
y un sinfín de argumentos más que podríamos citar para entender la deslealtad de este partido ávido de poder.
El formato ha cambiado poco desde la legislatura pasada. El insulto y la bronca barriobajera han cedido paso a voces en apariencia más abemoladas que se lanzan a morder a dentelladas a la mínima oportunidad con aquella finura que se enseña en los colegios de pago.
Ven ustedes como no soy tan incauto. Creo en la política, creo en algunos políticos, creo que a veces, como a buen seguro ocurre ahora, es mejor para todos callar y no pregonar según qué cosas delicadas. Creo que a eso se le llama política de Estado. Y no creo, por seguir hablando de fe, en esos dirigentes que se frotan las manos cuando mi hermana no llega a fin de mes con tal de deshacerse de Zapatero.
jueves, 26 de marzo de 2009
Vivir el evangelio
Vuelvo a levantar mi voz en contra del sostenimiento por parte del Estado de la red de colegios religiosos concertados en los términos en que ahora se produce. Sabemos que con los impuestos de todos los ciudadanos se están cometiendo las mayores tropelías en algunas aulas, todo ello con la vista gorda por parte de los estamentos oficiales y los responsables de educación.
Como homosexual tengo que sufrir el acoso de decenas de colegios de muchos barrios de mi ciudad que adoctrinan a sus alumnos, sin pudor alguno, en contra de los derechos de las personas con mi orientación sexual. En clases de religión o similares contextos se explica a los adolescentes que la homosexualidad no es algo natural, que se puede curar y cosas por el estilo, lo cual me produce buenas dosis de asco e indignación. No entro a calificar lo que siento si me pongo a pensar que esa homofobia está pagada por mi bolsillo.
Esta red de enseñanza sostenida por los impuestos de todos se dedica a desprestigiar, cuando le place, las políticas de izquierdas y tiene tanto poder que puede organizarse y machacar a un gobierno que le resulte incómodo para el logro de sus propósitos.
En un colegio concertado de Logroño se ha estado mostrando un vídeo a los alumnos de secundaria en el que aparecen escenas escalofriantes de fetos destrozados al lado de la cara de Zapatero y otros dirigentes socialistas. La emisión de tales imágenes trataba de persuadir al alumnado para que se opusiese a la reforma del aborto discutida en la actualidad. Pero no sólo se trataba de orientar a los chavales hacia una posición contraria a la del Gobierno. Esta ocasión se ha ido un paso más lejos que en las anteriores. Mientras ellos sonríen (Zapatero y sus Ministros), miles de vidas serán aniquiladas o algo parecido dice el documento proyectado en clases de Ética y Educación para la Ciudadanía.
La directora del colegio se ha defendido de la lluvia de críticas por parte de padres, políticos y asociaciones laicas diciendo que en el colegio sólo "intentan vivir el evangelio" y que nunca pensó que esto fuera antigubernamental. Me recuerda mucho esta profesora a aquella otra directora de un centro concertado que no aceptaba la matriculación en sus aulas de la hija menor de una pareja de lesbianas. Comparten quizá idearios parecidos rozando siempre la ilegalidad.
No le está mal empleado al PSOE por sus permanentes bajadas de pantalón ante la jerarquía católica la campaña de desprestigio, acoso y derribo que está sufriendo en sus carnes. Muchos la llevamos padeciendo desde hace años pero especialmente desde que se aprobaran leyes que nos hicieran ciudadanos de primera y tanto molestaran a los terroristas de la fe. Aún recuerdo la Plaza de Colón llena de curas, catequistas y amiguetes del PP al llegar de mi luna de miel en Nueva York. Entonces querían sacar los ojos a un Gobierno que había dignificado a muchas personas en España perseguidas y discriminadas por su homosexualidad. Ahora, en los colegios concertados inauguran una nueva campaña que puede conducir al arrastre a ZP y los suyos con el sello de la desvergüenza de la Conferencia Episcopal. Lo mismo da un lazo blanco en una cofradía andaluza que un vídeo obsceno y desproporcionado en un colegio, todo con tal de que volvamos a vivir el evangelio.
Como homosexual tengo que sufrir el acoso de decenas de colegios de muchos barrios de mi ciudad que adoctrinan a sus alumnos, sin pudor alguno, en contra de los derechos de las personas con mi orientación sexual. En clases de religión o similares contextos se explica a los adolescentes que la homosexualidad no es algo natural, que se puede curar y cosas por el estilo, lo cual me produce buenas dosis de asco e indignación. No entro a calificar lo que siento si me pongo a pensar que esa homofobia está pagada por mi bolsillo.
Esta red de enseñanza sostenida por los impuestos de todos se dedica a desprestigiar, cuando le place, las políticas de izquierdas y tiene tanto poder que puede organizarse y machacar a un gobierno que le resulte incómodo para el logro de sus propósitos.
En un colegio concertado de Logroño se ha estado mostrando un vídeo a los alumnos de secundaria en el que aparecen escenas escalofriantes de fetos destrozados al lado de la cara de Zapatero y otros dirigentes socialistas. La emisión de tales imágenes trataba de persuadir al alumnado para que se opusiese a la reforma del aborto discutida en la actualidad. Pero no sólo se trataba de orientar a los chavales hacia una posición contraria a la del Gobierno. Esta ocasión se ha ido un paso más lejos que en las anteriores. Mientras ellos sonríen (Zapatero y sus Ministros), miles de vidas serán aniquiladas o algo parecido dice el documento proyectado en clases de Ética y Educación para la Ciudadanía.
La directora del colegio se ha defendido de la lluvia de críticas por parte de padres, políticos y asociaciones laicas diciendo que en el colegio sólo "intentan vivir el evangelio" y que nunca pensó que esto fuera antigubernamental. Me recuerda mucho esta profesora a aquella otra directora de un centro concertado que no aceptaba la matriculación en sus aulas de la hija menor de una pareja de lesbianas. Comparten quizá idearios parecidos rozando siempre la ilegalidad.
No le está mal empleado al PSOE por sus permanentes bajadas de pantalón ante la jerarquía católica la campaña de desprestigio, acoso y derribo que está sufriendo en sus carnes. Muchos la llevamos padeciendo desde hace años pero especialmente desde que se aprobaran leyes que nos hicieran ciudadanos de primera y tanto molestaran a los terroristas de la fe. Aún recuerdo la Plaza de Colón llena de curas, catequistas y amiguetes del PP al llegar de mi luna de miel en Nueva York. Entonces querían sacar los ojos a un Gobierno que había dignificado a muchas personas en España perseguidas y discriminadas por su homosexualidad. Ahora, en los colegios concertados inauguran una nueva campaña que puede conducir al arrastre a ZP y los suyos con el sello de la desvergüenza de la Conferencia Episcopal. Lo mismo da un lazo blanco en una cofradía andaluza que un vídeo obsceno y desproporcionado en un colegio, todo con tal de que volvamos a vivir el evangelio.
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lunes, 23 de marzo de 2009
La tarde de Ronda
Por una tortuosa carretera que profana un frondoso bosque se llega a Ronda, ciudad taurina y romántica.
El Parque Natural de la Sierra de las Nieves está esculpido en la roca con cincel de agua dulce. Los pinsapos milenarios reciben hospitalariamente al visitante capitalino de pulmones embotados por humos de urbe tóxica.
Corona la escena un cielo roto como por el mismo Greco y el sol ilumina un rocío prehistórico proyectándose uniformes sombras en el mantillo verde.
Al medio día nuestros pies de caucho nos dirigen a la Casa del Rey Moro para remozarnos con las milagrosas aguas del río Guadalevín. Rodeados de jardines afrancesados enmarcados en vistosa azulejería, reposan allí palabras quebradas por cumbres y sueños de poeta en desengaño.
Escaleras que ahora suben
peldaños que nunca descienden
da gritos de pena el monte
por los hijos que se mueren.
Bajo un calvario de cruces
raspadas en la roca fría por algún pío cristiano
nos cruzamos con una Princesa mora
y su Príncipe sevillano.
Ella es guerrera noble
con alma de vieja gitana
conocedora de hechizos
que hacen serenar los dramas.
Él de tez fina y engolfada
verbo fácil y risueño
de espaldas anchas y prietas
buenas para limpieza de espadas.
Nosotros, dos gorriones huérfanos
de calle empedrada
cantando versos y ensalmos
a viandantes presos en sus telarañas.
Aquellos ojos morunos
de recta mirada
nos hicieron comprar sedas
en el zoco de su plaza.
Aquellas valientes manos
de pluma gruesa empuñada
fueron el deleite mío y de mi amado
en camas soñadas.
Luego se pasó la tarde
a la callanda
las hiedras fueron testigo
del partir y las miradas.
Llegó un ocaso más joven
que puso en vilo estas carnes tan rasgadas
de llegar siempre a deshora
de músicas descompasadas.
Quedan por siempre sus tallas
y el placer de contemplarlas
como versos rotos quedan
por recomponer en Málaga.
Por lo soñado en Ronda, vivido donde se viven los sueños.
A los compradores de nuestros ensalmos.
El Parque Natural de la Sierra de las Nieves está esculpido en la roca con cincel de agua dulce. Los pinsapos milenarios reciben hospitalariamente al visitante capitalino de pulmones embotados por humos de urbe tóxica.
Corona la escena un cielo roto como por el mismo Greco y el sol ilumina un rocío prehistórico proyectándose uniformes sombras en el mantillo verde.
Al medio día nuestros pies de caucho nos dirigen a la Casa del Rey Moro para remozarnos con las milagrosas aguas del río Guadalevín. Rodeados de jardines afrancesados enmarcados en vistosa azulejería, reposan allí palabras quebradas por cumbres y sueños de poeta en desengaño.
Escaleras que ahora suben
peldaños que nunca descienden
da gritos de pena el monte
por los hijos que se mueren.
Bajo un calvario de cruces
raspadas en la roca fría por algún pío cristiano
nos cruzamos con una Princesa mora
y su Príncipe sevillano.
Ella es guerrera noble
con alma de vieja gitana
conocedora de hechizos
que hacen serenar los dramas.
Él de tez fina y engolfada
verbo fácil y risueño
de espaldas anchas y prietas
buenas para limpieza de espadas.
Nosotros, dos gorriones huérfanos
de calle empedrada
cantando versos y ensalmos
a viandantes presos en sus telarañas.
Aquellos ojos morunos
de recta mirada
nos hicieron comprar sedas
en el zoco de su plaza.
Aquellas valientes manos
de pluma gruesa empuñada
fueron el deleite mío y de mi amado
en camas soñadas.
Luego se pasó la tarde
a la callanda
las hiedras fueron testigo
del partir y las miradas.
Llegó un ocaso más joven
que puso en vilo estas carnes tan rasgadas
de llegar siempre a deshora
de músicas descompasadas.
Quedan por siempre sus tallas
y el placer de contemplarlas
como versos rotos quedan
por recomponer en Málaga.
Por lo soñado en Ronda, vivido donde se viven los sueños.
A los compradores de nuestros ensalmos.
viernes, 20 de marzo de 2009
Cercano siempre a la locura
Hay un cementerio en el que me gustaría vivir. Se encuentra en algún punto perdido de la geografía andaluza hermanado con Málaga.
Desde él se puede ver amanecer poseyendo el sol y envolverse con las nubes que coronan la montaña que observa la esotérica estampa.
Sus privilegiados habitantes reposan en la misma eternidad que soñó Antonio Gala, dejando su alma caer entre versos lorquianos, verdes que te quiero verdes prados, verdes ramas...
En las calles huele a azahar durante las breves noches de verano mientras el grillo regala a la luna interminables sinfonías de cuerda.
La cal de sus casas me trae a la mente un gran libro, uno sin principio ni fin en el que pueden leerse vidas ahora silenciadas, en el que se escribirán más romances y sueños por cumplir que quedaron emborronados bajo aquella falda larga y negra.
Su enterrador es un hombre curtido por el mismo sol y la misma luna cómplices ahora de sus locuras y hechizos para burlar a la muerte.
Es dicharachero y mira a los ojos como el pocero amarra el cubo para extraer líquido del fondo.
Se sabe importante porque es guardián de promesas incumplidas y es una frágil columna pensada para permenecer recta pero constrída de materiales innobles.
Cuenta que un día vio pasear por callejuelas a familiares y amigos y también los vio en el mercado o arrancando tomillo en el monte durante aquella romería en honor a San Sebastián.
No quiere tropezar con aquel osario de dramas pero cada día se topa con él para dar fe de lo efímero del hombre. Se refugia tras una espesa cortina de humo y de esa forma, siendo a la vez hombre y niño en pleito, enternece al visitante.
Se cita allí cada día con el duende y la guitarra mientras cava con su pala un nuevo agujero de llantos. Cercano siempre a la locura, siente la soledad sostenida entre el principio y el fin y espera que aquel humo le haga ver otra cara del hombre y sus anhelos.
Si os perdéis por un bosque de matorral y olivo coronado por un sol justiciero que envía lanzas prendidas desde lo alto al eclosionar la primavera, si vuestros pasos os conducen por algún motivo incierto hasta aquel Pueblo Divino tocado de la pureza del blanco, preguntadle a él por este viaje. A buen seguro os acogerá con el graciejo de los lugareños y la sabiduría del filósofo griego. Si ya no está, no se apene vuestro corazón pues se reunió con los suyos en aquel pueblecito blanco o metálico como la luna.
Desde él se puede ver amanecer poseyendo el sol y envolverse con las nubes que coronan la montaña que observa la esotérica estampa.
Sus privilegiados habitantes reposan en la misma eternidad que soñó Antonio Gala, dejando su alma caer entre versos lorquianos, verdes que te quiero verdes prados, verdes ramas...
En las calles huele a azahar durante las breves noches de verano mientras el grillo regala a la luna interminables sinfonías de cuerda.
La cal de sus casas me trae a la mente un gran libro, uno sin principio ni fin en el que pueden leerse vidas ahora silenciadas, en el que se escribirán más romances y sueños por cumplir que quedaron emborronados bajo aquella falda larga y negra.
Su enterrador es un hombre curtido por el mismo sol y la misma luna cómplices ahora de sus locuras y hechizos para burlar a la muerte.
Es dicharachero y mira a los ojos como el pocero amarra el cubo para extraer líquido del fondo.
Se sabe importante porque es guardián de promesas incumplidas y es una frágil columna pensada para permenecer recta pero constrída de materiales innobles.
Cuenta que un día vio pasear por callejuelas a familiares y amigos y también los vio en el mercado o arrancando tomillo en el monte durante aquella romería en honor a San Sebastián.
No quiere tropezar con aquel osario de dramas pero cada día se topa con él para dar fe de lo efímero del hombre. Se refugia tras una espesa cortina de humo y de esa forma, siendo a la vez hombre y niño en pleito, enternece al visitante.
Se cita allí cada día con el duende y la guitarra mientras cava con su pala un nuevo agujero de llantos. Cercano siempre a la locura, siente la soledad sostenida entre el principio y el fin y espera que aquel humo le haga ver otra cara del hombre y sus anhelos.
Si os perdéis por un bosque de matorral y olivo coronado por un sol justiciero que envía lanzas prendidas desde lo alto al eclosionar la primavera, si vuestros pasos os conducen por algún motivo incierto hasta aquel Pueblo Divino tocado de la pureza del blanco, preguntadle a él por este viaje. A buen seguro os acogerá con el graciejo de los lugareños y la sabiduría del filósofo griego. Si ya no está, no se apene vuestro corazón pues se reunió con los suyos en aquel pueblecito blanco o metálico como la luna.
lunes, 16 de marzo de 2009
Capítulos apócrifos
Aquella tarde fue nueva por no vivida, pero será recordada.
Ocupé mi butaca puntualmente dejando atrás el frío y las sombras de un invierno largo. Pronto vendrían más heladas en medio de los calores.
La música brotó de entre las tablas de un viejo escenario testigo del mismo ritual tantas veces. Cambió la luz dentro y fuera siguió el día con una tarde larga, larga.
Los músculos se tensaron y mis pupilas se abrieron como paracaídas buscando el aterrizaje perfecto.
Un baile de sonrisas inauguraba una primavera nueva, aún inmaculada. Por escribir estaba todo en las páginas blancas de la sensualidad que resucitaba higos y granadas encarnadas. Y en carne viva mi alma, rabiosa por detener el tiempo en el tocamiento de aquellas gracias.
Él apretaba mi mano fuertemente para atravesarla con la complicidad de tantos capítulos apócrifos.
Al rato llegó ella. Quizá siempre estuvo allí pero los focos de la pasión me distrajeron de verla antes. La que llora el poeta en sus desvelos, aquella risueña anfitriona de toda fiesta, me observaba.
Un espasmo recorrió este alma temblorosa conocedora de su triste destino. Finalmente pude dar mis primeros pasos tras la siesta. Después el telón siguió abriéndose y cerrándose a una velocidad de vértigo y el genio me arrastró con él y me prometió un paseo entre bambalinas. Aquel caminar me recordaría que había llegado el tiempo del paraíso de una novela que leí en mi primera juventud. Me recordaría que un día viví como santo lo inconfesable y hoy lo estaba celebrando con taquicardias de colores y pompones rojos de animadoras de serie de televisión adolescente.
Al final del trayecto unos versos caen al suelo o al infierno. Él los rescata de las llamas. Entonces se releen otras letras guardianas de sentimientos de veranos rojos y se escriben párrafos nuevos con antiguas plumas siendo Tú mi tintero. Siendo Tú la sangre que, frenética y desesperada, ata nudos en mi imaginación y los desata en mi cama. El aceite de este viejo candil que no se apaga. Siempre Tú entre mis bambalinas, paseando tus artes por mis tablas...
Para ti, también esta primavera.
De J.
Ocupé mi butaca puntualmente dejando atrás el frío y las sombras de un invierno largo. Pronto vendrían más heladas en medio de los calores.
La música brotó de entre las tablas de un viejo escenario testigo del mismo ritual tantas veces. Cambió la luz dentro y fuera siguió el día con una tarde larga, larga.
Los músculos se tensaron y mis pupilas se abrieron como paracaídas buscando el aterrizaje perfecto.
Un baile de sonrisas inauguraba una primavera nueva, aún inmaculada. Por escribir estaba todo en las páginas blancas de la sensualidad que resucitaba higos y granadas encarnadas. Y en carne viva mi alma, rabiosa por detener el tiempo en el tocamiento de aquellas gracias.
Él apretaba mi mano fuertemente para atravesarla con la complicidad de tantos capítulos apócrifos.
Al rato llegó ella. Quizá siempre estuvo allí pero los focos de la pasión me distrajeron de verla antes. La que llora el poeta en sus desvelos, aquella risueña anfitriona de toda fiesta, me observaba.
Un espasmo recorrió este alma temblorosa conocedora de su triste destino. Finalmente pude dar mis primeros pasos tras la siesta. Después el telón siguió abriéndose y cerrándose a una velocidad de vértigo y el genio me arrastró con él y me prometió un paseo entre bambalinas. Aquel caminar me recordaría que había llegado el tiempo del paraíso de una novela que leí en mi primera juventud. Me recordaría que un día viví como santo lo inconfesable y hoy lo estaba celebrando con taquicardias de colores y pompones rojos de animadoras de serie de televisión adolescente.
Al final del trayecto unos versos caen al suelo o al infierno. Él los rescata de las llamas. Entonces se releen otras letras guardianas de sentimientos de veranos rojos y se escriben párrafos nuevos con antiguas plumas siendo Tú mi tintero. Siendo Tú la sangre que, frenética y desesperada, ata nudos en mi imaginación y los desata en mi cama. El aceite de este viejo candil que no se apaga. Siempre Tú entre mis bambalinas, paseando tus artes por mis tablas...
Para ti, también esta primavera.
De J.
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poesía
martes, 10 de marzo de 2009
Una victoria de la ciencia sobre la religión
Obama ha vuelto a sorprenderme.
Hace apenas unas horas se ha rodeado de científicos para levantar las restricciones al uso de fondos para la investigación con células madre.
No es preciso recordar que Bush (simpatizante de ideas creacionistas más que evolucionistas) había puesto la zancadilla al avance de estas investigaciones, cerrando el grifo del dinero destinado a las mismas. Bush, aquel Presidente al que Dios hablaba y del que ahora no habla ni Dios. Aquel que será eternamente recordado en los libros como inventor de invasiones-negocio para favorecer a sus amigotes.
Muy dispuesto a desterrar algunas supercherías del montón de mierda que algunos en el poder habían impuesto a la sociedad americana en la última década, aparece Obama abanderando un cierto sentido común, una cierta tendencia cientificista que nos gusta. Las respuestas a modo de golpes no se han hecho esperar. Los enemigos del avance científico, los enemigos del progreso del hombre y la mujer en su permenente reto con la muerte, se han unido de nuevo para emprender su enésima cruzada. El Vaticano, ensañado estos días con el padre de Eluana Englaro, ha sacado un rato de su tiempo para tachar a Obama de enemigo público. Su decisión ha dicho "no está ética ni cientificamente motivada o justificada". Eso dijo la voz de la locura, la intransigencia, el odio y la superstición para ir arrimando troncos a la hoguera en la que hayan de prender fuego al nuevo blasfemo.
Otras instituciones simpatizantes y grupúsculos de presión y poder (esto si son lobbies y no los gays) tampoco se han andado con remilgos en su condena.
Sabemos por intución, más que por demostración, que Obama tampoco es libre en sus decisiones. No somos tan cándidos para pensar lo contrario. No obstante nos alegramos profundamente de que sus amos no sean los mismos que idiotizaron al presidente anterior.
Detrás de todo este cacareo se esconde un viejo y ensuciado dilema: la guerra intestina entre los que consideran que un embrión es ya una criatura y los que pensamos que no es así. Creen algunos fundamentalistas religiosos y otros de la derecha que manipular parte de ese embrión sería un atentado contra la vida. Entonces equiparan al científico dispuesto a ello con un asesino, y al gobierno que lo sostiene, con una especie de mafia. No nos llevemos a engaño. Sabemos que la mafia se mueve por presión, chantaje y coacción y nunca ha sido ése el ideario de la ciencia.
Yo resuelvo esto de una manera llana pero efectiva. Hace años aprendí en la consulta de un psicólogo que si viene una barca a rescatarnos de un naufragio a la persona que más quiero y a mí y no hay espacio más que para uno de los dos en la embarcación, soy yo el que debo acogerme a la salvación sin dilación. Hago extrapolable este razonamiento al tema que nos traemos entre manos. ¿Por qué es más importante la vida en potencia de un embrión que la mía propia? ¿No es mejor acogerse siempre al principio de autorrespeto y supervivencia?
La vida puede resultar amarga en algunos casos. Creo que todo camino de esperanza que se nos abra para mejorar la calidad de nuestra existencia es una oportunidad que no debemos desaprovechar. He de confesarles que me ha ido mucho mejor de unos años a esta parte, desde que deseché todo cuanto pude mi pensamiento ignorante y lo sustituí por uno más realista y científico. Me considero hoy una persona menos manipulable y, por consiguiente, más satisfecha y feliz. Sé que el camino del conocimiento está lleno de zarzas espinosas que hay que sortear a diario. Acepto esto antes que los dogmas que me apresaban ayer.
Huyo de los iluminados y rezo, aunque suene a pura paradoja, para que no lleguen más a nuestros gobiernos.
El Vaticano ha dicho de este episodio que ha sido "una triste victoria de la política sobre la ciencia y la ética". Yo soy de la opinión de la Premio Nobel de Medicina Rita Levi Montalcini : la de estos días ha sido una decisión "de gran importancia para el futuro de la humanidad"
Amén.
Hasta mañana defensores de la ciencia. Hasta mañana aprovechados de las debilidades. Hasta mañana comprometidos con dignificar la vida. Hasta mañana J.
Hace apenas unas horas se ha rodeado de científicos para levantar las restricciones al uso de fondos para la investigación con células madre.
No es preciso recordar que Bush (simpatizante de ideas creacionistas más que evolucionistas) había puesto la zancadilla al avance de estas investigaciones, cerrando el grifo del dinero destinado a las mismas. Bush, aquel Presidente al que Dios hablaba y del que ahora no habla ni Dios. Aquel que será eternamente recordado en los libros como inventor de invasiones-negocio para favorecer a sus amigotes.
Muy dispuesto a desterrar algunas supercherías del montón de mierda que algunos en el poder habían impuesto a la sociedad americana en la última década, aparece Obama abanderando un cierto sentido común, una cierta tendencia cientificista que nos gusta. Las respuestas a modo de golpes no se han hecho esperar. Los enemigos del avance científico, los enemigos del progreso del hombre y la mujer en su permenente reto con la muerte, se han unido de nuevo para emprender su enésima cruzada. El Vaticano, ensañado estos días con el padre de Eluana Englaro, ha sacado un rato de su tiempo para tachar a Obama de enemigo público. Su decisión ha dicho "no está ética ni cientificamente motivada o justificada". Eso dijo la voz de la locura, la intransigencia, el odio y la superstición para ir arrimando troncos a la hoguera en la que hayan de prender fuego al nuevo blasfemo.
Otras instituciones simpatizantes y grupúsculos de presión y poder (esto si son lobbies y no los gays) tampoco se han andado con remilgos en su condena.
Sabemos por intución, más que por demostración, que Obama tampoco es libre en sus decisiones. No somos tan cándidos para pensar lo contrario. No obstante nos alegramos profundamente de que sus amos no sean los mismos que idiotizaron al presidente anterior.
Detrás de todo este cacareo se esconde un viejo y ensuciado dilema: la guerra intestina entre los que consideran que un embrión es ya una criatura y los que pensamos que no es así. Creen algunos fundamentalistas religiosos y otros de la derecha que manipular parte de ese embrión sería un atentado contra la vida. Entonces equiparan al científico dispuesto a ello con un asesino, y al gobierno que lo sostiene, con una especie de mafia. No nos llevemos a engaño. Sabemos que la mafia se mueve por presión, chantaje y coacción y nunca ha sido ése el ideario de la ciencia.
Yo resuelvo esto de una manera llana pero efectiva. Hace años aprendí en la consulta de un psicólogo que si viene una barca a rescatarnos de un naufragio a la persona que más quiero y a mí y no hay espacio más que para uno de los dos en la embarcación, soy yo el que debo acogerme a la salvación sin dilación. Hago extrapolable este razonamiento al tema que nos traemos entre manos. ¿Por qué es más importante la vida en potencia de un embrión que la mía propia? ¿No es mejor acogerse siempre al principio de autorrespeto y supervivencia?
La vida puede resultar amarga en algunos casos. Creo que todo camino de esperanza que se nos abra para mejorar la calidad de nuestra existencia es una oportunidad que no debemos desaprovechar. He de confesarles que me ha ido mucho mejor de unos años a esta parte, desde que deseché todo cuanto pude mi pensamiento ignorante y lo sustituí por uno más realista y científico. Me considero hoy una persona menos manipulable y, por consiguiente, más satisfecha y feliz. Sé que el camino del conocimiento está lleno de zarzas espinosas que hay que sortear a diario. Acepto esto antes que los dogmas que me apresaban ayer.
Huyo de los iluminados y rezo, aunque suene a pura paradoja, para que no lleguen más a nuestros gobiernos.
El Vaticano ha dicho de este episodio que ha sido "una triste victoria de la política sobre la ciencia y la ética". Yo soy de la opinión de la Premio Nobel de Medicina Rita Levi Montalcini : la de estos días ha sido una decisión "de gran importancia para el futuro de la humanidad"
Amén.
Hasta mañana defensores de la ciencia. Hasta mañana aprovechados de las debilidades. Hasta mañana comprometidos con dignificar la vida. Hasta mañana J.
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domingo, 8 de marzo de 2009
El demonio y la santa o las Cuatro Nobles Verdades
Cuentan que en una ocasión estando Santa Teresa en la soledad de su celda llegó el demonio y le dijo:
-Teresa, ¿para qué rezas? Si crees que te vas a salvar del fuego eterno, ¿para qué rezas? Y si crees que te vas a condenar en medio de las llamas y el azufre ¿para qué rezas?
El silencio se hizo más profundo y hondo que nunca antes en aquella sala.
Teresa escuchó atentamente aquellas palabras que como llamaradas de lava brotaban de boca de El Caído. Aguardó unos instantes antes de empezar a hablar. Al final dijo:
-Demonio, ¿para qué me tientas? Si crees que me voy a salvar acude en busca de otros impíos a los que puedas corromper. Y si crees que me voy a condenar, ¿por qué me tientas? Ve al encuentro de otras almas puras y sedúcelas con tus obscenidades.
Con esto, el demonio quedó tan perplejo y contrariado que, una vez hubo retenido las palabras en su malévola mente, se alejó para siempre de aquella celda.
Las preocupaciones nos asaltan constantemente en nuestras vidas. Vienen a visitarnos porque forman parte del proceso natural de estar vivos y del precio que pagamos por ello. Así nos lo enseña la Primera Noble Verdad del Budismo: "La vida es sufrimiento".
Si en alguna ocasión hemos creído como algunos han pretendido que el "duhkha" o miedo, el enojo, la desilusión, la frustración (dentro del plano psicológico) y las enfermedades, el cansancio, la vejez y la muerte (en el plano físico) podían ser borrados de nuestros días, estábamos tremendamente equivocados.
La santa conocía desde la experiencia los sinsabores de la vida. Pero había un conocimiento más importante en el repertorio de esta mujer. El sufrimiento puede ser superado y la felicidad puede ser alcanzanda. Este es el contenido de la Tercera Noble Verdad del Budismo. Las preocupaciones nos asaltan durante el día y la noche pero conocemos bien el antídoto para tratar con ellas. Si abandonamos el deseo desmedido y el anhelo apasionado nos convertimos en habitantes del presente. Aprender a vivir cada momento con la mayor calidad posible es el secreto de aquellos que alcanzan el Nirvana. Teresa conocía ese estado y la oración la mantenía cercana a la dicha y la paz interna.
Habiéndoles contado ya la esencia de la Tercera Noble Verdad, conocen la Segunda. Al sufrimiento llegamos por el anhelo desmedido. Hemos de conocer bien nuestros límites y el lugar donde depositamos nuestras aspiraciones. Una vida completa no equivale a una agenda completa, ni a un hogar completo, ni a un monedero rebosante. La plenitud nace de dentro, nunca de fuera.
La Cuarta Noble Verdad nos revela el camino que nos lleva a trascender el sufrimiento. A este camino o Noble Sendero se llega por la comprensión, el pensamiento, la palabra, la acción, el sustento, el esfuerzo, la plenitud mental y la concentración.
Comprendemos al acercarnos al otro.
Pensamos bien al querermos mucho y bien.
Dominamos la palabra cuando es más que un arma, una herramienta.
Actuamos virtuosamente cuando nos mueve el amor.
Nos alimentamos de lo mejor si respetamos la Naturaleza.
Esfuerzo es igual a dignidad.
Somos plenos mentalmente si permanecemos en el silencio, en la quietud y la calma.
Si nos detenemos en lo bello y le hacemos un monumento, tenemos nuestros sentidos apaciguados, concentrados.
La vida entera está puesta a nuestro servicio para su aprovechamiento en el aprendizaje.
Doy gracias por tener a un Buda muy cerca. Gracias porque cada día ilumina con sus destellos a los que se cruzan en su camino y a mí me regala sus horas extra.
Para cuando llegue el demonio a mi alcoba, que seguro llegará, ya sabré qué responderle. He tenido maestros extraordinarios en el arte de espantar al miedo, no sólo en los libros sino de carne y hueso.
Para otros dos aspirantes a Buda, como yo. Porque nos ha unido el camino y ha sido maravilloso conoceros en la imperfección y el empeño. Por vuestras palabras de cariño.
Gracias.
-Teresa, ¿para qué rezas? Si crees que te vas a salvar del fuego eterno, ¿para qué rezas? Y si crees que te vas a condenar en medio de las llamas y el azufre ¿para qué rezas?
El silencio se hizo más profundo y hondo que nunca antes en aquella sala.
Teresa escuchó atentamente aquellas palabras que como llamaradas de lava brotaban de boca de El Caído. Aguardó unos instantes antes de empezar a hablar. Al final dijo:
-Demonio, ¿para qué me tientas? Si crees que me voy a salvar acude en busca de otros impíos a los que puedas corromper. Y si crees que me voy a condenar, ¿por qué me tientas? Ve al encuentro de otras almas puras y sedúcelas con tus obscenidades.
Con esto, el demonio quedó tan perplejo y contrariado que, una vez hubo retenido las palabras en su malévola mente, se alejó para siempre de aquella celda.
Las preocupaciones nos asaltan constantemente en nuestras vidas. Vienen a visitarnos porque forman parte del proceso natural de estar vivos y del precio que pagamos por ello. Así nos lo enseña la Primera Noble Verdad del Budismo: "La vida es sufrimiento".
Si en alguna ocasión hemos creído como algunos han pretendido que el "duhkha" o miedo, el enojo, la desilusión, la frustración (dentro del plano psicológico) y las enfermedades, el cansancio, la vejez y la muerte (en el plano físico) podían ser borrados de nuestros días, estábamos tremendamente equivocados.
La santa conocía desde la experiencia los sinsabores de la vida. Pero había un conocimiento más importante en el repertorio de esta mujer. El sufrimiento puede ser superado y la felicidad puede ser alcanzanda. Este es el contenido de la Tercera Noble Verdad del Budismo. Las preocupaciones nos asaltan durante el día y la noche pero conocemos bien el antídoto para tratar con ellas. Si abandonamos el deseo desmedido y el anhelo apasionado nos convertimos en habitantes del presente. Aprender a vivir cada momento con la mayor calidad posible es el secreto de aquellos que alcanzan el Nirvana. Teresa conocía ese estado y la oración la mantenía cercana a la dicha y la paz interna.
Habiéndoles contado ya la esencia de la Tercera Noble Verdad, conocen la Segunda. Al sufrimiento llegamos por el anhelo desmedido. Hemos de conocer bien nuestros límites y el lugar donde depositamos nuestras aspiraciones. Una vida completa no equivale a una agenda completa, ni a un hogar completo, ni a un monedero rebosante. La plenitud nace de dentro, nunca de fuera.
La Cuarta Noble Verdad nos revela el camino que nos lleva a trascender el sufrimiento. A este camino o Noble Sendero se llega por la comprensión, el pensamiento, la palabra, la acción, el sustento, el esfuerzo, la plenitud mental y la concentración.
Comprendemos al acercarnos al otro.
Pensamos bien al querermos mucho y bien.
Dominamos la palabra cuando es más que un arma, una herramienta.
Actuamos virtuosamente cuando nos mueve el amor.
Nos alimentamos de lo mejor si respetamos la Naturaleza.
Esfuerzo es igual a dignidad.
Somos plenos mentalmente si permanecemos en el silencio, en la quietud y la calma.
Si nos detenemos en lo bello y le hacemos un monumento, tenemos nuestros sentidos apaciguados, concentrados.
La vida entera está puesta a nuestro servicio para su aprovechamiento en el aprendizaje.
Doy gracias por tener a un Buda muy cerca. Gracias porque cada día ilumina con sus destellos a los que se cruzan en su camino y a mí me regala sus horas extra.
Para cuando llegue el demonio a mi alcoba, que seguro llegará, ya sabré qué responderle. He tenido maestros extraordinarios en el arte de espantar al miedo, no sólo en los libros sino de carne y hueso.
Para otros dos aspirantes a Buda, como yo. Porque nos ha unido el camino y ha sido maravilloso conoceros en la imperfección y el empeño. Por vuestras palabras de cariño.
Gracias.
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viernes, 6 de marzo de 2009
Hablando de todo un poco
De vez en cuando me gusta acercarme a las fuentes, al origen de las tendencias, a los representantes en ese momento de la esencia misma de los idearios. Hoy he compartido espacio físico y psicológico con Carmen Alborch gracias a la invitación que me hizo una amiga para acudir a una mesa de debate sobre la "violencia de género". Alborch ha sido, por su trayectoria siempre ligada al feminismo y la lucha por la igualdad de sexos, la estrella de la tarde.
Su discurrir me gusta. Su personalidad es cercana, demasiado llana para mi gusto. Yo si fuera ex ministro invertiría algo más en asesoría de imagen y daría unos cuantos retoques a mi dialéctica. Ocurre que yo soy algo chulesco y redicho. Simulo comerme el mundo al abrir la boca cuando en realidad busco refugio para guarecerme de tanto estímulo adverso. Prosigamos por el punto en el que estábamos.
La intervención de tan ilustre ciudadana de Valencia ha sido oportuna dentro del calendario de actos para promocionar la celebración del Día de la Mujer Trabajadora.
Tras el desatino de una presentación poco ordenada, (que trataba de situar a los asistentes frente a tan compleja realidad como son los malos tratos en el hogar) aderezada por estadísticas y apuntes de legislación para el lucimiento de este Gobierno, se abrió el turno de preguntas o sugerencias.
Entonces, ni cortos ni perezosos, dos mariquitas colados en la fiesta sin previa invitación formal tomaron la palabra para reconducir el debate:
"Sin ser el tema de la tarde, hemos de reconocer que la lucha del colectivo homosexual es inseparable de la de los derechos de la mujer. Siempre hemos caminado juntos, siempre pisoteados por la sociedad patriarcal y machista. Por eso con cada hostia que recibe una mujer se daña un poco más nuestra dignidad como personas. Es de suponer que cuando esos matones pierdan el poder al que se aferraron durante siglos, empezarán a darnos golpes también a nosotros por nuestra contribución a que los roles cambien. El machismo y la homofobia suelen ir unidos hasta la muerte, por desgracia.
Hablando de todo un poco, el Gobierno prometió un endurecimento de la ley para perseguir la discriminación por orientación sexual. Zapatero se presentó durante un tiempo como defensor de las causas perdidas de esta sociedad. ¿Para cuándo esa Ley de Igualdad de Trato y no Discriminación que tanta falta hace? ¿Nos hemos quedado huérfanos de Gobierno después de tanto bombo y platillo? ¿A qué santo tanta foto con el número dos del Vaticano y por qué tantas palmaditas en el hombro dándole dinerito fresco?"
A lo que nuestro ilustre personaje respondió tomando apuntes de las quejas y anunciando a los allí presentes que, muy en breve, veremos concretarse esas promesas de esta izquierda despistada que ahora nos gobierna. Esto último lo añado yo rompiendo la literalidad.
Ya tardan esas medidas legales contra los violentos que son además de machistas, homófobos. A este Gobierno tan simpatizante de la Iglesia hay que recordarle, de vez en cuando, que también existen los pecados por omisión.
Sancho se arrepintió de haber seguido a su Señor a cambio del gobierno de una ínsula. Nosotros queremos disfrutar de lo prometido y luego ya veremos si nos gusta el regalo o nos sabe a hiel.
Esperamos que Alborch haya tomado nota de verdad y las quejas lleguen muy lejos ahora que la gasolina ha bajado de precio, hablando de todo un poco.
Hasta el lunes buscadores de ínsulas prometidas. Hasta el lunes iguales que buscáis la diferencia. Hasta el lunes J.
Su discurrir me gusta. Su personalidad es cercana, demasiado llana para mi gusto. Yo si fuera ex ministro invertiría algo más en asesoría de imagen y daría unos cuantos retoques a mi dialéctica. Ocurre que yo soy algo chulesco y redicho. Simulo comerme el mundo al abrir la boca cuando en realidad busco refugio para guarecerme de tanto estímulo adverso. Prosigamos por el punto en el que estábamos.
La intervención de tan ilustre ciudadana de Valencia ha sido oportuna dentro del calendario de actos para promocionar la celebración del Día de la Mujer Trabajadora.
Tras el desatino de una presentación poco ordenada, (que trataba de situar a los asistentes frente a tan compleja realidad como son los malos tratos en el hogar) aderezada por estadísticas y apuntes de legislación para el lucimiento de este Gobierno, se abrió el turno de preguntas o sugerencias.
Entonces, ni cortos ni perezosos, dos mariquitas colados en la fiesta sin previa invitación formal tomaron la palabra para reconducir el debate:
"Sin ser el tema de la tarde, hemos de reconocer que la lucha del colectivo homosexual es inseparable de la de los derechos de la mujer. Siempre hemos caminado juntos, siempre pisoteados por la sociedad patriarcal y machista. Por eso con cada hostia que recibe una mujer se daña un poco más nuestra dignidad como personas. Es de suponer que cuando esos matones pierdan el poder al que se aferraron durante siglos, empezarán a darnos golpes también a nosotros por nuestra contribución a que los roles cambien. El machismo y la homofobia suelen ir unidos hasta la muerte, por desgracia.
Hablando de todo un poco, el Gobierno prometió un endurecimento de la ley para perseguir la discriminación por orientación sexual. Zapatero se presentó durante un tiempo como defensor de las causas perdidas de esta sociedad. ¿Para cuándo esa Ley de Igualdad de Trato y no Discriminación que tanta falta hace? ¿Nos hemos quedado huérfanos de Gobierno después de tanto bombo y platillo? ¿A qué santo tanta foto con el número dos del Vaticano y por qué tantas palmaditas en el hombro dándole dinerito fresco?"
A lo que nuestro ilustre personaje respondió tomando apuntes de las quejas y anunciando a los allí presentes que, muy en breve, veremos concretarse esas promesas de esta izquierda despistada que ahora nos gobierna. Esto último lo añado yo rompiendo la literalidad.
Ya tardan esas medidas legales contra los violentos que son además de machistas, homófobos. A este Gobierno tan simpatizante de la Iglesia hay que recordarle, de vez en cuando, que también existen los pecados por omisión.
Sancho se arrepintió de haber seguido a su Señor a cambio del gobierno de una ínsula. Nosotros queremos disfrutar de lo prometido y luego ya veremos si nos gusta el regalo o nos sabe a hiel.
Esperamos que Alborch haya tomado nota de verdad y las quejas lleguen muy lejos ahora que la gasolina ha bajado de precio, hablando de todo un poco.
Hasta el lunes buscadores de ínsulas prometidas. Hasta el lunes iguales que buscáis la diferencia. Hasta el lunes J.
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homosexualidad,
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miércoles, 4 de marzo de 2009
Follando para evadirse de tantos problemas
Hace unos años el ecologismo era una de esas parcelas en las que unos pocos tildados de raros metían sus narices para denunciar los desaguisados que se hacían en el entorno natural. Con lo que llamamos "desarrollo" y la llegada paulatina de la "sociedad del bienestar" aparecieron voces cada vez más críticas, contrarias a la gestión que se hacía de los recursos ambientales. Esas voces se agruparon y se hicieron cada vez más fuertes y útiles en sus reivindicaciones, con el único objetivo de salvar nuestro planeta de su mayor enemigo: el hombre. Ellas son hoy nuestra conciencia.
Con el crecimiento descontrolado de las ciudades en los años sesenta (improvisado y caótico las más de las veces) debido al éxodo rural, la industrialización del país, el logro de la clase media de poseer una segunda vivienda en la montaña o en la playa, la posibilidad de transportarnos por medio de un coche al alcance de cualquier bolsillo y muchos otros elementos que conforman ese extremadamente delicado "bienestar" en el que nos hemos ido instalado, comenzó el padecimiento del planeta y sus más que evidentes signos de enfermedad.
La contrucción (sin obedecer a éticas ni a estéticas) de casitas o descarados chaletazos en medio de parajes sagrados por su exuberante riqueza, ha dado tantos dolores de cabeza a este país y a sus políticos que, muchos han tenido que reconocer el daño causado y retroceder tras recibir la presión de los grupos ecologistas. Cualquier zona costera española constituye actualmente un ilustrativo ejemplo de la sinrazón cometida en las dos últimas décadas: torres de hormigón en primera línea de playa rompiendo el encanto y la poesía del lugar; carreteras y puentes donde pastaba otrora el ganado libremente, lejos del estrés y la contaminación al que ahora se ve sometido; ecosistemas echados a perder por la mano del hombre, siempre tan incauta e irrespetuosa. En suma, decenas o centenares de especies que han sufrido nuestros daños e imprudencias no pudiendo soportarlo y desapareciendo del mapa.
Durante la primera legislatura de Zapatero asistimos a un casamiento casi forzoso (los datos hablan por sí solos) de la clase política con el ecologismo. En el año que ha transcurrido desde que comenzase este segundo mandato, no ha existido política ambiental alguna.
Así lo denuncian asociaciones ecologistas con presencia en nuestro país como WWF, Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace y otras que hoy se han unido para levantar su voz frente a la pérdida de rumbo de nuestro Ejecutivo en esta materia.
Uno de los puntos por aclarar por parte de este Gobierno reside en las políticas del agua. Tampoco hemos hecho los deberes en lo que a cambio climático se refiere. A Zapatero le importa más, dijo Greenpeace España hoy, cumplir con los objetivos de Kioto a través del comercio de emisiones que reducir las mismas.
El ánimo entre las voces críticas está por los suelos. El mío tampoco está como para tirar cohetes. Menos ahora que parece que van a prohibir los espectáculos de pirotecnia en las fiestas de media Europa. Me entristece pensar que muchas personas mueren cada año debido a la mala calidad del aire en nuestras grandes ciudades y no se hace nada por evitarlo. Me entristece que no se ponga freno a la llegada de maíces trasngénicos que acaban irremediablemente en mi plato. Me entristece recordar aquel lema electoral en el que los jóvenes pedíamos a nuestro novel Presidente que no nos fallara.
Y mientras me entristezco en días lluviosos y grises como el de hoy, en el rato que me ha llevado escribir este artículo, decenas de personas se han quedado sin trabajo.
¿Dónde está mi Presidente que no le veo? Follando, para evadirse de tantos problemas.
¡Menudo Gobierno verde tenemos!
Hasta mañana Gobierno en trámites de separación del sentido común. Hasta mañana impulsores de una nueva conciencia ecológica. Hasta mañana comerciantes de lo natural. Hasta mañana J.
Con el crecimiento descontrolado de las ciudades en los años sesenta (improvisado y caótico las más de las veces) debido al éxodo rural, la industrialización del país, el logro de la clase media de poseer una segunda vivienda en la montaña o en la playa, la posibilidad de transportarnos por medio de un coche al alcance de cualquier bolsillo y muchos otros elementos que conforman ese extremadamente delicado "bienestar" en el que nos hemos ido instalado, comenzó el padecimiento del planeta y sus más que evidentes signos de enfermedad.
La contrucción (sin obedecer a éticas ni a estéticas) de casitas o descarados chaletazos en medio de parajes sagrados por su exuberante riqueza, ha dado tantos dolores de cabeza a este país y a sus políticos que, muchos han tenido que reconocer el daño causado y retroceder tras recibir la presión de los grupos ecologistas. Cualquier zona costera española constituye actualmente un ilustrativo ejemplo de la sinrazón cometida en las dos últimas décadas: torres de hormigón en primera línea de playa rompiendo el encanto y la poesía del lugar; carreteras y puentes donde pastaba otrora el ganado libremente, lejos del estrés y la contaminación al que ahora se ve sometido; ecosistemas echados a perder por la mano del hombre, siempre tan incauta e irrespetuosa. En suma, decenas o centenares de especies que han sufrido nuestros daños e imprudencias no pudiendo soportarlo y desapareciendo del mapa.
Durante la primera legislatura de Zapatero asistimos a un casamiento casi forzoso (los datos hablan por sí solos) de la clase política con el ecologismo. En el año que ha transcurrido desde que comenzase este segundo mandato, no ha existido política ambiental alguna.
Así lo denuncian asociaciones ecologistas con presencia en nuestro país como WWF, Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace y otras que hoy se han unido para levantar su voz frente a la pérdida de rumbo de nuestro Ejecutivo en esta materia.
Uno de los puntos por aclarar por parte de este Gobierno reside en las políticas del agua. Tampoco hemos hecho los deberes en lo que a cambio climático se refiere. A Zapatero le importa más, dijo Greenpeace España hoy, cumplir con los objetivos de Kioto a través del comercio de emisiones que reducir las mismas.
El ánimo entre las voces críticas está por los suelos. El mío tampoco está como para tirar cohetes. Menos ahora que parece que van a prohibir los espectáculos de pirotecnia en las fiestas de media Europa. Me entristece pensar que muchas personas mueren cada año debido a la mala calidad del aire en nuestras grandes ciudades y no se hace nada por evitarlo. Me entristece que no se ponga freno a la llegada de maíces trasngénicos que acaban irremediablemente en mi plato. Me entristece recordar aquel lema electoral en el que los jóvenes pedíamos a nuestro novel Presidente que no nos fallara.
Y mientras me entristezco en días lluviosos y grises como el de hoy, en el rato que me ha llevado escribir este artículo, decenas de personas se han quedado sin trabajo.
¿Dónde está mi Presidente que no le veo? Follando, para evadirse de tantos problemas.
¡Menudo Gobierno verde tenemos!
Hasta mañana Gobierno en trámites de separación del sentido común. Hasta mañana impulsores de una nueva conciencia ecológica. Hasta mañana comerciantes de lo natural. Hasta mañana J.
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